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iipinas se aplica á di versas palmas bravas, pero
más particularmente á la Livinstona rotundifolia,
Mart., de la familia Palmas. Se llama
también Anao y Bolong luyong.
DESCRIPCIÓN.—Hojas en figura de abanico,
con pliegues terminados en punta; pecíolos
sin aguijones. Flores en espata; el espádice
largo, de 1,50 metros, conteniendo muchas florecillas
en racimos compuestos; el pedúnculo
propio cortísimo y grueso. Fruto drupa globosa,
del tamaño de una cereza, con el pericarpio
sin escamas, y la semilla dura y córnea.
Florece en Febrero.
CUALIDADES Y APLICACIONES.'—Esta palma
se hace tan alta como los cocoteros y arecas.
El tronco es negro y muy derecho; la madera
muy dura, y la médula blanda, como en las
otras palmas.
La semilla tierna se come, pero es muy astringente
y tolerable sólo para los indios.
Empléase esta palma en estacadas, en canales
para conducir agua y en otros usos,
porque es de mucha duración.
Las hojas sirven para cubrir los techos de
las casas.
ANALEPSIA.—Restablecimiento de las
fuerzas de una enfermedad; realmente es un
estado intermedio entre el estado patológico y
el estado de salud; el término es sinónimo de
convalecencia.
ANALÉPTICO.—Lo que restaura las fuerzas.
Dícese de una clase particular de medicamentos,
tónicos ó excitantes, qué despiertan
el vigor y las energías fisiológicas en los
convalecientes ó en los animales mal nutridos.
En patología veterinaria pueden considerarse
como analépticos las harinas de trigo
y de cebada, la alfalfa, las patatas, las habas,
los caldos de substancias animales, el arroz
cocido, etc. Auméntala acción de esas substancias
con la adición de líquidos espirituosos,
que por sus principios estimulantes excitan
el órgano gástrico. Conviene administrarlos
con frecuencia á todos los animales que tienen
la fibra blanda y temperamento linfático, á
los sometidos á penosos trabajos y á los que
viven en terrenos húmedos y pantanosos, aun
cuando no hayan enfermado. Dicho se está
que los analépticos se hallan contraindicados
en circunstancias opuestas.
ANALES.—Relaciones de sucesos por
años: los anales agrícolas se distinguen generalmente
de las obras de agricultura en que
en éstas se expone una doctrina, y se diferencian
de los periódicos en que en ellos se trata
sin método ni sistema los asuntos agrarios, en
tanto que los anales son, por lo general, una
recopilación de observaciones sobre ensayos
de cultivo, sobre resultados de experiencias.
En los anales más famosos se va anotando periódicamente,
á veces día por día, todo lo que
un espíritu investigador puede observar, para
que su práctica en las reformas intentadas
sirva de guía á los demás, para que caminen
con paso firme en la vía del progreso, sin
riesgo de contratiempos y desengaños.
Existen muchas publicaciones que llevan
el título de anales, aunque realmente no lo
son; de todos modos, citaremos algunas, por
si hay agricultores que tengan interés en consultarlas.
Anales de Ciencias naturales. Madrid, 1799
á 1S04. Imprenta Real. Siete tomos en 4.°, de
300 á 400 páginas y 49 láminas.
Con el nombre de Anales de Historia natural
comenzó esta publicación en Octubre
de 1799, por cuadernos de 80 á 100 páginas, y
el tercer tomo aparece ya con el epígrafe que
encabezamos.
D. Antonio José Cavanilles era el principal
empresario, y publicó en estos Anales muchos
artículos y descripciones de nuevos géneros
de plantas. También colaboraron Lagasca,
Rojas Clemente, Neé, Asso y otros, registrándose
entre sus artículos de botánica muchos
relativos al abacá, cacahuet, chufa, encina,
vegetales que producen resina, y otros
sobre palomas domésticas.
Anales de Ciencias, Agricultura, Comercio
y Artes. Habana, 1827-1829. Dos tomos en 4.°,
de 286 y 377 páginas respectivamente, con
4 láminas.
D. Ramón de la Sagra comenzó esta publicación
en Julio de 1827, y la continuó hasta
Junio de 1829, dando un número mensual.
La Intervención de la Habana protegió estos
Anales, que contienen, especialmente en su
segundo tomo, los principales escritos, consignando
los adelantos modernos en sus relaciones
con la agricultura cubana.
Anales de Ciencias, Literatura y Artes.
Madrid, 1832. Seis tomos en 8.°, de cerca de
300 páginas cada uno. Editor, D. Casimiro de
Grregory.
En esta publicación, más que la literatura
y las artes, predominan los asuntos de economía
política. Sin embargo, en el primer tomo
se habla con alguna extensión del estado en
que á la sazón se encontraban los productores
de lanas y de su porvenir; se dan además algunas
noticias respecto á la propagación de
los ganados merinos, y se insertan datos estadísticos
de la exportación de lanas.
En el tercer tomo se reseña el estado de la
agricultura española y sus necesidades, especialmente
en cuanto se relacionan con las comunicaciones
y caminos para dar salida á los
frutos.
El quinto contiene artículos sobre piscicultura
y respecto á aclimatación de nuevas especies
de animales.
Anales de la Sociedad Económica de Jaén.
Jaén, 1820. Un cuaderno en 4.°, de 53 páginas.
Imprenta de Doblas.
El socio contador D. Francisco C. de Lanuza
los redactó, y aprobados, se dieron á. la
estampa. En estos Anales se da cuenta de los
trabajos realizados en la explotación que la
Sociedad creó para fabricar objetos de esparto,
lino y cáñamo, con objeto de difundir está
industria y socorrer con sus productos á los
niños, á los pobres y á los ancianos.