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gases (ácido carbónico, nitrógeno, etc.) entran
en la cámara ce, que contiene piedra caliza.
Estos gases se purifican y se enfrían al
pasar por debajo de las cubas de palastro e e,
llenas de agua fría. De esía cámara llegan por
un 'tubo encorvado al lavador d, con agua
Figura 300.—S jeción de un horno
hasta la mitid de su cabida, y de aquí los
msncionados gases son absorbidos por una
bo:nba que, enlazando con el tubo t, los conduce
á la caldera defecadora.
He aquí el midas operandi propuesto por
Rousseau. Se comienza por emplear una cantidad
de cal seis veces mayor que la ordina-
Figuras 301 y 302—I
ria, es decir, bastante considerable, no tan
sólo para que obre sobre todas las substancias
extrañas contenidas en el guarapo, sino también
para que se combine con el azúcar, formando
sacarato monocálcico. Por cada 1.000
litros de zumo emplea 25 kilos de cal hidratada
y desleída en cinco ó seis veces su peso de
agua calieute. Preparada esta lechada, se añade
al guarapo, que debe estar ala temperatura
de 60 á 65°, elevando en seguida la misma
hasta 95°, pero sin que hierva. Decantado
y filtrado por una tela de muletón, sobre la
cual se pone una capa de 25 centímetros de
carbón animal en grano, resulta un líquido
transparente, algo amarillo, que se recibe
en la paila de saturación, á donde se hace llegar
la corriente de ácido carbónico. Una de
estas pailas, usada también en Alemania, la
representamos en las figuras 301
y 302, preferible bajo todos conceptos
á la caldera cíe defecación
descrita más arriba. El guarapo
se calienta en ella introduciendo
el vapor acuoso por los serpentines
a a, en condiciones
mucho más racionales que con
los dobles fondos, los cuales
dejan perder el calor por la mitad
de su superficie exterior,
mientras que la otra mitad interior
se encuentra, como es
sabido, dada su forma, en las
condiciones más desfavorables á
la transmisión del calor. Por
otra parte, los serpentines son
más económicos y se instalan
más fácilmente. Como los tubos a están bañados
en toda su extensión por el guarapo,
se aprovecha mucho mejor la transmisión
del calor, que llega á ser por esto mismo
más rápida y completa. El ácido carbónico
penetra por el gran tubo b, que puede desmontarse
con facilidad para su limpieza; c c
a usada en Alemania
son dos placas de palastro agujereadas, sujetas
con charnelas á los lados de la caldera, y
que puestas en posición horizontal, aseguran
una división más completa, y por consiguiente,
un aprovechamiento mejor del gas carbónico.
La llave d, llamada de prueba, sirve para
extraer una cantidad de líquido cuando se desee,
y apreciar su grado de saturación. El. termómetro
e, para regular la marcha de la temperatura.
La válvula/, de volante, para abrir
ó interceptar la entrada de vapor. La llave g,
para evacuar el vapor condensado. Por últi-