l - Repositorio Gestion Documental v.03

ANG — 332 — ANG
los eméticos, tratándose de animales que puedan
vomitar; los revulsivos en derredor de la
garganta; las cauterizaciones con limonadas
acídulas, con ácido clorhídrico diluido; la disolución
de nitrato de plata ó de percloruro
de hierro; la insuflación de polvos de alumbre
y de calomelanos; la traqueotomía, y de una
manera especial los polvos de cubeba.
Durante la convalecencia ocurre á veces
que aparezcan los animales muertos repentinamente
, y entonces se descubre en la faringe
la presencia de un bolo alimenticio detenido,
y que no ha podido franquear el istmo á consecuencia
de la parálisis del órgano. Porfío
tanto, es necesario vigilar cuidadosamente á
los animales enfermos cuando comen.
Angina diftérica.—También se presentan
las anginas con carácter diftérico, y se revela
ese padecimiento por la formación de
falsas membranas en la mucosa de las primeras
vías; la respiración llega en ocasiones
á dificultarse de tal manera, que la asfixia
es inminente en muchas ocasiones. Obsérvase
cianosis, concreciones blancas ó amarillentas
en la base de la lengua, sobre el velo
del paladar y en los pilares. La tos arrastra
restos de las falsas membranas, y la circulación
se acelera. La temperatura suele ser de
40 á 42°, y á la postración acompañan abundantes
sudores.
Angina gangrenosa ó maligna (garrotilloj.—Este
padecimiento, casi siempre de
carácter epizoótico, ataca con preferencia al
ganado vacuno, no habiéndose demostrado de
una manera indubitable su carácter contagioso,
á pesar de afirmarlo así muchos veterinarios.
Las causas que pueden producir las flegmasías
de la mucosa y de la parte posterior de
la boca son las emanaciones de las substancias
animales ó vegetales en putrefacción, el
heno recalentado ó amohecido, las aguas encharcadas
y corrompidas, las variaciones repentinas
de la atmósfera, etc., etc. Cuando
esas causas obran con mucha intensidad, el
padecimiento suele terminar por gangrena,
de modo que la angina maligna solamente se
diferencia de las demás por la rapidez de su
marcha, por la intensidad de los síntomas,
por atacar á la vez á un gran número de animales
y por la forma en que termina.
Anunciase la invasión de esa especie de angina
por la fatiga y el profundo abatimiento
de los animales, por la intensidad de la calentura
y el jadeo, y por la dificultad de tragar.
Las membranas de la boca y de la nariz presentan
un color rojo obscuro; la cabeza, y
particularmente las orejas, se ponen muy calientes,
y los ojos muy empañados. En ese
período el dolor es muy vivo en las fauces;
dolor que disminuye á proporción que va progresando
el mal. También se obscurece más
y más el color rojo de la membrana mucosa,
presentándose en ella manchas de diferentes
colores, flictenas y aftas. Llegado ese período,
disminuye la celeridad del pulso, el cual
va concentrándose, y el aire espirado es de
olor fétido. Por lentos que sean los progresos
de la enfermedad, el animal se va debilitando
sensiblemente, se enfría la piel en todo el
cuerpo, la cabeza, y principalmente la nariz y
las orejas; el pulso se vuelve blando , irregular
ó inexplorable casi; el olor del aliento es
cadavérico, y por las narices frecuentemente,
y por la boca en ocasiones, comienza á salir
una materia icorosa que corroe las partes por
donde pasa. La leche que segregan las hembras
es muy espesa y de color parecido al de
la orina; así que la gangrena se desenvuelve
en un punto , se extiende por todas partes rápidamente
, y como entonces cesa el dolor, el
animal presenta apariencias de mejoría y procura
comer, mas al poco tiempo se apodera
de todo su cuerpo una debilidad mortal, y
muere muy luego la res, con convulsiones á
veces y á veces sin ellas.
Para examinar por medio de la necroscopia
el estado en que quedan las partes lesionadas,
es necesario abrir el animal sin pérdida de
tiempo, pues de lo contrario la putrefacción
las desfigura y es imposible formar idea de
los estragos de la enfermedad. La carne exhala
un olor fétido que se percibe desde lejos, y
aparece enfisematoso todo el tejido celular.
Se notan infiltraciones en el tejido celular
subcutáneo de la cabeza; del cuello y de las
otras regiones. La membrana mucosa de la
nariz, de la faringe, de la laringe y de las
demás partes de la garganta y de la boca
está desorganizada y despegada á pedazos,
ó cubierta á trechos por otra membrana que
se forma sobre ella. También se advierte la
desorganización en los cornetes de las narices
y del hueso etmoides, como en todas las partes
blandas. Esta flegmasía extiende en ocasiones
sus estragos hasta los bronquios, y
aun hasta la mucosa del aparato digestivo.
En tal caso la mucosa que cubre la panza está
roja, y la del cuajo cubierta de una especie de
falsa membrana.
Siempre es funesto el pronóstico de la enfermedad
, y sus progresos tales que á los pocos
días mata á las reses,^siendo completamente
inútil cuanto se haga una vez llegado
el segundo período. Con esto decimos que han
resultado completamente infructuosos cuantos
métodos terapéuticos se han empleado, puesto
que la gravedad del padecimiento llega á tal
grado que casi siempre produce la muerte.
Se recomiendan, sin embargo, las sangrías
pequeñas y repetidas, pero son perjudiciales,
á menos de que se administren al principio de
la enfermedad. El medio más seguro para
preservar á los animales estriba en alejarlos
de las causas que puedan provocar el padecimiento.
El agua que se dé á beber á los animales
habrá de acidularse con ácido sulfúrico;
los alimentos se rociarán con agua salada, y
además se emplearán alganos excitantes, como
sedales, vejigatorios, etc.
ANGIÓLEUCITIS, LINFANGITTS
CPatología).—Inflamación de los vasos linfa-