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según ya queda indicado, teniendo en cuenta
las condiciones del clima y la composición
del suelo.
Los terrenos arcillosos son á propósito para
los cereales, habas, trébol, etc. Los terrenos
calizos, para el pipirigallo, cereales, guisantes,
lentejas, etc. Los terrenos areniscos, p.ara el
centeno, avena, patatas, zanahorias, nabos,
judías, etc.
En la combinación del turno de cosechas
entra por mucho el conocimiento de la duración
del tiempo necesario para completar su
desarrollo los vegetales que entran en él. Los
cereales se siembran en otoño, siembra temprana,
y los hay para verificarlo tarde por
medio del trigo tremés, cebada tremesina; esto
puede dar tiempo á las labores y la siembra.
Las avenas se siembran también en Enero y
aun en Febrero. El mijo, los panizos, el maíz
de Marzo , etc., son un recurso para la siembra
tardía de los cereales.
VI. Es un hecho demostrado por la práctica
de la agricultura, y de que la ciencia ha
dado tina explicación satisfactoria, que independientemente
del suelo y de las necesidades
del hombre, cada región agrícola está
caracterizada por la producción de una planta,
que es la que domina en primer término, porque
es la más productiva y no está sujeta á los
contratiempos que sufren las introducidas de
otras regiones. Y de esa predominación suele
ocurrir en una especie de producción que una
variedad de ella ofrece resultados en tal región
y no en otra diferente. Los trigos duros los
determinan los autores latinos para la región
meridional, y los blandos para la central; así
se sigue hoy esa marcha en las campiñas andaluzas
y en las provincias castellanas y del
Norte de España. En 1858, estando al frente
nosotros de la gran explotación agrícola de la
Viuda de Várela, en que se sembraban hasta
S.000 fanegas de trigo, todos de las variedades
de raspa y duros, ensayamos los chamorros,
cañi huecos y blandos, por que hicimos ir á
las campiñas de Jerez y Medina Sidonia, y los
malos resultados nos demostraron la importancia
que tienen ciertas prácticas locales, que
no deben dejarse de tener en cuenta, aunque
no sea raro ver. que pueden modificarse con
ventajas, pero no sin estudio deben variarse.
En los sitios ya indicados, en terrenos de
secano, se siembra en las campiñas, llevando
el turno de tres hojas, ó sea que cada tercer
año siembran un cereal, otro se deja la tierra
de erial, durante el cual en algunos sitios casi
siempre se produce espontáneamente el trébol
oloroso, la zulla y el vallico (raygras de los ingleses),
en tal abundancia, que no hemos visto
prados artificiales de riego que se les pueda
comparar cuando el tiempo concurre. El tercer
año se hace barbecho de reja ó semillado,
y así, con pocos gastos, se tiene una alternativa
de: primer año, trigo; segundo, prado;
tercero, semillas, y cuarto, otra vez trigo, cebada,
zahina, etc. Como el año de prado éste
se consume sobre el terreno, no porque no
pueda segarse, sino por no tener la buena costumbre
de almacenar el heno, cuyo recurso
no pocas veces hace falta, la tierra recibe un
aumento de fertilidad importante, debido á la
estancia del ganado en ella para consumir el
producto espontáneo de la tierra. En tales
circunstancias, con una mejora del sistema,
sin alterar las buenas condiciones de esa producción
espontánea, que no se aprecia en. lo
que vale, la producción sería extraordinaria.
Donde esa producción extraordinaria de
plantas forrajeras tiene lugar en las primaveras
propicias, en que los ganados, como vulgarmente
allí se dice, tienen que arrastrar
estando en pie los cencerros sobre la hierba,
en Junio todo está agostado, y no viniendo el
otoño temprano y lluvioso, el ganado perece
de hambre y ocasiona pérdidas inmensas.
J. de Hidalgo Tablada.
ALTICAS ó ALTISAS (Altica, lialtica,
Pabr.) (Entomología agrícola).— Denomínanse
así unos insectos que en algunas comarcas
llaman pulgas de tierra, y que causan
grandes estragos á veces en algunas cosechas,
y especialmente en las de plantas cruciferas,
en las remolachas y en las viñas. Esos insectos
figuran hoy en la tribu de los altlcidas, perteneciente
á la gran familia de los fitófagos y
orden de los coleópteros, habiéndolos clasificado
por vez primera en 1862 Geoffroy, quien
describió diez y nueve especies; número que
ha ido aumentando con posteriores investigaciones,
hasta elevarse actualmente á doscientas
veintidós en Europa y á trescientas treinta
y ocho en otras partes del mundo.
Las altisas se distinguen por tener antenas
cuya longitud iguala á la mitad del cuerpo,
de igual grosor ó un poco más abultadas en
la extremidad é insertas entre los ojos, á poca
distancia de la boca, y aproximadas y cerca de
una pequeña carena longitudinal. El cuerpo
es unas veces ovoideo ú ovular, y otras veces
casi semiesférico; particularidad que impide
confundirle con el grupo de los galerucitos,
que presenta casi los mismos caracteres generales,
si bien las altisas tienen casi siempre
muy gruesos los muslos de las patas posteriores
, lo que las pone en condiciones de dar
saltos descomunales, atendida su pequenez.
Las altisas de Europa se han agrupado en
ocho géneros, y las conocidas en el mundo
entero, en cincuenta.
Por lo común, las europeas son insectos
mucho más pequeños que las exóticas, y están
adornadas de hermosos y brillantes colores
metálicos, pudiendo escapar al peligro por el
vuelo y por el salto. Aliméntanse con las partes
verdes de los vegetales, tanto cuando son
larvas, como cuando han alcanzado el estado
de insecto perfecto; se reproducen varias veces
durante el año, y de ahí que causen muchos
estragos en los cultivos en que pululan
dentro de limitado espacio. Viven las dos ó
tres especies cuyas costumbres se conocen, en
galerías construidas en las cutículas de las hojas,
manteniéndose á cubierto de esa suerte