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l - Repositorio Gestion Documental v.03

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ALU — 171 — ALU<br />

ta durante mucho tiempo al aire para que se<br />

' seque, y haciendo pasar después en el vacío<br />

con una pequeña trompa pneumática á un<br />

recipiente calentado hasta la temperatura de<br />

100° una mezcla equivalente á un centímetro<br />

cúbico de alúmina próximamente bajo una<br />

campana llena de oxígeno, preparado con auxilio<br />

del clorato de potasa, mezclado con óxido<br />

de manganeso, resulta que al principio no se<br />

verifica absorción, pero recordando oportunamente<br />

el experimentador que las tierras no<br />

absorben oxígeno cuando no se hallan húmedas<br />

ó hidratadas por lo menos, arrojó por<br />

medio de una pipeta bajo la campana dos ó<br />

tres gotas de agua, que fueron absorbidas inmediatamente<br />

por la alúmina, y entonces la<br />

desaparición del oxígeno fué tan rápida que á<br />

los ocho días había disminuido su volumen<br />

en 3 centímetros cúbicos. La constitución química<br />

de la alúmina demostró que el gas no<br />

podía haberse combinado con ella, sino que<br />

únicamente se había condensado en sus poros.<br />

Tal sucedió también con el oxígeno extraído<br />

en los laboratorios por los procedimientos<br />

comunes, el cual, sometido á experimentación,<br />

fué absorbido en el mismo período de tiempo<br />

y en proporción igual. La propiedad que posee<br />

la alúmina de absorber y concentrar el<br />

oxígeno en sus poros parece exclusiva de esa<br />

substancia entre las varias que componen los<br />

terrenos, puesto que ni el carbonato calcáreo<br />

ni la sílice comparten con ella esa importante<br />

acción, y si el óxido de hierro y el humus la<br />

absorben, no es para condensarle mecánicamente<br />

, sino para combinarse con él y originar<br />

la formación de materiales que tienen una<br />

composición química diferente.<br />

Para que se comprenda bien la iriiportancia<br />

y utilidad de la alúmina como el más enérgico<br />

de los agentes de condensación de los elementos<br />

que componen el aire atmosférico, ó más<br />

bien el oxígeno, es necesario considerar que<br />

esa misma substancia lleva en sí la facultad<br />

de embeberse en todas las substancias capaces<br />

de formar con ella compuestos análogos á las<br />

lacas. Así, si se toma líquido de los estercoleros<br />

y se agita con la alúmina húmeda, quedará<br />

el líquido privado de color, porque todas las<br />

materias á que debía el color amarillo negruzco<br />

van á incorporarse con la alúmina suspendida<br />

en el líquido, y no se pueden desprender<br />

con simples lavaduras. Ahora bien; tales materias,<br />

para que resulten titiles á las plantas,<br />

necesitan experimentar una especie de metamorfosis<br />

que puede ser comparada con la digestión<br />

, y que no se realiza nunca si no interviene<br />

el oxígeno. Este mismo agente, en<br />

estado aeriforme y á la densidad ordinaria 1 , y<br />

diluido como está en el aire con cuatro quintas<br />

partes de ázoe, tal vez no desarrolla su acción<br />

sobre los productos nombrados si no se condensa<br />

en los poros de la alúmina. Ni se verificará<br />

reacción alguna, como no se verifica si<br />

se mezclan juntamente oxígeno é hidrógeno,<br />

que podrán permanecer en contacto durante<br />

años y años sin producir agua, mientras no<br />

se introduzca la esponja de platino en el recipiente<br />

, la cual, por la facultad que posee de<br />

condensar en sus poros ambos gases, determina<br />

rápidamente su combinación y la formación<br />

del agua.<br />

Probablemente, gracias á la propiedad de<br />

determinar tales reacciones que la alúmina<br />

posee, se debe en gran parte la transformación<br />

cíe las substancias contenidas en los abonos<br />

en substancias capaces de alimentar la<br />

vida vegetal, é indudablemente á dicha propiedad<br />

es debido el hecho de que el amoniaco<br />

permanezca largo tiempo en el terreno, y no<br />

se disperse en la atmósfera, para cambiarse,<br />

llegada la oportunidad, en ácido nítrico, ya<br />

que el amoniaco se condensa también en los<br />

poros de la alúmina con mayor avidez que el<br />

mismo oxígeno. Verdaderamente es admirable<br />

el orden general que preside á la economía<br />

de la naturaleza, puesto que si la alúmina retiene<br />

el amoniaco en sus poros y necesita<br />

calor ó cualquiera base enérgica para dejarle<br />

en libertad, el agua, en cambio, puede volatilizarle<br />

en parte. A poca atención que prestemos<br />

, tendremos una prueba de ello en la circunstancia<br />

de que con las lluvias de estío,<br />

cuando comienza á humedecerse la tierra, se<br />

nota en seguida un olor característico, que<br />

atribuyen los científicos al amoniaco: olor que<br />

se desprende de los poros de la alúmina donde<br />

se hallaba condensado.<br />

Ni es ese el único oficio importantísimo que<br />

desempeña en los terrenos la alúmina. Aun<br />

cuando no se encuentran huellas de esa substancia<br />

en las cenizas de las plantas, de lo cual<br />

se podría deducir que no es un elemento necesario<br />

para la vegetación, sin embargo, la<br />

especial circunstancia de ser muy plástica es<br />

causa de que constituya el légamo normal de<br />

todas las tierras. Estas son más ó menos tenaces,<br />

más ó menos plásticas; conservan la<br />

humedad más ó menos tiempo y utilizan en<br />

mayor ó menor escala los abonos, según que<br />

abunde ó no la alúmina en ellas. Sin ella, los<br />

terrenos serían arenales áridos y movibles,<br />

que cambiarían de aspecto conforme cambiase<br />

la dirección de los vientos, cual sucede en los<br />

desiertos de África; las aguas permanecerían<br />

solamente en las tierras el tiempo que permitiese<br />

una rápida evaporación, y de ahí surgirían<br />

oscilaciones de la temperatura perjudiciales<br />

en grado sumo, mientras que se perderían<br />

inútilmente los elementos que contienen<br />

los abonos, favorables á la vegetación. No nos<br />

cansaremos, por lo tanto, de repetir que la<br />

alúmina es un elemento importantísimo; sirve<br />

para mantener la consistencia de los terrenos,<br />

para que no queden completamente secos en<br />

ningún momento; mantiene cierta cohesión<br />

entre las moléculas; condensa los agentes atmosféricos<br />

y los gases que se originan constantemente<br />

de la transformación de las substancias<br />

orgánicas, y suministra á las plantas<br />

con cierta normalidad los elementos que necesitan<br />

para su alimentación y en condiciones<br />

de que resulten asimilables.

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