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mercial, no sólo la variedad de la planta de
que procede, sino también el cultivo más ó
menos esmerado y la buena preparación de la
fibra antes de presentarla al mercado.
A fines del siglo pasado fué cuando las plantaciones
de algodón tomaron incremento en
los Estados Unidos. Inglaterra, que hasta entonces
se había procurado esta fibra en Levante,
por conducto de los comerciantes genoveses,
recibió por primera vez en 1747 siete
balas de algodón, procedente de Charleston.
Cuando en 1784 recibieron los ingleses
setenta y una balas de igual procedencia, el
cargamento fué declarado como contrabando,
so pretexto de que era imposible que la América
hubiese producido una cantidad tan graude
de algodón. Hoy puede considerarse, por
término medio, que produce 6 millones de balas.
En España hoy puede decirse que no se
produce algodón porque no tiene cuenta.
El consumo que hace de esta fibra de distintas
procedencias ha llegado en el año 1883
á 46.287.420 kilogramos, de los cuales los
42.768.420 han sido consumidos en las cuatro
provincias catalanas. La estadística aproximada
del número de husos que'existen en las diferentes
provincias de España dará una idea
del consumo de esta fibra en las diferentes fábricas
que existen en el reino:
Cataluña 1.900.000 husos.
Andalucía 75.500 —
Provincias Vascongadas 23.000 —
Islas'Baleares 21.200 —
Castilla y León lfl.000 —
Galicia 5.500 —
Reino de Valencia 2.920 —
2.033.120 husos.
Inglaterra tenía en 1883 45 millones de
husos, que consumieron 3.482.210 balas de
algodón, que promediadas á 200 kilogramos,
forman la enorme suma de 696.442.000 kilogramos.
Bajo el punto de vista industrial, el algodón
se divide en dos clases: de hebra larga y
de hebra corta.
Respecto de su procedencia, se encuentra
en el comercio el algodón de las Indias orientales,
explotado por los ingleses; los algodones
de las Antillas, de poca importancia; los de
la América del Sur y de la América del Norte,
entre los cuales hay el Georgia de hebra
larga y de hebra corta, y otros muy solicitados;
los de Levante y Egipto, entre los cuales
hay el Jumel y otros, que se reciben en Europa
en grandes cantidades.
^ La época de la recolección del algodón varía
según el clima. Para llegar las cápsulas á
su completo desarrollo necesitan mucho sol.
Las cápsulas que están en las ramas exteriores
maduran y se abren las primeras; las del
interior y de las ramas bajas del arbusto maduran
más tarde, habiendo muchas veces una
diferencia de tres meses. Las cápsulas 1 se abren
espontáneamente en sentido longitudinal, y á
Dic—II.
medida que el aire y el sol penetran en ellas,
va tomando más cuerpo y consistencia la fibra;
pierden entonces la forma esferoidal los ovillos
de dentro de las cápsulas, y salen copos ó
vedijas que flotan á merced del viento. Durante
el tiempo que van las cápsulas madurando,
se verifica la cogida en las veces que se cree
conveniente; y como á medida que adelanta
la estación las cápsulas tardan más en abrirse,
la última vez se recogen también las que toda
vía. no están abiertas. Estas se ponen en
tablas al sol ó en hornos ligeramente caldeados
para que se abran, pero dan siempre un
algodón inferior.
En Andalucía empezaba la recolección á
principios de Septiembre, practicándola mujeres
y niños en tres ó cuatro veces. Cuando
los cogedores son diestros en esta operación,
cogen las vedijas de algodón á dos manos,
echándolas en unas bolsas, que vacían luego
en sacos, dejando la cubierta de la cápsula en
la planta.
El algodón de la primera recolección es mejor
que el de la segunda, y éste mejor que el
de la tercera. No puede dejarse el algodón
mucho tiempo sobre la planta, porque se cae
fácilmente y se mancha si sobrevienen lluvias.
Después de recolectado y seco el algodón, hay
que separar la pepita y embalarlo. La operación
de despepitar se hacía antiguamente á
mano, pero pronto hubo de sustituirse este
medio lento y costoso por un procedimiento
mecánico. En la India, en la China y en toda
el Asia se usó un instrumento bastante tosco,
que los ingleses modificaron y le dieron el
nombre de roller-gin, ó máquina de cilindros,
el cual fué sustituido por el saw-gin, especie
de sierra ó peine, con el cual un hombre podía
limpiar 3 quintales en un día; y, finalmente,
por el mac-cartliy-gin, y otras máquinas
perfeccionadas que se usan hoy. En Motril
el despepito lo efectuaban los mismos
compradores en aparatos toscos, que ponían
en movimiento las mujeres. Esta operación
duraba desde Octubre á Mayo, y llegó á ocupar
600 mujeres. Poco ó nada se hizo para
mejorar en España esta operación, de cuyo
éxito depende el que la fibra tenga más ó menos
aceptación en el meixado, y poco á poco,
por estas y otras razones económicas, el algodón
de Motril fué desapareciendo del comercio,
hasta el punto de que habiendo sido la
producción del algodón un ramo de riqueza
nacional, hoy se considera al algodonero poco
menos que como una planta exótica.
No siendo suficientes los beneficios que se
reportan con la venta de la fibra, se vende
también la semilla que encierra la cápsula.
Cada nuez contiene de cinco á ocho pepitas,
representando un peso dos veces mayor que
el de la fibra. De ellas se extrae un aceite que
hace una terrible competencia á nuestros aceites
de oliva. Los norte-americanos han inundado
todos los mercados con este producto, y
no es suya la culpa si por la defectuosa elaboración
de nuestro aceite de oliva hemos per-
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