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Entre las sierras de Aitana y Benicadell, y
partiendo de Aleoy, que puede considerarse
como el centro de varias ramificaciones, parten
varias de éstas hacia el E., formando los
valles del Algar, Gorgos y Jirona, que desaguan
respectivamente en Altea, Jávea y
Denia, no sin que entre las dos últimas se
hierga el Mongo, que forma el Cabo de San
Antonio, y desde el cual se descubren horizontes
vastísimos. Al Occidente de la provincia
aparece el terreno cruzado por los contrafuertes
de las sierras de Salinas, El Pinoso y
Pila, al O. de las cuales surge el núcleo montañoso
de la serranía de Crevillente, con una
serie de contrafuertes septentrionales que, alzándose
en los términos de Aspe, Novelda y
Monóvar, parecen pertenecientes al sistema
montañoso del Norte de la provincia. En
cambio la parte meridional de ésta es poco
accidentada.
La constitución geológica del suelo de la
provincia de Alicante es sumamente variada,
abundando la piedra calcárea en las sierras
del Norte, mezclada con arena; la tierra de
las faldas es albariza hasta más allá del puerto
de Salem, después rojiza , abundando en el tiltimo
tercio de la altura las minas de yeso,
precedidas de mármol mezclado con vetas espáticas.
El Montcabrer es calizo, con bancos
inclinados hacia las faldas y mucha tierra roja,
entre la cual se encuentra piedra blanca, y en
algunas partes mármol susceptible de pulimento.
En las cercanías de Villena el suelo es
pobre y muy arenisco, y apenas capaz de producir
algún centeno, si bien no faltan hondonadas
pingües. El valle de Biar es arenisco, á
consecuencia sin duda de las montañas calizoareniscas,
si bien las hay también exclusivamente
calizas, con abundantes mármoles blancos
, de color de leche, amarillentos, con manchas
aplomadas ó de variados matices. Las
aguas que de esos cerros fluyen contienen partículas
calizas.
En la hoya ó cuenca del Castalia hay excelentes
tierras de labor, canteras de yeso , cal,
alabastro, mármoles y sillares. El monte Maimó,
que en ella surge, es calizo; los montes
de Ibi son de tierra yesosa en su base, y de
tierra caliza en su parte superior; entre esa
población y la de Ibi el suelo es algo arenisco,
mientras que las cumbres inmediatas al célebre
pantano son de yeso cubierto de tierra
roja y cenicienta hasta muchos pies de profundidad;
dirigiéndose hacia el NE., y en los
alrededores de Jijona, predomina en montañas
y cerros la arcilla, el yeso y la marga colorada.
En el monte Cabeso la piedra es dura,
caliza, parda unas veces, y otras jaspeada de
rojo y blanco; en el llamado Librería, por la
forma de la estratificación, las capas de piedra
caliza son de 9 centímetros, y se hallan
superpuestas horizontalmente, con alguna inclinación
en las faldas, y como partidas en
multitud de fragmentos en forma de ladrillos.
Entre Sarga y Benifallín el terreno es de albariza
, y está cortado por numerosos barran­
cos; entre Benifallín y Penáguila predomina
la marga arcillosa blanquecina; en el valle del
río Penáguila la tierra es caliza y blanca en
la izquierda; se convierte en sillares, y se endurece
bajo la acción del aire; y en la derecha,
compacta y cenicienta; se utiliza para cal. En
la sierra de Aitana abunda la tierra gredosa,
de color blanco obscuro en unas partes, y
en otras, hacia el Confrides, abundan los cantos
y el cascajo; hay muchas cavernas, y falta
tierra vegetal. El frondoso valle de Guadalest
está formado por tierra blanquecina y yesosa
en parte, lo mismo que las faldas del Serrella,
no escaseando las pedrizas y peñascales, impropias
para el cultivo.
Desde el castillo de Penáguila hasta Alcoy,
ó más bien desde las faldas de Aitana, el terreno
es sumamente desigual, y alternan los
valles profundos con elevados cerros y lomas
de albariza, destacando á veces eminencias calizas.
En los valles orientales de Travadell y
de Ceta el terreno es de marga gredosa y blanca
en parte, que deslumhra cuando la hiere el
sol, y que está surcada por barrancos profundísimos.
De análoga constitución geológica es
el terreno que forma las accidentadas serranías
extendidas entre Alcoy y el mar, siguiendo
la dirección oriental, ó sea entre Alcoy,
Altea y Denia. Imposible describir aquella
variada serie de pingües valles, peligrosos derrumbaderos,
cimas y picachos elevados, colinas
y lomas susceptibles de cultivo provechoso.
En el Mongó, desde el cual se distingue
vasta extensión de terreno, destacan peñascos
pelados, y dominan las tierras calizas y los
mármoles blancos y amarillos con muchos fragmentos
de espatos calizos. En las numerosas
cuevas que comprende ese monte, de 3,730
pies de elevación, ó sea poco más de 1.000 metros,
se encuentran estalactitas de formas caprichosas.
Avanzando hacia el SO. se desciende
al valle del Algar y al término de Callosa
de Ensarriá, en el cual hay numerosos cerros
de yeso, coronados de mármol, mientras que
en las cercanías del mar predominan las albarizas,
y aparecen en algunas partes peñas calizas
descarnadas, no faltando tampoco llanuras
estériles y arenosas, mientras que en las
hondonadas, planicies y laderas de tierra adentro
es el suelo feracísimo, abundante la albariza
hacia el N. y en las cercanías de Benisa.
En Callosa y Calpe, y por el valle del Guadalest,
abundan también los cerritos y lomas de
yeso ó de tierra roja, con gruesa y no menos
fértil corteza de tierra blanquecina, y mármoles
generalmente de color negro. Para la plantación
de viñedos se han elegido lomas de tierra
roja con mezcla de guijos en las faldas, y
blanca á veces en las cumbres.
Altea se halla situada en feracísima vega,
Benidorm, al S. de esta villa, y sobre caliza
blanca, que forma bancos de 2 pies de espesor,
inclinados al N., con cristalizaciones obscuras
de espato; en las capas inferiores se encuentran
tierras gredoso-areniseas, de dureza
semejante á la de la piedra. Al SO., hasta Vi-