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ARA — 458 — ARA
en redondo, que consiste en labrar el campo
desde fuera hacia adentro, ó desde dentro hacia
afuera, dando vueltas, marchando el arado
por un extremo del campo y volviendo por el
otro extremo, ó dando vueltas alrededor del
primer surco trazado en su parte media, lo
cual ocasiona forzosamente una gran pérdida
de tiempo, tanto mayor cuanto más anchas
son las amelgas en que se ha dividido el terre-
no, puesto que el instrumento marcha sin
trabajar en dichas vueltas.
Trazado un surco con el arado español, y al
terminar la besana, el labrador vuelve trazando
el segundo surco al lado del primero, y así
sucesivamente los demás. En el arado de vertedera
fija, al trazar el primer surco, la vertedera
voltea la tierra al lado derecho, y deja
una especie de zanja en su fondo, en la que
debe caer, para que la labor sea completa, la
tierra dislocada al siguiente surco. Si el arado
volviera al terminar la besana, trazando el segundo
surco al lado del primero, como que
camina en sentido contrario, y la vertedera
ha cambiado de dirección, la tierra sería volteada
en sentido opuesto, y resultarían una
zanja ú hondo y dos grandes lomos alternativamente
, formados por la tierra removida á
uno y otro lado, que caería sobre la tierra sin
remover, quedando, por consiguiente, una
gran porción del campo sin labrar.
La tierra volteada en cada uno de los surcos,
debe venir á ocupar el espacio que ocupaba
la removida en el surco anterior, rellenándolo
para que no quede la más pequeña
cantidad sin remover. A este fin obedece la
labor en redondo, única posible en los arados
de vertedera fija, si ha de quedar el suelo en
Figura 243
Figura 244
las condiciones necesarias que constituyen una
buena preparación. El inconveniente de la labor
en redondo es, como queda dicho, la pérdida
de tiempo inevitable por la fijeza de la
vertedera, que en una amelga de ocho surcos,
lábrese de fuera hacia adentro ó de dentro
hacia afuera, equivale al empleado en recorrer
la anchura de veintiocho surcos, y tanto mayor
cuanto más ancha es la amelga.
Para evitar estos inconvenientes, se han
ideado los arados de vertedera giratoria, que
en lugar de verter la tierra alternativamente
á derecha é izquierda, como hacen los de vertedera
fija, la vierten siempre al mismo lado.
En los terrenos accidentados, además, la
manera de verter la tierra, sea cual fuere la
dirección déla labor, no es indiferente. Cuando
la vertedera voltea la tierra solicitada por
la acción de la gravedad, y en el sentido de
la pendiente ó inclinación del suelo, el prisma
dislocado cae sin dificultad alguna en el fondo
del surco anterior; pero al volver, la vertedera
tiene que voltear la tierra en un sentido
contrario á la pendiente, lo que hace que no
quede invertida en el surco de la manera debida.
Los arados de vertedera giratoria evitan
á su vez este inconveniente, puesto que
invierten la banda de tierra siempre en el mismo
sentido.
Diversos son los sistemas de arados de vertedera
giratoria. En unos, ya sean timoneros,
como el de Jaén, que dejamos mencionado al
ocuparnos del arado español, ó bien de timón
partido, la vertedera gira alrededor del dental
y por debajo de la cama, fijándose su nueva
posición de una manera cualquiera. En este
sistema, el labrador tiene que levantar al final