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que dificultan su empleo, por lo cual estos sistemas
se han sustituido por otros más sencillos.
De modo, que el sistema de tracción
directa, moviéndose la locomotora por toda
la extensión del campo, y llevando tras de sí
los instrumentos de cultivo, ha sido abandonado,
por las dificultades é inconvenientes que
ofrece.
Uno de los sistemas más completos é ingeniosos
, el más completo del cultivo por medio
del vapor, es el de Halhetl; pero su enorme
coste le hace tan imposible en la práctica
como los anteriores. En este sistema, la locomotora
no camina por la misma superficie del
terreno, sino por unos rails colocados como en
los caminos de hierro, y espaciados entre sí de
20 en 20 metros. El aparato se compone de
una gran plataforma de madera que va desde
rail á rail; á cada uno de los extremos de
esta plataforma, que tendrá naturalmente
20 metros de longitud, marcha una máquina
de vapor, de manera que andando las dos simultáneamente,
arrastran á la plataforma, á
la cual pueden engancharse todos, absolutamente
todos los instrumentos y máquinas,
sean las que fueren, inclusas las máquinas de
segar. Es el único que aplica la fuerza motriz
del vapor á todas las operaciones agrícolas, y
ha encontrado en Inglaterra entusiastas partidarios
y admiradores, que se han esforzado
en dar á conocer sus ventajas sobre los demás.
Si se colocan, en efecto, detrás déla plataforma,
arados, extirpadores, gradas, rodillos
y segadoras, todas estas operaciones se
ejecutan con gran perfección y rapidez, y
como que las dos máquinas de vapor caminan
sobre los rails sin desviarse lo más mínimo,
resulta una gran precisión en el trabajo,
y pueden marchar los instrumentos por entre
las plantas alineadas para ejecutar las excavas,
limpias y recalces, sin dañar ni á los
tallos ni á las raíces.
La máquina de Halkett puede abrir doce
surcos de la profundidad que se quiera, y presenta
sobre los demás sistemas conocidos, inclusos
los arados ordinarios movidos con fuerza
animal, la circunstancia ventajosa de evitar
la presión que ejercen sobre el terreno los
arados cuya tracción es horizontal, puesto
que se hallan suspendidos en la plataforma,
y ésta es la que soporta el peso del arado y
no la tierra. No hay tampoco frotamiento en
el subsuelo por parte del dental y vertedera,
porque hallándose colgados, la reja y vertedera
se introducen en el suelo, y quedando
más elevado el talón del arado, no ejerce
acción sobre él.
No solamente sirve el aparato de Halkett
para preparar el terreno y dar las labores,
sino también para el transporte de abonos y
de las cosechas. En la plataforma pueden cargarse
hasta 70.000 kilogramos de estiércol, y
como las dos máquinas de vapor tienen de diez
á doce caballos de fuerza, pueden remolcar varias
máquinas de segar, las cuales cortarán la
mies colocada entre los rails con grande eco­
nomía. Además de la distribución de los abonos,
se puede regar á voluntad, bien exterior ó
interiormente. Cuando se quiere, para evitar la
evaporación, que el riego sea subterráneo, se
coloca detrás de la plataforma un sistema de
tubos que tienen en su extremo una punta
hueca, la cual se introduce en tierra á medida
que marchan las máquinas, y va dejando
caer el agua que viene de los depósitos superiores,
colocados en la misma plataforma. Pueden,
pues, practicarse con este sistema todas
las operaciones agrícolas con gran perfección
y sencillez, con la circunstancia de exigir
muy pocos obreros para su servicio, y de
practicarlas con bueno ó mal tiempo, llueva
ó no llueva, y aun de noche, supuesto que,
una vez fijos los instrumentos en la plataforma,
hacen su trabajo con una precisión matemática.
Esta última particularidad es notabilísima,
porque muchas veces, de la rapidez de
una operación que el labrador tiene forzosamente
que interrumpir por la falta de la luz,
depende el buen resultado y el éxito de una
cosecha.
Con un aparato del sistema Halkett, apropiado
á una explotación de 400 hectáreas, pueden
labrarse en diez horas de trabajo 15 fanegas
de tierra, binarse 90, regarse y segarse 45;
pero á pesar de este trabajo, verdaderamente
monstruoso, y á pesar de su perfección y de
sus ventajas, su enorme coste hace punto menos
que imposible su adopción. Basta saber
que, aparte del valor de las máquinas de vapor,
plataforma, instrumentos y demás, sólo
los rails vienen á costar, puestos en el terreno,
si son de hierro, 1.200 francos por hectárea
,' y si de madera creosotada, 600 francos
por hectárea; lo cual supone que para una explotación
de 200 hectáreas de extensión se necesita
un capital de 24 á 48.000 duros. Algo
disminuyen los gastos de instalación sustituyendo
los rails de hierro ó de madera creosotada,
por otros más sencillos, compuestos de
una fila de ladrillos triangulares bien cocidos,
sostenidos entre sí por una varilla de hierro
que los atraviesa. El rail queda formado polla
arista que presenta el ladrillo; pero como el
peso considerable del aparato pudiera destruirlo
, se recubren los ladrillos con una banda
de caucho. Esta modificación reduce los
gastos á 437 francos por hectárea. Este sistema
no se ha generalizado en Inglaterra, siendo
los de Howard y de Fowler los que por
mucho tiempo se han disputado la primacía,
y los que en la práctica han producido mejores
resultados.
El principio en que se fundan los sistemas
de estos dos célebres constructores, consiste en
aplicar la fuerza del vapor, la cual hace marchar
directamente un cable que conduce el
arado, como en el de Fowler, ó indirectamente,
valiéndose de otros aparatos auxiliares , como
en el de Howard.
Las partes esenciales del arado Howard
son: la locomóvil, el cabrestante, el arado y
las poleas horizontales.