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y por arriba á la cama todo lo posible, para
no dejar pasar por dentro del arado, la tierra
cortada por la reja y la cuchilla.
En el ángulo alto de detrás que más se se-
Fignra 224
para del cuerpo del arado, se le clava á cada
una de las vertederas una patilla de chapa de
hierro angosta, llamada platina, que forma
arco con varios agujeros, los que tienen por
Figura 225
objeto graduar la distancia á que se quiere
que quede la vertedera, más ó menos separada
para voltear la tierra. En un agujero de la
Figura 226
esteva, es donde una clavija que pasa por
aquellos puntos, fija la expresada distancia.
Como que la cama de madera es la pieza
más frágil del instrumento, fragilidad que
aumenta con los taladros que hay que hacerla
para colocar la cuchilla y vertedera, la
sustituye el Sr. Asensio con otra de hierro de
igual peso; completando las reformas del arado
con un regulador que permita graduar fácilmente
su entrada.
Este regulador consiste en un gancho en
que termina la cama, y en vez de sujetarse
con el timón por medio de las belortas, entra
en una ranura practicada en el extremo pos­
terior de dicho timón, pudiendo subirse ó bajarse
á voluntad, y fijarse su posición por medio
de una clavija que encaja en unos agujeros
hechos en el gancho. Esto sin perjuicio de
utilizar el clavijero como en los restantes arados.
La parte posterior del timón que encaja
en el extremo de la cama, se halla convenientemente
reforzada con una chapa de hierro
que le da la necesaria solidez. Cuando se
quiere enganchar una sola caballería, se utiliza
un horcate (figura 225), cuya extremidad,
para que encaje la cama, tiene la misma disposición
que el timón.
La figura 226 representa el arado completo
del Sr. Asensio. Fácilmente se comprende, por
lo que queda dicho, la trascendencia de estas
innovaciones, que constituyen un importante
progreso, y con las que se evitan algunos
de los inconvenientes del arado ordinario.
La vertedera no es, ni con mucho, por su
forma y disposición, la más á propósito para
desempeñar como se debe las funciones de
este órgano del instrumento; pero á pesar de
esto, y pudiendo, como puede, practicarse la
labor sin su auxilio, su eficacia es siempre superior
á la de las orejeras ordinarias.
Las reformas introducidas por D. Tomás
Jaén, consisten en la adición de una vertedera
dispuesta de un modo análogo á la del arado
norte-americano de Grant, y en la disposición
del regulador, sin perder el instrumento
su tipo de arado timonero. La cama, de madera,
se halla sujeta al dental por un montante
que, en vez de presentar una superficie cilindrica
como la telera, es cortante, y hace el
efecto de la cuchilla, cortando verticalmente
la tierra y las raíces. Desde el arranque de
esta pieza, y por debajo de
la cama, parte el timón, que
tiene su movimiento libre de
arriba á abajo por medio de
una charnela. Una pieza ó
barra vertical de hierro, con
agujeros, fija al timón, atraviesa
por una ranura hecha
en el extremo anterior de la
cama, y se sujeta con una
clavija en la posición que se
desea; de suerte que al subir
ó bajar el timón, varía necesariamente
la línea de tiro.
El clavijero se utiliza también
como en los restantes arados. La vertedera,
de hierro fundido, es giratoria, de modo
que se evita al labrar, la pérdida de tiempo
que supone la labor llamada en redondo, de
que á su tiempo nos ocuparemos.
El arado Jaén no puede compararse con los
arados modernos de vertedera fija, pero como
de transición á otros más perfeccionados, es
un instrumento apreciable, en que se hallan
remediados algunos defectos del arado común;
y aunque exige mayor fuerza para su arrastre,
ejecuta mejor labor, por lo cual se explica
el favor que alcanza en algunas provincias,
Navarra, Andalucía y centro de España, en