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tándose del algarrobo, por ser la planta refractaria
á la formación de yemas y raíces adventicias.
Sin embargo, da origen á hermosos
árboles, gracias á la considerable cantidad de
savia que contiene en depósito y producen
las primeras raíces y brotes, y que deberán
cortarse cuando la planta está pletórica de savia,
cual ocurre en otoño ó primavera, y especialmente
durante esta última, para evitar
que desequen la planta los calores estivales.
Abiertos los hoyos de medio metro de profundidad
cuando sea de buena calidad el terreno,
y de mayores dimensiones en caso contrario,
se envolverá la estaca colocada en el centro
con buena tierra y alguna cantidad de estiércol,
adoptándose además las precauciones ordinarias
en tales casos, y dejando solamente
dos ó tres yemas fuera, y tapando la herida y
poniéndola á cubierto del sol de primavera
con tejas, ladrillos ó cualquiera otro abrigo
artificial. También en este caso ha de procurarse
formar el árbol de manera que los ganados
puedan pasar por debajo de su copa y sea
posible labrar la tierra con yuntas. Para ello,
de las yemas que quedaron fuera del suelo, y
que arrojarán brotes durante el primer año,
se elegirá la rama más vigorosa, y que esté
situada á cierta distancia del vértice de la estaca;
se mantendrá en posición vertical sujetándola
al mismo patrón ó á un tutor especial;
se cortará al siguiente año con cuidado
sumo la porción sobrante de la estaca, facilitando
la cicatrización con coaltar, barro ó un
betún apropiado, y se conservarán los otros
brotes para favorecer la formación de la savia,
pero despuntando las ramas para que se
concentre toda la vida en la rama vertical,
que se cuidará en igual forma que las procedentes
de vivero, una vez cortadas en el segundo
invierno las otras. Ya hemos dicho que
rara vez se reproducen por estacas los algarrobos,
toda vez que no arrojan brotes con
facilidad y se hallan expuestos á los mismos
peligros que las siembras de asiento.
Retoños.—Los que nacen al pie de los algarrobos,
separados con una pequeña porción
de madera del tronco, mediante un instrumento
muy cortante, y colocados en hoyos
como las estacas, producen brotes y raíces
que originan nuevos individuos. Cuando se
trata de renovar un árbol que por añoso no
da fruto, que ha sufrido alguna mutilación
ó que padece alguna enfermedad, se utiliza
para sustituirle alguno de los más robustos
retoños de la base, el que se cuidará cual si
fuese una estaca.
INJERTO.—Aun cuando con éste no se multiplica
realmente la especie, sino que únicamente
se modifica la naturaleza de árboles
persistentes y se conservan las buenas variedades
, no nos parece extemporáneo tratar de
él aquí. Practícase en las dos temporadas de
Abril á Mayo y Septiembre á Octubre, ó más
bien en cuanto se observa el movimiento primaveral
de la savia, y antes de que se abran
las yemas ó apunten las hojas, y en otoño
cuando se desprende con facilidad una porción
de la corteza. Prefiérese el injerto de
escudete, y se usa á veces el de canutillo, y se
practican ambos en la forma que se expondrá
en el artículo correspondiente.
La operación se suspende durante los días
de gran calor ó de viento fuerte, para evitar
la desecación del escudete ó del canutillo; en
los días de frío intenso, porque se paraliza el
movimiento de la savia,- y en los de lluvia,
para evitar que el agua la disuelva, penetrando
por la herida, é impida la unión del injerto. El
patrón y el injerto deberán hallarse igualmente
adelantados en la vegetación, porque
un exceso de savia en el primero produce derrames
y heridas cancerosas, y en el segundo
es causa de que éste se deseque por no hallar
suficiente cantidad de jugo en el árbol. Las
maderas de ambos deberán ser de igual consistencia,
es decir, que no han de ser el uno
de madera celular y joven, y el otro de madera
fibrosa y compacta, ó de madera elástica
y jugosa el uno, y de madera seca y quebradiza
el otro.
El injerto que se pone á 10 centímetros de
la base y del vértice de la rama para cortar
el sobrante de ésta á los dos años con las debidas
precauciones, arraiga mejor cuando la
circulación de la savia es activa, por estar bien
cultivado el terreno y durante los años lluviosos.
Ingiérense generalmente en los plantones
en la misma primavera del transplante,
y cuando van á brotar las yemas, utilizando,
ora la misma caña, ora las ramas preparadas
de antemano en el vivero, practicándose un
injerto en cada uno de los brazos. Si no se ha
hecho la preparación antes del transplante, se
practica el injerto á los dos ó tres años, durante
el otoño, y cuando las ramas hayan adquirido
la necesaria consistencia. En alguna
comarca valenciana, la de Sagunto, se injertan
los árboles en el vivero, y han de permanecer
dos ó tres años más en la almáciga, y no
se resienten al ejecutar el transplante.
Generalmente se practican cuatro injertos,
uno de ellos masculino, en cada árbol, aun
cuando éste sea de pie macho, con objeto de
que sea más persistente el brote, y porque
nunca se puede abrigar completa certidumbre
respecto del género del patrón. Han de injertarse
simultáneamente el brote masculino y el
femenino para asegurar el resultado, si bien
algunos arboricultores aguardan varios años
para que no adquiera excesivo incremento,
principalmente si es de flor blanca amarillenta,
y dificulta el desarrollo de los brotes femeninos;
inconveniente que se evita acotándole. En
ambos casos se dirigirá hacia el centro del árbol,
para facilitar la distribución del polvillo
fecundante. Cuando desaparezca por una poda
indiscreta ó cualquiera otra causa, y no sea
dable injertar en la cruz del árbol por estar
endurecido, se dejará crecer un pimpollo ó
brote en el pie del árbol, y se injertará en él á
conveniente altura.
Por lo mismo que debe evitarse el desarro-