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introducido separadamente, ó lo que es mejor,
preparándolo en el seno mismo del guarapo,
haciendo pasar la corriente de anhídrido sulfuroso
después de la saturación por la cal;
operando así, en presencia siempre de un ex-,
ceso de cal, se evita todo temor de que el bisulfito
invierta el azúcar durante la ebullición
ni produzca compuestos úlmicos. En los
ingenios que concentran al aire libre introducen
4 gramos de bisulfito por cada 100° de
guarapo en frío, hirviendo después, evaporando,
y teniendo cuidado de separar las espumas.
En las fábricas que trabajan con calderas
cerradas, no siendo posible el espumado,
se clarifica el jugo antes de evaporar, añadiendo
de una á cuatro partes de arcilla caliza
por dos de sulfito sódico y 5.000 litros de
guarapo.
También se ha propuesto sustituir la cal
por la barita en la defecación de los guarapos.
Fundados en la propiedad que posee la
barita de formar con la sacarosa un compuesto
insoluble de sacarato bárico á la temperatura
de la ebullición, Dubrunfaut y Massy
propusieron tratar los zumos, calentados á la
temperatura de la ebullición, con la suficiente
cantidad de hidrato bárico para precipitar
todo el azúcar. Este precipitado se separa del
líquido, en cuyo seno quedan disueltas todas
las demás substancias. Recogido y lavado este
sacarato, y puesto en suspensión en el agua
pura, se le descompone por el ácido carbónico,
precipitándose la barita bajo la forma
de carbonato, y quedando la sacarosa disuelta
en el agua; pero este procedimiento,
que tan buenos resultados parece dar en el
aprovechamiento de las melazas (véase Refino
del azúcar), no ¡os ha producido hasta el día
en la obtención de los azúcares de caña.
Filtración de los zumos en los filtros de Dumont.—Decíamos,
que una vez defecados los
guarapos, cualquiera que sea el método que
se adopte, se hace necesario someterlos á la
acción purificadora y descolorante del carbón
animal en grano, si deseamos obtener azúcares
de primera calidad.
Sabido es que el carbón animal tiene la
propiedad de retener entre sus poros, tanto
las materias colorantes, cuanto las sales y
óxidos metálicos; de donde resulta que si los
guarapos defecados se someten á la acción
de dicho cuerpo, concluirán por despojarse,
más ó menos perfectamente, según la mayor
ó menor cantidad de carbón empleado,
de todos aquellos cuerpos que escaparon á la
defecación; llegando así á la solución del problema
que, cual digimos en un principio, se
reducía á conseguir soluciones de agua y sacarosa.
Esta depuración, pues, tiene lugar en los
filtros de Dumont. Consiste en un gran cilindro
de palastro A, figura 303, que puede contener
hasta 4.000kilogramos denegro animal
granulado. En la parte inferior lleva un doble
fondo con agujeros, sobre el cual se coloca una
tela de mnletón humedecida, y encima se echa
por capas apretadas el negro, también humedecido.
Cargado el filtro, se cubre el negro
con otra tela húmeda, y encima de ésta se coloca
un diafragma lleno de agujeros c c, sobre
el que cae el zumo, graduando su salida por
medio de la llave r del flotador /. Las telas
de muletón y los diafragmas tienen por objeto
que el mosto caiga y se reparta uniformemente
á través de la capa de carbón, sin que
se formen falsas vías, saliendo por la llave r',
límpido y casi totalmente descolorado. Un
tubo g g, que parte del doble fondo y que sube
hasta lo alto del cilindro, sirve para dar salida
al aire interpuesto en la masa del negro.
Figura 303.—Filtro Dumont
Por último, el agujero de hombre h está destinado
á la limpia del aparato.
Concentración de los guarapos.— Defecados
los guarapos y filtrados á través del negro
animal,.se procede sin pérdida de tiempo á
su concentración hasta obtener líquidos suficientemente
densos para que por enfriamiento
cristalice la sacarosa, es decir, que se evaporan
los zumos hasta transformarlos en meladura.
En las fábricas de azúcar de remolacha, así
como en los procedimientos perfeccionados
seguidos en algunos ingenios, este trabajo se
efectúa en dos tiempos: durante el primero
se evapora el zumo hasta 27° Baumé, filtrándole
una segunda vez por el negro. En el segundo
se concentra hasta obtener meladura
con el punto necesario.
Ya digimos que en ¡a primitiva fabricación
colonial, así como en la más perfeccionada de
trenes jamaiquinos, dicho trabajo se efectuaba
en calderas calentadas á fuego directo, con
todos los inconvenientes de este género de
calefacción, tales como dificultades prácticas
en la manera de aplicar y conducir el fuego,
pérdida no despreciable de calor, y lo que es
aún más digno de tomarse en cuenta, cara-