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les aplicaciones de ese árbol. En la mayoría
de los pueblos en que abunda, constituye la
base para la alimentación, ya que no el alimento
único para el ganado caballar, mular y
asnal, y aun para el vacuno, de cerda, lanar y
cabrío. Maduras y secas las garrofas, tal vez
á causa de su abundancia en azúcar, constituyen
un pienso apetitoso para los ganados; los
engordan de una manera visible, y los mantienen
perfectamente sanos y vigorosos. En estado
verde ese fruto es excesivamente astringente
y áspero, siendo casi imposible comerle
por las violentas contracciones que produce
en los músculos del aparato bucal. Recién cogido,
resulta algo desabrido, mas conforme va
secándose, se desenvuelve en él un principio
azucarado meloso que impregna la pulpa, haciéndola
mucho más grata al paladar, siquiera
dificulte su masticación la capa coriácea que
la cubre. En épocas de carestía también utilizan
ese fruto los pobres como alimento.
Si se comen las algarrobas cuando están
verdes, causan perturbaciones en el estómago
á causa de su extremada astringencia, y secas
son de digestión difícil á causa de la capa casi
leñosa que las acompaña, y produce astricciones
de vientre. Antiguamente se confeccionaba
con las algarrobas verdes un extracto, que
entraba como uno de los principales ingredientes
en el llamado emplasto de algarrobo
Cemplastum siliquce de la farmacopea matritense),
que se aplicaba con buen éxito á las
roturas de los huesos, y muy particularmente
en las quebraduras ó hernias simples de los
niños. También se celebra la eficacia de esos
frutos para calmar las gastralgias; virtud que
se ha atribuido al desdoblamiento de la glucosa,
que contiene en gran cantidad, convirtiéndose
en alcohol y ácido carbónico, y obrando
este último como sedante en la membrana
mucosa del estómago.
Con el fruto del algarrobo solo, ó mezclado .
. con salvado ó harina de cebada, maíz ó centeno
, preparan en Italia una masa, y forman
unos panes con que se ceban los animales domésticos.
De la pulpa de las mejores variedades,
mezclada con harina de trigo ó de maíz,
puede obtenerse un pan económico, gustoso
al paladar, que en época de carestía constituye
un valioso recurso. Hace muchos años se
vendía también en el comercio una especie de
café denominado harceba, que se confeccionaba
con la pulpa en cuestión. De las algarrobas
secas y machacadas, ó solamente de su pulpa,
forman en algunos países unos panes que, según
Valcárccl, son más sabrosos que los de
higos y almendras. Según la agricultura nabathea,
con las algarrobas secas bien trituradas,
amasadas con harina y medio fermentadas, se
preparaban en dulce unas exquisitas croquetas
ó tortas, que se comían fritas con aceite ó
manteca. Los egipcios, exprimiendo la pulpa
de la algarroba, extraían una miel muy dulce,
que servía de azúcar á los árabes, y que empleaban
para confitar los tamarindos, mirabolanos
y otros frutos. En Siria y Egipto se ela­
boraba antiguamente con ese fruto una especie
de vino, y aun hoy día confeccionan una bebida
vinosa los moros de Berbería disolviendo
en agua la pulpa de la algarroba. Por último,
dicha pulpa, mezclada con extracto de raíz de
regalicia, se utiliza para fabricar ciertos helados
de que los musulmanes hacen frecuente
uso.
Las semillas del algarrobo, previamente reblandecidas
por la cocción, constituyen un
excelente alimento para los cerdos, carneros,
cabras y otros animales, gracias al tamaño y
á lo feculento de los cotiledones de aquéllas,
pudiendo citarse muchas reses que han adquirido
extraordinario desarrollo con pienso tan
económico. Tostadas y trituradas sustituyen
en muchos casos al café, y aun suministran
un principio colorante amarillo. Las hojas y
corteza del algarrobo contienen gran cantidad
de tanino, lo que permite utilizarlas en la importante
industria de la tenería.
Los troncos del algarrobo proporcionan
una madera quebradiza, generalmente descompuesta,
que se usa casi exclusivamente
como leña ó para fabricar carbón, más apreciable
que el de pino y bastante mejor que el
procedente de troncos de olivo; razón por la
cual se expende á precios más elevados. El
producto de la descomposición del tronco del
algarrobo constituye un polvillo rojizo, llamado
vulgarmente carcoma, que forma parte
esencial del celebrado caldo de pollo Valentino,
jusculum pulli gallinacei Vulentinum, de
que la medicina hacía gran uso no hace muchos
años, y que aún prescriben algunos facultativos.
Una de las consecuencias de la lentitud en
el crecimiento de los algarrobos es que la madera
de dichos árboles se halle formada por
anillos sumamente delgados, y que gracias á
la casi completa ausencia de radios medulares,
sea extremadamente compacta y dura, y bastante
estimada, especialmente en ebanistería
y marquetería, sobre todo el duramen, que
adquiere un gran desarrollo, que se distingue
de aquél, que es rojizo, por ser él blanco, y
que por la finura de sus tejidos se presta á un
pulimento tan perfecto como el de la caoba.
Los-pocos troncos sanos que se obtienen suelen
ser utilizados por los fabricantes de carruajes,
ya que por su dureza son preferibles á la
madera de olmo para cubos de ruedas, cartelas,
barras y otras piezas que hayan de ser
muy resistentes, como sucede con las de las
ruedas de molino, mazos, mangos de diversos
instrumentos, cepillos y garlopas de carpintero,
etc.
De lo expuesto se desprende cuan variadas
son las aplicaciones que pueden hacerse de los
algarrobos, y que, por desgracia, nuestros labradores
no sacan de ese árbol todo el partido
posible, ya fabricando pan para los pobres ó
para los animales domésticos, imitando á los
italianos, ya extrayendo de la miel y el azúcar
el alcohol y el aguardiente por medio de la
fermentación. El empleo de las muchas semi-