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ASF — 567 — ASF
emplean dos tercios ó una mitad de betún, y
se extiende en caliente con el pincel ó la brocha
sobre la superficie que se haya de cubrir.
Si se aplica sobre metales que estén calientes,
los preserva completamente de la oxidación.
Tratándose de maderas, basta generalmente
extender dos capas; en las piedras, los yesos
y otras substancias análogas, generalmente
es preciso extender tres capas de betún, debiendo
tenerse presente en este último caso
que solamente se obtienen buenos resultados
si los cuerpos se hallan completamente desprovistos
de humedad cuando se aplica el barniz,
porque en caso contrario el betún sería
rechazado por la fuerza capilar. El alquitrán
piroleñoso, obtenido por la destilación de las
maderas resinosas, se aplica á veces sólo sobre
las maderas secas, y se embebe completamente
aun cuando se aplique varias veces.
La preparación que anteriormente se ha
indicado para las telas y cuerdas, pero sin
incorporar á ella el alquitrán de hulla, es
muy conveniente para las pinturas hidrófugas
ó impermeables de las estancias que hayan
de ser posteriormente cubiertas con pinturas
al óleo. Sin embargo, ofrece un grave
inconveniente, el de no admitir las tintas claras.
Cuando se desee obtener fondos blancos,
es necesario reemplazar esa mezcla con mastic
blanco de Dihl, que se extiende con aceite
de linaza cocido. Los vehículos, los instrumentos
de cultivo, las puertas y ventanas,
los enverjados de madera, los rodrigones, las
estacadas, los postes de los puentes, los barcos
, etc., no exigen tantas precauciones para
ser embetunados. La preparación que se emplea
para las cuerdas, con una proporción variable
de coaltar, basta para conseguir la conservación
de estos objetos, á más de resultar
muy económica. Aun resulta, empero, más
económica una mezcla en caliente de 10 kilogramos
de alquitrán de hulla, un kilogramo
de resiua de abeto, 750 gramos de sebo de carnero
y 500 gramos de litargirio ; mezcla que
penetra profundamente, cubre bien los objetos
dando dos capas de ella, se seca rápidamente
sin formar hendeduras, y comunica un
hermoso color negro de barniz.
Construcciones.—Indudablemente el procedimiento
más eficaz contra las filtraciones es
el seguido por los antiguos al emplear como
cemento el betún; pero resulta sumamente
dispendioso, y en la mayoría de los casos le
sustituyen sin gran desventaja las cales, las
argamasas y los cementos hidráulicos. Aquél
debe emplearse principalmente en los silos
destinados á conservar los cereales, para evitar
que la humedad altere los granos. Si se
prescinde de la cuestión de economía, nada
puede sustituir para ese objeto al betún. El
rellenar sencillamente con mástic bituminoso
las junturas, exige menos dispendios y es también
muy útil. Para ello han de rasparse y
limpiarse perfectamente, lavar y desecar bien
los huecos, y el mástic se ha de extender en
caliente, y ha de ser comprimido y alisado
con una espátula también previamente calentada.
Embaldosados, aceras.—Es de advertir desde
luego que el espesor de los enlosados de
asfalto depende del objeto á que se hallan
destinados, ó más bien del desgaste y tráfago
á que se hallan expuestos. Han de extenderse
siempre sobre un suelo bien apisonado y plano
, cubierto con una argamasa hidráulica de
20 centímetros de espesor, sobre la cual habrá
de extenderse una capa de mortero que
deje la superficie bien igual, y que ha de secarse
perfectamente antes de proceder á la
extensión del asfalto. En las aceras de las
grandes poblaciones generalmente se echa una
pequeña capa de grava fina para aplanar el
piso y rellenar las depresiones. En todo caso,
cualquiera que sea el método de preparación
adoptado, se funden después en una caldera
los panes de mástic, tales como los suministra
el comercio, agregando guijo menudo, lavado
y tamizado, con lo cual se obtiene una substancia
espesa y semilíquida. Después de establecer
marcos de hierro sobre la superficie en
que haya de extenderse el asfalto, á fin de
determinar bien el espesor de la capa y evitar
que se extienda más de lo conveniente, se
va sacando la amalgama de la caldera, después
de estar bien caliente, por medio de una
cuchara de hierro, y se la extenderá entre las
reglas metálicas con una espátula de madera,
para espolvorear después encima guijo ó arena
un poco gruesa, lavada y seca por medio de
un tamiz adecuado. Los granos de arena se
introducirán en la masa, apisonando ésta con
palas pesadas y provistas de un largo mango.
Terminado un cuadro ó división, se trasladará
el marco ó las reglas metálicas al espacio
inmediato que ha de ocupar el siguiente, y se
procede de ese modo hasta cubrir el espacio
señalado de antemano, cuidando de rellenar
bien las separaciones que marcan los puntos
en que estuvieron colocadas las reglas. Para
que el plano de asfalto quede bien adherido á
las paredes, se limpian éstas bien y se da
tiempo á que se sequen después de raspadas.
Cuando haya de proseguirse la tarea interrumpida
, deberán calentarse los bordes de la
última sección que anteriormente se extendiera.
Las aceras y enlosados que solamente hayan
de soportar el paso del hombre, sólo requieren
una capa de asfalto de un centímetro
ó centímetro y medio de espesor. En el primer
caso se necesitan 17 kilogramos de asfalto
y 10 de guijo para cubrir un metro cuadrado,
y en el segundo 24 y 14 respectivamente,
no incluyendo naturalmente el guijo empleado
para allanar el piso. En los enlosados
de las cuadras es necesario formar sobre el
guijo y la cal una capa de 2 centímetros de
espesor, con la mezcla de 40 kilogramos de
mástic por cada 60 de guijo incorporado con
él, y 4 kilogramos de alquitrán mineral, y sobre
esa capa se echa otra de asfalto puro que
tenga centímetro y medio de espesor, y antes