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menor, por más que puede serlo todavía más,
adoptando la forma trapezoidal. Las reparaciones
son imposibles en las rejas de fundición
, pero una pieza de recambio de pequeñas
dimensiones, es menos costosa que la reparación
de una de hierro ó de acero.
Vertedera.—La vertedera, es la pieza que
caracteriza el arado propiamente dicho, y que
le distingue esencialmente de los restantes instrumentos
de cultivo con que se ejecutan las
labores. Su misión importantísima, imitando
en lo posible y mediante una acción continua
con ayuda de los animales, lo que ejecuta el
hombre de una manera discontinua con la
pala ó azadón en las labores á brazo, es invertir
y voltear sobre sí mismo el prisma de tierra
desprendido y cortado por la acción combinada
de la cuchilla y de la reja.
Para conseguir este resultado, y para averiguar
cuáles son las superficies más á propósito
para su buena construcción, la vertedera
ha de satisfacer á las siguientes condiciones,
según la autorizada opinión de M. Grandvoinnet,
que ha hecho un estudio profundo y detallado
de estas cuestiones, y cuyos trabajos
merecen ser conocidos por los agricultores:
1. a La superficie puesta en movimiento
por la fuerza motriz, obra por separación, es
decir, que hallándose retenida la banda de tierra
por delante por la reacción de la tierra no
desprendida todavía, y por detrás por la reacción
de la tierra ya invertida, los pequeños
paralelepípedos ó rectángulos materiales que
componen la banda deben encontrarse constantemente
sobre la superficie de la misma
vertedera, y por consecuencia, esta superficie
es el lugar geométrico de las posiciones del
lado inferior de uno de los rectángulos, elementos
de la banda en todas las fases de su
inversión, y á veces de su separación. Supuesto
perfecto el volteo, las generatrices rectas
de la vertedera deben apoyarse sobre una línea
recta horizontal, paralela al movimiento
de traslación del arado, porque no teniendo
más objeto que voltear la tierra, y no elevarla
en todos sus puntos ni separarla lateralmente,
la arista de rotación debe quedar horizontal
y paralela á la dirección del instrumento.
Esta línea puede, por consiguiente, considerarse
como directriz, puesto que todas las
generatrices deben apoyarse en ella. Si la banda,
después de haber girado sobre una de sus
aristas, adquiere un movimiento de rotación
alrededor de otra de sus aristas, la directriz
de la nueva porción de vertedera, será por las
mismas razones, una recta horizontal paralela
á la dirección general del movimiento de
traslación. La primera condición de la superficie
de la vertedera es, por lo tanto, que ha
de tener por directrices dos rectas definidas,
colocadas en el fondo del surco y paralelas al
movimiento de traslación.
2. a Cada uno de los rectángulos materiales
que componen la banda, debe girar alrededor
de uno ó de dos de sus vértices, hasta que
su peso le haga caer por sí mismo, moviéndo­
se el uno contra el otro en ciertos límites. Si
la vertedera ejecutara esta rotación en un
plano oblicuo á la dirección del movimiento
del arado, podría suponerse este movimiento
descompuesto en dos, uno de rotación en el
plano normal á la directriz y otro rectilíneo
de traslación en la dirección del movimiento
del arado. Este movimiento longitudinal de
los rectángulos, es inútil y hasta perjudicial.
Además, los movimientos de la tierra en esta
dirección, se hallan impedidos por delante
por la reacción de la tierra no invertida, y
por detrás, por la reacción de la porción de
banda volteada. Estas dos reacciones, cuando
son solicitadas por una mala forma de la vertedera,
tiendeu á acumular la tierra delante
de ella, á romper la banda ó á elevarla más
de lo que conviene para su inversión. La rotación
de los rectángulos terrosos debe hacerse
, pues, normalmente á la dirección de la
marcha del arado; es decir, que las generatrices
deben ser normales á los ejes de rotación
de las bandas.
Dos fases presenta el movimiento de rotación
que debe operar la vertedera, suponiendo
que la banda de tierra tiene por sección un
rectángulo ó que es rectangular. El prime-
Ai'A'
Figura 200
ro (figura 200) consiste en la elevación del
prisma desde la posición horizontal A B C D
á la vertical, describiendo cada punto un cuarto
de círculo alrededor del punto B como
centro. En el segundo, la banda, desde la posición
vertical, toma una posición B\A" C" D',
tal que se halle por lo menos en equilibrio
con relación á la arista D' y tienda á caer
sobre los prismas anteriormente invertidos.
Para que esto suceda es necesario que la diagonal
D' A" haya pasado poco más de la
vertical. La última generatriz de la vertedera
B' A" tendrá entonces, con relación al horizonte
, una inclinación igual al complemento
del ángulo B' A" D', puesto que el triángulo
ni A " D' es rectángulo. Tendremos, pues,
D' B'
cot. A"mD' = tg. B' A" D' = • 6
llamando l á la anchura de la labor, p la profundidad
y a; la inclinación de la última generatriz,
P
cot. x — —.
Si la anchura de la banda es igual á una
vez y un décimo la profundidad, á vez y media,
á una vez y tres cuartos, ó á dos veces,