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ALP — 145 — ALP
de la cordillera. Examinando un mapa geológico
de los Alpes, se distinguen á simple vista
tres zonas: la central ó media, la septentrional
y la meridional. Las masas de la central se
hallan constituidas predominantemente por el
granito gneis, que reviste diferentes formas,
rara vez la de granito puro, y que se halla
cubierto por capas de esquisto pizarroso, de
esquisto micáceo, de anfibol, y especialmente
de pizarra negra y gris, apareciendo en los
Alpes orientales terrenos silúricos y devonianos,
y aun, como en los occidentales, algunos
depósitos carboníferos. También en la zona
occidental se ven algunas cumbres, constituidas
por terreno jurásico, piedra gredosa y
restos de formación eocena; de manera que
los esquistos que envuelven las capas de la
zona central pudieran ser debidos á metamorfosis
geológicas. Esos estratos están á veces arqueados
y oprimidos por las masas cristalinas
que los han impulsado ó atravesado. Las zonas
laterales están constituidas en su mayor parte
por terrenos calizos, de formación terciaria y
secundaria, y en ellos sólo aparecen algunas
masas cristalinas aisladas completamente. En
realidad no existe al S. una zona lateral accesoria
como al N., pues si bien al S. del Lago
Mayor hay muchas piedras de formación terciaria,
correspondientes á la zona central, no
presentan disposición regular y sistemática.
La arqueada vertiente meridional de los Alpes
surge harto abrupta y bruscamente para
que pueda existir la gradación y variedad que
se observa en la zona del Norte.
La central es la más rica en minerales raros
y preciosos, siquiera únicamente en algunos
puntos haya podido ser explotada. En ella se
encuentran algunos yacimientos de oro y muy
abundantes de cobre, plomo, níquel, cobalto,
y sobre todo de mineral de hierro, que en la
Stiria alimenta una floreciente industria. En
las zonas laterales del Oriente abundan los
terrenos triásicos, mientras que en las del Occidente
solamente algunas cuarcitas, como la
llamada Verrucano. Aquéllas, no solamente
contienen minerales, si que también grandes
masas de sal gema. En el Oriente desaparecen
las huellas de la formación jurásica, y no
tienen apenas importancia los terrenos gredosos.
No menor importancia tienen las piedras
de la formación eocena, las margas de nummulites,
las piedras areniscas y las margas
ricas en fucos, llamadas jiych por los suizos,
muy extendidas en el interior de los valles
septentrionales de la sección oriental, y en las
mesetas situadas entre el Adriático y el Sava.
También abundan en los límites de los Alpes,
como en sus valles, los terrenos de formación
terciaria moderna y los terrenos diluviales,
sobre los cuales aparecen muchas piedras erráticas,
arrastradas sin duda alguna por los
ventisqueros durante la época glacial, según
puede colegirse por la acción que en la actualidad
ejercen esos mismos ventisqueros, las
avalanchas y los aludes, y por la gran cantidad
de piedras que disgregan los hielos, mu­
chas de las cuales caen con estrépito al fondo
de los valles y cañadas. En la zona lateral
meridional de los Alpes, entre los terrenos
sedimentosos, aparecen á veces antiguas rocas
aisladas de granito, pizarra, feldespato,
melafiro y aun dolomita en el lago Lugano y
en el Tirol.
Según los terrenos que constituyen las masas
de los Alpes, así son las formas de sus
crestas y cumbres. En la zona central, donde
las capas aparecen en disposición vertical,
abunda el cuarzo y no existen rocas que se
disgreguen fácilmente; y especialmente en los
Alpes occidentales, las cumbres presentan
formas rígidas, piramidales y agudas, mientras
que en otras secciones predominan, por
el contrario, las formas redondeadas. En los
Alpes calcáreos del SE., á pesar de las perturbaciones
que las revoluciones geológicas
han causado, predomina la propensión á constituir
altiplanicies y mesetas, con profundas
hendeduras y simas infundibuliformes, apareciendo
en ocasiones rocas de las más raras y
pintorescas figuras, semejando torres, minas y
estatuas, que caracterizan perfectamente aquella
zona alpestre.
CLIMA , VEGETACIÓN y FAUNA DE LOS ALPES.
La temperatura media es más elevada en la
sección occidental que en la oriental, y en la
meridional más que en la septentrional. A
medida que es mayor la altitud de los terrenos,
aumenta la frialdad del clima, habiéndose
calculado que por término medio desciende
la temperatura un grado por cada 176 metros
de elevación, siendo de notar que el descenso
debido á la altura es mucho mayor en verano
que en invierno. Los fenómenos atmosféricos
tienen gran importancia en los Alpes; anualmente
cae sobre ellos en forma de nieve ó de
lluvia una capa líquida de un metro de espesor,
si bien en la región hidrográfica del Tagliaménto
el espesor de esa capa llega á 2,4 y
hasta á 2,8 metros anuales. El número de días
lluviosos es menor que el de los días de nevada
en todos los puntos que se hallan á más de
1.500 metros de altura sobre el nivel del mar.
Además son también muchos los días de niebla
y de tempestad, amontonándose las nubes
en grandiosas masas, que no pocas veces disipa
en breves instantes un aire caliente. Los
vientos dominantes, especialmente en la alta
montaña, son los del Sudoeste y los del Nordeste.
El primero, llamado f'óhn por los suizos,
es templado. violento, y determina aplanamiento
3 r somnolencia en los habitantes,
ejerciendo gran influencia en el clima y en la
disposición de las capas alpestres, por determinar
en primavera la fusión de las nieves;
el del Nordeste, ó bise de los suizos, determina
un descenso en la temperatura, sequedad del
aire y mantiene despejado el cielo.
La vegetación de los Alpes es característica
bajo muchos conceptos. Bajo ese aspecto difieren
notablemente las tres zonas en que se considera
dividida aquella montuosa región. La
zona forestal se extiende desde una altitud de
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