l - Repositorio Gestion Documental v.03

AMO — 223 — AMO
dricen follaje cuando los abonos son muy ricos
en ázoe, fácilmente volatilizable bajo la
forma de amoníaco. Las leguminosas de raíces
fusiformes, por el contrario, prefieren que se
abone con materias ricas en amoníaco, y dejan
después en la capa cultivable un excelente
residuo de materias orgánicas, cuya cantidad
supera tal vez á la que suministran los
abonos que se hayan podido administrar anteriormente
, á causa de haberse introducido en
las capas inferiores substancia azoada bajo
la forma de ácido nítrico. Del conjunto de las
observaciones recogidas pueden deducirse, por
lo tanto, las siguientes conclusiones:
1. a Se debe admitir la utilidad del amoníaco
para la vegetación, mas ha de tenerse
presente también que no es este cuerpo la
única base para suministrar á las plantas el
ázoe necesario.
2. a El amoníaco, según los últimos experimentos,
no penetra por las raíces en el organismo
de las plantas, sino por los órganos
foliáceos, á los cuales llega bajo la forma de
carbonato, única substancia que puede resultar
útil para las plantas.
3." El ázoe que no se desarrolla en los terrenos
bajo la forma de amoníaco no es inútil,
pero experimenta una especie de digestión,
en virtud de la cual se convierte en una
substancia asimilable á las plantas, aun sin
desprenderse del mismo terreno.
4. tt Las substancias orgánicas, al experimentar
la metamorfosis llamada putrefacción,
y al pasar de un estado á otro, presentan el
fenómeno de adaptarse á las diversas fases del
ciclo vegetativo de las plantas, suministrando
primero el amoníaco necesario para que crezcan
los órganos foliáceos y después el ácido
nítrico, útilísimo en alto grado cuando los
órganos absorbentes aéreos comienzan á perder
su eficacia.
Dada la influencia que el amoníaco ejerce
en la vegetación, á nadie se oculta la importancia
de determinar con precisión la proporción
de esa substancia que contienen las tierras,
y sobre todo los abonos; cuestión que
se tratará con el debido detenimiento en el
artículo Análisis, al cual remitimos á los lectores.
Usos del amoníaco.—Además de las aplicaciones
del amoníaco indicadas anteriormente,
debemos citar algunas otras muy usuales.
Los perfumistas emplean el amoníaco para
componer substancias de olor fuerte, punzante
y excitante, corrigiendo el desagradable
olor de dicha substancia con varias especies
de esencia. Las sales llamadas de Preston
se preparan mezclando dos partes de cal recién
apagada con una de sal amoníaco. La
mezcla se introduce y comprime en frascos
de cristal que se puedan cerrar herméticamente,
no sin adicionar antes algunas gotas
de esencia de espliego ó de bergamota. Cuando
se desee oler los frascos, se quitará el tapón
y se olerá sin tener las narices muy inmediatas
al recipiente, con objeto de no ex­
perimentar una sensación demasiado fuerte
é irritante.
También se preparan otros frasquitos análogos
con las llamadas sales inglesas, llenándolos
primero de esponja comprimida, de amianto
ó de cristales de potasa ó de sosa, y regando
estas substancias con amoníaco líquido mezclado
con alguna esencia. También se obtienen
algunos preparados análogos á los descritos
empleando carbonato de amoníaco seco
en polvo, del cual se rellenan los frascos para
aromatizarlos después con cualquiera esencia
y cerrarlos herméticamente. Pero si para ese
uso se adopta el carbonato de amoníaco del
comercio, ofrece el inconveniente de conservar
el olor característico del amoníaco. Para
evitarlo se ha propuesto convertir primero el
sexquicarbonato en carbonato neutro, aplicando
el procedimiento siguiente:
Se reduce el sexquicarbonato á pedacitos
del tamaño de una avellana, y éstos se colocan
en un recipiente de vidrio, el cual ha de
poderse cerrar herméticamente. Después, sobre
el sexquicarbonato, se verterán 500 gramos
de amoníaco líquido concentrado hasta
donde sea posible. Se agitará ligeramente la
mezcla de vez en cuando durante toda una
semana, y después se mantendrá durante un
mes entero en un sitio fresco. Pasado este
tiempo, la mezcla aparecerá convertida en
una masa seca y sólida, la cual habrá de pulverizarse
para llenar los frasquitos. Ese polvo
seco es todavía capaz de absorber líquido, y
por lo mismo se suele rociar con un líquido
amoniacal aromático que tenga la composición
siguiente ú otra análoga:
Esencia de espliego 2 gramos.
— de bergamota 1 —
— de clavo 1 —
— de canela 5 gotas.
— de rosa 10 —
Tintura de almizcle 10 —
Amoníaco líquido concentrado.. 1 kilo.
El acetato de amoníaco líquido, ó espíritu de
Minderero, se prepara con las siguientes substancias:
Carbonato do amoníaco 3 partes.
Agua destilada 20 —
Acido acético C. S.
El carbonato amónico se disuelve en agua
caliente, y paulatinamente se disuelve en la
solución ácido acético hasta que la efervescencia
cese; se agregan ala disolución algunas
gotas de amoníaco líquido para hacerla alcalina,
porque de no hacerse esto, al cabo de
algún tiempo el espíritu de Minderero pierde
un poco de amoníaco y se vuelve ácido, mientras
que con la adición indicada se retrasa la
alteración. El líquido se filtrará por papel, y
se conservará en vasijas bien tapadas. Obtenido
de esa suerte, resulta muy límpido, incoloro,
marca 5 o en el areómetro de Baumé y
contiene en disolución una décimatercera parte
de acetato cristalizado.