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ARA — 420 — ARA<br />

Poco es lo que se sabe acerca de los instrumentos<br />

y operaciones agrícolas en los primeros<br />

siglos de la Edad media. La naturaleza de<br />

aquellas sociedades, en las que imperaban el<br />

feudalismo, la esclavitud y la fuerza, y en que<br />

las continuas guerras absorbían casi por completo<br />

la ocupación de los habitantes, no era<br />

seguramente la más á propósito para desarrollar<br />

un arte para cuyo ejercicio y perfección<br />

se necesitan en primer término paz, y el tra-<br />

Figura 186<br />

bajo y el concurso del hombre libre y del animal,<br />

ocupados entonces preferentemente en<br />

la lucha y el pillaje. En la Gran Bretaña, nación<br />

que hoy<br />

~~ camina á la<br />

vanguardia<br />

del progreso<br />

agrícola, y en<br />

donde los ins-<br />

„. frumentos de<br />

Figura 18/ ,.. ,<br />

cultivo han<br />

alcanzado la mayor perfección posible en<br />

nuestros días, fueron nulos los progresos realizados<br />

durante la dominación de los sajones<br />

después de abandonada por los romanos, hasta<br />

Figura 138<br />

que invadido el país por los normandos, raza<br />

más civilizada que la anterior, la agricultura<br />

experimentó considerables mejoras. No parecen<br />

diferir gran cosa los arados de esta época<br />

de las anteriores, según se desprende del examen<br />

del representado en la figura 188. Posteriormente,<br />

y aunque de construcción imperfecta<br />

y más groseros, los instrumentos aratorios<br />

debieron ser de la misma especie que" los<br />

usados en nuestros días. El arado representado<br />

en la figura 189 no tenía más que una esteva,<br />

que el labrador guiaba con una mano,<br />

teniendo en la otra un instrumento que le<br />

servía á la vez para limpiarlo y deshacer los<br />

terrones. Este.instrumento estaba destinado<br />

probablemente á labrar las tierras fuertes y<br />

tenaces, contribuyendo las ruedas á sujetarlo<br />

y á darle estabilidad, haciendo inútil una segunda<br />

esteva. El conductor tenía, por consiguiente,<br />

libre la mano derecha, con la que<br />

empuñaba la aguijada, utilizándola para desembrozarlo<br />

de las raíces y tierra que lo obstruían.<br />

Existían otros tipos de arado sin ruedas<br />

(figura 190), destinados probablemente para<br />

las tierras ligeras.<br />

El arado<br />

normando<br />

tenía dos ruedas,<br />

y en los<br />

Figura 189<br />

terrenos ligeros<br />

era arrastrado por uno ó dos bueyes, empleándose<br />

mayor número de animales en las<br />

tierras fuertes de Inglaterra.<br />

Los progresos realizados en todos los ramos<br />

del saber en los siglos que constituyen la his-<br />

Figura 190<br />

toria moderna, debieron forzosamente reflejarse<br />

en los instrumentos de cultivo, y perfeccionar<br />

los anteriormente conocidos, dotando<br />

á la agricultura de un material que ejecutara<br />

las operaciones de la labranza con mayor<br />

perfección y economía. Ya no es el arado el<br />

tosco apero de la época antigua y de la Edad<br />

media, conjunto informe de piezas dispuestas<br />

al acaso, sin conocimiento alguno,<br />

en que se perdían inútilmente los esfuerzos<br />

desarrollados por el hombre y por el animal.<br />

Es una verdadera máquina, construida<br />

con arreglo á los principios y á los adelantos<br />

de la mecánica, en la que se aprovechan<br />

de la mejor manera posible las<br />

fuerzas utilizadas. La adición de piezas<br />

nuevas, antes desconocidas; la sustitución<br />

de la madera con el hierro, y el empleo<br />

de nuevos materiales; la combinación diversa<br />

de sus órganos ; sus diferentes formas, su graduación,<br />

sus detalles y su conjunto , han originado<br />

el numeroso arsenal, que aumenta cada<br />

día, de los arados de que hoy dispone la agricultura<br />

moderna, y á cuyo estudio han prestado<br />

y prestan su atención sabios, agricultores<br />

y fabricantes.<br />

Favorecidos por la costumbre inveterada y<br />

por las tradiciones locales, algunas naciones,<br />

entre las que se cuenta España particularmente,<br />

y en general el Mediodía de Europa, han<br />

permanecido, con contadas excepciones, apegadas<br />

á sus antiguas prácticas de labranza, utilizando<br />

el arado primitivo, si bien con algunas<br />

modificaciones. A pesar de esto, y aun en

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