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AVE — 626 — AVE
Bilimbín.— Arbolito con las hojas aladas, con
impar, y las hojuelas, en número de tres á cuatro
pares, oblicuamente aovadas, aguzadas.
Plores en el tronco, ramas y axilas de las hojas.
Fruto poma oblonga, con los cinco ángulos
muy salientes. Florece en Enero. Con los
frutos, que son ácidos, se hace jarabe. Las
hojas son sensitivas y se mueven hacia abajo,
sacudiéndolas con un poco de fuerza. Dícese
que el zumo de la planta quita las manchas de
la ropa. La decocción de las flores trituradas
da al líquido un color morado bellísimo, que
pasa á violado añadiéndole vinagre.
Averrhoa pentandra, P. Blanco.—Hojas, ya
opuestas, ya alternas, aladas con impar, y las
hojuelas, en número de tres á cuatro pares,
oblicuamente aovadas, aguzadas, enteras y
lampiñas; pecíolos propios, cortísimos. Flores
axilares, encarnadas, colocadas en el tronco y
en los ramos , en racimos compuestos. Fruto
cajilla con cinco aposentos. Florece en Octubre.
Las especies primera y segunda se cultivan
en Europa. Exigen invernáculo con calor
constante y tierra buena, mezclada con una
parte de la de brezo. Se multiplican por semillas
puestas en cama caliente, y por estaca.
AVES.—Clase de vertebrados cuyos individuos
son ovíparos, están cubiertos de plumas,
y provistos de dos pies y dos alas. La cabeza
termina en un pico córneo, que envuelve los
huesos de las mandíbulas y sustituye á los
dientes. Se conocen unas 5.000 especies de
aves, que Cuvier clasificó en seis órdenes, á
saber: aves de presa ó rapaces, pájaros, trepadoras,
gallináceas, zancudas y palmípedas.
Las aves son indudablemente animales muy
dignos de atención. El melodioso canto de las
unas, las elegantes formas, el brillante plu-'
maje, la gracia y ligereza de los movimientos,
y ciertos instintos verdaderamente maravillosos,
debieron convertir las aves en objeto de
curiosidad para los primeros humanos, y han
continuado despertando la curiosidad y el interés.
Pero no solamente son esos seres ornamento
de la naturaleza; aun prescindiendo de
las aves domésticas, la utilidad de muchos es
tan innegable, que algunos pueblos los colocaron
en la antigüedad bajo la salvaguarda de
las leyes. Entre las aves favorecidas de tal
suerte figuran algunas zancudas, que limpian
la tierra de reptiles venenosos; ciertas aves de
presa, que persiguen á los dañinos roedores, y
no pocos pájaros, que destruyen á centenares
los insectos. El ibis, la cigüeña y el buitre
eran para los egipcios animales sagrados; en
Chile, y el Perú son respetados los urubus
y los catartas, porque limpian de inmundicias
y piltrafas los alrededores de las habitaciones;
el marabú es respetado en el Indostán por
análogas razones, y el martín, en la Armenia
y en la Arabia, es tenido por ave sagrada, á
causa de la implacable guerra que hace á las
langostas y otros insectos destructores.
Ño es necesario recordar el hecho, repetido
y presente á la memoria de todos, de que la
mayoría de las aves en nuestros climas huyen
al aparecer el invierno y regresan en cuanto
se anuncia el buen tiempo, para auxiliar hasta
cierto punto al hombre en la tarea de destruir
insectos dañinos. No todas las aves son, empero,
útiles al agricultor; muchas de ellas se alimentan
de granos, si bien en cambio son las
más adecuadas para la alimentación del hombre.
Aun los mismos pájaros llamados granívoros
se alimentan también de insectos, larvas,
gusanos y otros seres inferiores, cuya
multiplicación constituiría un verdadero azote
para la agricultura, como se patentizó en alguna
comarca de Alemania, donde los agricultores
echaron muy luego de menos hasta
los voraces gorriones, que se habían apresurado
á matar ó ahuyentar, creyendo libertarse
de verdaderos enemigos. Un sabio francés,
M. Florent Prevost, durante treinta años de
concienzudas investigaciones, llegó á patentizar
que la mayoría de las aves son útiles á
la agricultura, y que compensan sus estragos
las granívoras con la destrucción de insectos
en ciertas épocas. Se ha calculado que cada
gorrión destruye diariamente cuatrocientos
insectos para alimentar sus crías. De ahí que
al abrirse la caza debiera vigilarse cuidadosamente
para que no se destruyan aves útiles, algunas
de las cuales constituyen un solo bocado
para el glotón, y realmente representan
muchos hectolitros de grano y muchas frutas
salvadas de la voracidad de los insectos en caso
de que aquéllas conservaran su existencia.
Para comprender el alcance de los servicios
que los pájaros insectívoros prestan á la agricultura,
basta tener en cuenta que cada hembra
de insecto pone los huevos á centenares, y
que éstos se transforman muy luego en voraces
gusanos y orugas. El respeto y la cariñosa
acogida que las golondrinas obtienen por doquier,
se hallan sobradamente justificados,
como que cada individuo de esa especie de
aves devora al día trescientos insectos por término
medio, y precisamente de los más dañinos
á las plantas, como son las piralas, abejorros,
gorgojos y otros. Lo más extraño es que
algunos labradores tengan á gala el clavar en
sus habitaciones mochuelos y buhos, que tan
activamente persiguen á los insectos nocturnos
y á los ratones, que tantos daños causan.
La al parecer inocente afición de los muchachos
á coger nidos es otra de las costumbres
perjudiciales para el agricultor, y la desaparición
del arbolado causa de que no acudan
las aves, por no hallar refugio y condiciones
para establecer sus nidos.
Ya hemos indicado que las aves se distinguen
principalmente por tener el cuerpo cubierto
de plumas, por sus alas, por sus mandíbulas
córneas formando pico. Tienen las dos
fosas nasales y las orejas abiertas al exterior,
y desprovistas de pabellón las últimas. El cuello
, más ó menos largo, está compuesto de un
número de vértebras que varía entre nueve y
veintitrés, facilitando los movimientos de la
cabeza. El aparato respiratorio presenta un
desarrollo particular; los pulmones son muy