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l - Repositorio Gestion Documental v.03

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AZU — 679 — AZU<br />

cibe un ruido particular, ocasionado por la<br />

ruptura de las burbujas gaseosas en la superficie<br />

del líquido; en este caso se dice que la<br />

cocción es seca; si, por el contrario, se originan<br />

burbujas gruesas, pesadas y turbias, se<br />

dice que la cocción es grasa; entonces el trabajo<br />

es defectuoso, debido á la presencia de álcalis<br />

libres; pero este accidente se presenta<br />

con más frecuencia en los jarabes de remolacha<br />

que en los procedentes del zumo de las<br />

cañas.<br />

De cualquier modo, la cocción debe proseguirse<br />

hasta tanto que los jarabes, á la<br />

temperatura de la ebullición, marquen 40<br />

á 42° B.; pero como este ensayo físico es<br />

poco práctico, tanto por la dificultad de emplear<br />

el areómetro mencionado á dicha temperatura,<br />

cuanto porque la densidad puede<br />

variar por la existencia de substancias extrañas,<br />

de aquí que en los ingenios se eche mano<br />

de procedimientos empíricos para averiguar<br />

cuándo los jarabes adquieren el grado de<br />

cocción necesario.<br />

El puntero, para conocer esto, se vale de<br />

diferentes pruebas, denominadas prueba de<br />

hilo, de corchete, de soplo, de bolita y de<br />

diente.<br />

La primera se reduce á tomar una gota de<br />

jarabe entre el dedo índice y el pulgar; separándolos<br />

en seguida, fórmase una hebra que,<br />

por su longitud, y por la manera de romperse,<br />

se aprecia el estado de concentración. Si no ha<br />

alcanzado el punto necesario, el hilo se rompe<br />

prontamente; si la meladura está más concentrada,<br />

separando los dedos cuanto es posible,<br />

no hay rotura. Cuando se rompe la hebra<br />

próximamente hacia la mitad de la longitud<br />

que puede alcanzar y se encorva por la rotura<br />

en forma de corchete, entonces el jarabe ofrece<br />

la concentración deseada y se dice que está<br />

á prueba de corchete. Sin embargo, muchos<br />

prefieren como más exacta la de soplo; para<br />

ello introducen en la caldera una espumadera<br />

plana, que sacan rápidamente, á fin de que<br />

sólo se adhiera á su superficie una capa delgada<br />

de jarabe; hecho esto, el puntero sopla á<br />

través de los agujeros de la espumadera, produciéndose<br />

en la superficie opuesta esferitas<br />

huecas, cuya duración, magnitud y espesor<br />

permiten conocer si el jarabe alcanzó la debida<br />

concentración. Según que se desprenden tan<br />

sólo algunas burbujas, ó por el contrario,<br />

vuelan muchas á la vez, la cocción se denomina<br />

de soplo ligero ó de soplo fuerte. Cuanto<br />

menos densas y más numerosas son las esferitas<br />

, tanto más concentrado está el jarabe.<br />

La prueba de agua ó de bolita se reduce á<br />

poner en un vaso, lleno de agua fría, cerca de<br />

15 gramos de miel, sacarla en seguida, y ver<br />

si arrollada entre los dedos, produce una bolita<br />

sin disolverse y sin formar hebra. Otros<br />

dividen, y llaman á esta prueba de pequeña<br />

rotura, de gran rotura y de rotura sobre los<br />

dedos; términos más frecuentemente empleados<br />

en la preparación de caramelos. La primera<br />

consiste en coger con los dedos mojados<br />

un poco de jarabe, sumergirlos en agua fría, y<br />

frotando unos con otros, ver si se logra una<br />

bolita que, tirada contra el pavimento, se deforma<br />

y rompe. En la prueba de gran rotura,<br />

la bolita, al chocar, estalla en menudos fragmentos<br />

sin deformarse; y en cuanto á la de<br />

rotura sobre los dedos, tiene lugar cuando el<br />

azúcar se solidifica, formando en la extremidad<br />

de éstos una especie de caperuza delgada y<br />

quebradiza; por último, la prueba al diente<br />

se reduce á tomar un poco de jarabe, mascarlo<br />

y ver si ofrece resistencia, en cuyo caso la<br />

cocción está á punto de terminar.<br />

He aquí, según Payen, la composición y<br />

temperatura á que hierven los jarabes con<br />

arreglo á su grado de cocción:<br />

Pruebas Temper. a<br />

Hilo 109°<br />

110° 110° ,5<br />

^<br />

«<br />

•<br />

-<br />

(<br />

{<br />

t<br />

f<br />

e<br />

S<br />

112° 112°<br />

116°<br />

121°<br />

122°<br />

128°,5<br />

Rotura sobre los dedos. 132°, 5<br />

EN loo PARTES<br />

Azúcar<br />

85<br />

87<br />

88<br />

90<br />

92 92<br />

92,67 92,67<br />

95,75<br />

96,55<br />

Agua<br />

15<br />

13<br />

12<br />

10<br />

8<br />

7,33<br />

4,25 4,25<br />

3,45<br />

Durante la cocción pueden ocurrir algunos<br />

accidentes en la marcha del trabajo, que conviene<br />

consignar.<br />

Sucede á veces que los jarabes, al hervir, se<br />

vuelven espumosos, debido, bien á insuficiencia<br />

de cal en la defecación, bien á alteraciones<br />

del líquido, bien á una incompleta depuración.<br />

Se corrige este defecto abriendo la<br />

llave de grasa de la caldera, y dejando caer<br />

una pequeña porción de dicha substancia. Un<br />

fenómeno inverso acontece cuando contienen<br />

exceso de cal; entonces no hierven, recibiendo<br />

en la práctica el nombre de cocciones inmóviles,<br />

siendo en tal ca30 punto menos que imposible<br />

terminar la concentración. Para corregir<br />

este defecto se filtran las meladuras por carbón<br />

animal nuevo; pero á decir verdad, todos<br />

estos entorpecimientos sou más frecuentes en<br />

los jarabes de remolacha, menos puros y casi<br />

siempre alcalinos, que en los de caña.<br />

Con buenos aparatos al vacío, la cocción<br />

tarda doce á catorce minutos en alcanzar el<br />

punto necesario. Llegado este momento, se<br />

vacía la caldera, recibiendo la masa en depósitos<br />

, donde se la enfría dulcemente, si la cocción<br />

se efectuó al aire libre, ó bien se la calienta<br />

si dicho trabajo tuvo lugar en aparatos<br />

de concentración al vacío y por tanto á baja<br />

temperatura. En el primer caso, dichos depósitos<br />

reciben el nombre de enfriadores, y en<br />

el segundo de calentadores. Todas estas precauciones<br />

tienen por principal objeto mantener<br />

la masa cocida á cierta temperatura, á fin<br />

de evitar que un enfriamiento rápido ocasione<br />

una mala cristalización.<br />

Concentración de los guarapos por la congelación.—Partiendo<br />

del hecho anunciado ya

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