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La poda la siente mucho este árbol, y se
debe obrar con precaución, quitándole lo seco
y cortar los retoños del tronco y de las raíces.
La madera recibe el pulimento perfectamente
, y sirve para los torneros y ebanistas.
Se reproduce de semilla, y por barbados, estacas
y ramas.
El principal objeto del cultivo del azufaifo
es su fruto. En algunos sitios se cogen algo
antes de madurar, pues gusta el agrio agradable
que tiene; en otros maduro, y en ambos
casos, si se dejan algún tiempo, se seca la parte
carnosa, el pericarpio se endurece y pega al
hueso y queda el fruto sin gusto; en su estado
normal refrescan, calman la sed, pero su carne
no es de fácil digestión. La azufaifa es pectoral,
y algunos autores la indican para calmar
las fiebres ardientes. Se emplea en el tratamiento
de los catarros y toses producidas por
el calor. La medicina se sirve de ella para
confeccionar jarabe, y la industria para hacer
una bebida que por medio de la fermentación
resulta ser alcohólica.
J. de Hidalgo Tablada.
AZUFRADO (Agricultura y Viticultura).
Entre los agricultores, desde hace treinta años
se emplea esta palabra para indicar una operación
encaminada á distribuir el azufre sobre
las plantas ó sobre substancias orgánicas, para
prevenir efectos perjudiciales. Se azufran los
mimbres con que se atan los aros de las cubas
y barricas; se azufra el interior de los toneles;
se azufran las vides, y aun pudiera darse el
caso dé azufrarse otras plantas atacadas de algún
padecimiento. El efecto deseado no se obtiene
directamente del azufrado pulverulento
ó sólido, sino de los vapores que desprende
bajo la acción de los rayos solares, ó de su
combinación con otros cuerpos; combinación
en que el azufre es el ingrediente principal.
La experiencia ha patentizado que el azufre
no exhala vapores cuya acción sea perceptible
sino á la temperatura de 16° centígrados
sobre 0, si bien se evapora también á temperaturas
más bajas en cantidades realmente inapreciables.
Ese cuerpo se funde á 110° y arde
á 150, combinándose con el oxígeno del aire,
para transformarse en ácido sulfuroso. En estado
de vapor ó de gas sulfuroso es cuando
presta grandes servicios á la agricultura. Quemándole
es como se opera para blanquear los
sombreros de paja y para limpiar la ropa blanca
de las manchas que en ella determinan los
jugos de ciertas frutas.
También se hace arder el azufre para preparar
los baños de gas en que mueren el acaro
de la sarna, las larvas de varios insectos, así
como algunos hongos microscópicos sumamente
perjudiciales. El ácido sulfuroso ejerce
su acción sobre esos y otros seres débiles,
arrebatándoles para formarse el oxígeno que
aquéllos necesitan para su respiración, ó transformando
en substancias incapaces de ser asimiladas
las que habían de nutrirlos. No expondremos
aquí todas las aplicaciones de que
el azufre es susceptible en agricultura, mas
no dejaremos de dar á conocer las más importantes
y las que la experiencia ha acreditado.
Desde luego es de advertir que el azufre
destinado á ser quemado como remedio ó preservativo
agrícola, debe someterse en la mayoría
de los casos á una preparación especial.
Se funde á fuego lento, y se fija en ese estado
sobre listas de tela de 20 centímetros de longitud
por 4 de anchura, bastando para conseguirlo
pasar la tela por la masa de azufre fundido.
Esas tiras constituyen lo que se llama
mechas, y á veces se perfuman con clavillo de
especias, benjuí, vainilla, etc., si bien no debe
darse al vino ningún aroma artificial cuando el
característico le avalora bastante. En vez de
emplear tela ó papel para preparar las mechas
azufradas, se puede utilizar el amianto blanco
y fibroso, que deberá sumergirse en azufre
puro y fundido. Como el amianto no arde y
no se funde sino á elevadísimas temperaturas,
las mechas en cuestión sirven eternamente,
pudiera decirse, y además no tienen los inconvenientes
de las telas, las cuales por la
combustión originan sulfuro de carbono y
otras substancias de mal olor. Ocioso es advertir
que consumido el azufre de la mecha,
bastará sumergirla nuevamente en azufre fundido
para poder quemarla otra vez.
I. Azufrado de las vides.—Esta operación,
que tan considerables estragos ha evitado en
los treinta años últimos, tiene por principal
objeto evitar que el oidium altere los órganos
verdes del arbusto, y para alejar de él ciertos
insectos dañinos, además de obrar en la planta
como verdadero reconstituyente. Para combatir
con éxito el oidium, es necesario adoptar
determinadas precauciones, cuyo olvido puede
influir en que no se obtengan de la operación
los excelentes resultados que son de esperar.
1. a Desde luego es necesario que el azufre
sea completamente puro y se halle en el más
completo estado de división, lo que en la actualidad
se consigue triturando y tamizando
ese cuerpo mediante procedimientos que le
reducen* á polvo casi impalpable. Sin embargo,
siempre que sea posible optar entre ellos,
deberá preferirse el azufre sublimado al pulverizado,
porque el primero se adhiere con
mayor energía, su acción es más duradera y
la cantidad que gastan los aparatos menor.
Por la dificultad de procurarse grandes cantidades
de azufre sublimado, y por la de descubrir
los fraudes, se emplea generalmente el
azufre en polvo.
Para que nuestros lectores tengan confianza
en la eficacia del azufrado de las vides, parécenos
conveniente explicar su acción, advirtiendo
que por medio de esa operación se
forma ácido sulfhídrico en gran cantidad, y
que este ácido tiene la propiedad dé matar el
oidium. Esto se comprueba de muy diferentes
modos; así, por ejemplo, poniendo el oidium
en contacto con una disolución acuosa de ácido
sulfhídrico, y manteniéndole durante cierto
tiempo en contacto con éste, acaba por morir
el moho. El mismo resultado se obtiene echan-