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llega al 30 por 100, cantidad que disminuye
luego con la desecación á la estufa; y 3.°, economizan
tiempo y combustible, y, por último,
adquiere la fécula más blancura y pureza.
Aplicación de los aparatos de fuerza centrífuga.—Las
turbinas ó hidroextractores, tan
empleados en la fabricación de azúcar, y de
los cuales damos dos modelos en las figuras 44
y 45, consisten en un tambor de tela metálica
fiua, al que se le da la necesaria solidez por
medio de bandas ó aros de hierro dispuestos
exteriormente. Se pone en movimiento á la
Fisura 45—Turbina ó hidroextraefcor
velocidad de 1.000 á 1.500 revoluciones por
minuto en el interior de un depósito ó envolvente
de fundición, y con este objeto el eje
de hierro vertical lleva en su extremo superior
un cono de frotamiento, puesto en actividad
por otro cono semejante. El interior del
tambor está limitado por un cono de palastro
que obliga á la fécula que debe ser desecada
á aproximarse más cerca del borde del tambor.
He aquí ahora cómo funcionan estos aparatos:
una vez separada la fécula y bien lavada,
se introduce en un saco de piel de
gamuza, que guarnece la superficie interior,
cilindrica y llena de agujeros, del tambor del
hidroextractor de cobre. Por efecto de la
fuerza centrífuga, el agua se tamiza y escapa
á través de los poros de la piel, mientras que
la fécula queda retenida por la envolvente y
se deposita sobre la superficie interior bajo la
forma de un cilindro hueco de paredes consistentes.
Este depósito no se verifica nunca
sin una separación ó clasificación de las materias
extrañas, según su densidad. Los cuerpos
más pesados, tales como la arena, son proyectados
á la circunferencia del cilindro de
fécula, mientras que los cuerpos ligeros, tales
como el carbón, etc., quedan en la superficie
interior. Bastará, pues, raspar ligeramente
las dos superficies para obtener la fécula blanca,
al estado de mayor pureza.
Aplicación de las prensas continuas.—Puédese
también sacar partido,
en las fábricas de fécula del
empleo de las prensas continuas.
En la mayor parte de las feculerías,
los residuos pobres ó libres de
almidón no son utilizados en la alimentación
directa del ganado. Los
labradores que suministran las patatas
rechazan el alimento, mucho
más acuoso y, según su frase, «demasiado
frío», y el industrial queda
embarazado con una cantidad de
residuos que se ve con frecuencia
obligado á guardar en fosas, y que
son para él una causa frecuente de
inconvenientes que comprometen
en ciertos casos la vitalidad de su
fábrica. Las infiltraciones de las
aguas que escurren vienen á corromper
.los pozos vecinos; las feri>
mentaciones pútridas se desarrollan
durante el verano, y aparte de estos
inconvenientes, el industrial deja
perder ciertos productos que se
consideran en algunas fábricas como
capaces para pagar una gran parte
de los gastos de fabricación.
A pesar de ser su trabajo incompleto
y costoso, en cierto número de
=É¡E fábricas se emplean las prensas de
tornillo para desecar los residuos á
Hp- 5 que venimos refiriéndonos, y secarlos
en seguida en la estufa. En otras
se emplea la prensa hidráulica. Después
de repetidos ensayos, el señor
Champonnois ha aplicado su prensa continua
(figura 46) á la presión de estos residuos,
habiendo obtenido los resultados más
felices. La experiencia adquirida en diferentes
feculerías en que ha sustituido su prensa
á la hidráulica, ha demostrado que aquélla
puede alcanzar al menos el mismo grado de
presión, es decir, 16 por 100 próximamente
de pulpa del peso de la patata. Además de
estas ventajas, como supresión de todo gasto,
mano de obra, sacos, etc., su manejo y entretenimiento
están al alcance de los obreros menos
inteligentes de las feculerías, las reparaciones
son raras y fáciles de ejecutar, su superficie
filtrante es rígida y resistente á los
mayores esfuerzos de presión, no experimenta'
ningún frotamiento el residuo sobre los cilindros
que desarrollan continuamente la pulpa