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ghami, y de todos modos, buscando siempre la
afinidad botánica, los que dan mejores resultados
son los de la A. Bidwilli, sobre patrón de
A. brasilensis; los de la A. Cooltii, sobre la
A. excelsa, y viceversa.
ARAUJA.— Género de plantas de la familia
de las Asclepiadas.
AKAUJA BLANQUIZCA ("Jazmín de Tucumán;
A. albens, Don.; Physiantlms albens, Mart.).—
Planta leñosa, originaria del Brasil, y cultivada
en Europa como planta de adorno; es
trepadora, y de 4 á 5 metros de altura. Se
multiplica por estaca en tierra ligera; al aire
libre florece hasta las primeras heladas. Resiste
perfectamente los inviernos de la mayor
parte de las provincias de España.
ARBITRAJE'.—La acción y facultad
para emitir fallo y sentencia arbitraria ; la
misma sentencia dictada, y los derechos que
se pagan por ella. Esa jurisprudencia, instituida
para casos'particuiares, se confía á personas
que ninguna autoridad ejercen ó que
han de prescindir de ella por los mismos interesados
que adquieren previamente el compromiso
de someterse al fallo. Es un recurso
á que conviene acudir en muchos casos, y de
que no deberán prescindir los labradores para
evitar pleitos.
En términos bursátiles se designa con el
nombre de arbitraje una operación que consiste
en vender títulos cuya baja se teme, para
reemplazarlos con otros cuya cotización propende
al alza.
ARBITRAL.—Perteneciente al arbitrador
ó juez arbitro; calificación de la sentencia que
éste dicta.
ARBITRIO. — Facultad de adoptar una
resolución con preferencia á otra sentencia
del juez arbitro; medio á que se recurre para
realizar algún fin; en plural, derechos que
muchos municipios imponen con competente
facultad sobre ciertos géneros ó ramos, para
satisfacer sus cargas ó cubrir sus gastos.
ARBITRO.—-Designación de las personas
llamadas á dictar sentencia arbitral, ó que son
llamadas por algún magistrado para juzgar
una cuestión en litigio. Persona que realiza
sus actos sin dependencia de ninguna índole.
ÁRBOL (Botánica).—Desígnase con ese
nombre genérico toda planta perenne de tronco
leñoso, desnudo y sencillo en la base, que
se ramifica á mayor ó menor altura del suelo,
y cuyas dimensiones son relativamente considerables.
Los árboles forman dos grandes
grupos naturales y muy distintos, el grupo
de los monocotiledones y el de los dicotiledones.
Los primeros tienen por lo general un aspecto
característico, que permite distinguirlos fácilmente.
Su tallo recto y cilindrico se eleva
como un fuste de columna, y termina ordinariamente
por un penacho de hojas que se extiende
más ó menos, formando una especie de
capitel en la cima. Ese tallo ó tronco se compone
de una masa de tejido celular, especie
de substancia blanda, en la cual se halla implantada
verticalmente una serie de vasos
fibrosos, cuyo conjunto forma el tejido leñoso.
Cada año se desarrolla en el centro del tallo
cierto número de fibras que impulsan hacia la
circunferencia las que se han formado en los
años precedentes, y de este modo se produce
el crecimiento en diámetro. Al terminar el
primer año de su existencia, el tallo es muy
corto y de aspecto carnoso, presentando en
su extremidad libre una yema terminal. Al
siguiente año se desarrolla ésta, pero elevándose
á reducidísima altura, aumentando al mismo
tiempo su grosor, gracias al crecimiento
excéntrico del tallo que la soporta. Así, puede
decirse que el tallo resulta formado por discos
superpuestos, de tal manera que se podrían
determinar los años de vida del árbol, si fuera
dable distinguir exteriormente la línea de
unión entre unos y otros discos. Los árboles
monocotiledones sólo prosperan bien en los
trópicos, y si algunos viven en zonas templadas,
se limitan á vegetar. Entre los más conocidos
citaremos la palmera, el datilero, el cocotero
y el sagú. Al tronco de los árboles monocotiledones
se le denomina estipa, á causa
de su conformación.
Los árboles dicotiledones se distinguen fácilmente
de los monocotiledones, sin recurrir
á los caracteres botánicos que diferencian á
ambos grupos. El tronco de los primeros, en
lugar de ser cilindrico, es más grueso en la
base que en la parte superior, y además aparece
siempre coronado por un gran número
de brazos, que se subdividen en ramas, sobre
las cuales se hallan fijas las hojas generalmente
en orden simétrico. La manera de crecer y
su contextura anatómica son muy diferentes
de las de los monocotiledones. Si se practica
una sección transversal en un punto cualquiera
del tronco, aparecen tres partes concéntricas
muy distintas sobre la superficie circular.
Cerca de la circunferencia, la corteza; en
el centro, el canal medular ó la médula, y en
fin, la madera ó cuerpo leñoso, que ocupa el
espacio comprendido entre la corteza y la
médula.
La corteza, que viene á ser la piel del árbol,
se compone de tejido herbáceo, de las capas
corticales y del líber, que se halla inmediatamente
unido á la masa leñosa. Las capas corticales
y el líber se hallan formadas por una
serie de hojas delgadas, sobrepuestas unas á
otras, como las hojas de un libro. El canal
medular se observa mejor en las plantas jóvenes
ó en las ramas. De año en año se va reduciendo
el diámetro, hasta que acaba por ser
aquel casi imperceptible. Ordinariamente se
halla lleno de tejido utricular y atravesado en
el sentido de la longitud por vasos aéreos, que
sirven para que el aire circule en todas las
partes del vegetal. El cuerpo leñoso se divide
en dos partes, más ó menos distintas según
las especies: una que toca inmediatamente al
líber, y lleva el nombre de albura ó madera
imperfecta; la otra, que se halla completamente
envuelta por la albura, se denomina
madera dura y madera perfecta. Tanto la al-