l - Repositorio Gestion Documental v.03

AEA — 472 — ARA
Es árbol de menos rusticidad que el anterior
, pero de muy bello aspecto y porte.
4. A Araucaria Cunninghami, Ait.— Vive
casi en las mismas localidades que la anterior,
formando grandes bosques. Árbol de 20 á 23
metros de altura, con el tronco recto, cilindrico
, cubierto por una corteza brillante, parecida
á la de los cerezos silvestres. Ramas en
verticilos de cinco, extendidas y á veces desnudas
de hojas; rámulos á veces colgantes,
con hojas muy ásperas, alternas, extendidas,
más á menudo reflejas, lobuladas, comprimidas,
subtetrágonas, acuminado-agudas. Conos
ovoideo-obtusos, de 6 á 8 centímetros de largo
y 4 á 6 de ancho; escamas de 5 á 6 milímetros
de grueso, transversalmente carenado-agudas
hacia el ápice, con mucrón bracteiforme de 5
á 8 milímetros de longitud y 1 á 2 de anchura
en el medio.
Este árbol se introdujo en los cultivos de
Europa el año 1827. Reúne tan buenas condiciones
de ornamentación como los precedentes.
Se conocen dos variedades: A. Cutí., variedad
longifolia, Aut., y A. Cun., var. glauca,
del mismo autor, cuyos caracteres distintivos
están determinados por sus mismos nombres.
5. a Araucaria excelsa, R. PSr.—Oriunda
de la Isla de Norfolk é islotes adyacentes.
Árbol muy hermoso, de 50 á 60 metros de
altura, con 2 á 3 de diámetro. Tronco muy
derecho; copa cónico-piramidal; ramas verticiladas
con regularidad, delgadas, extendidas,
reflejas y á veces erguidas en el extremo;
ramillos opuestos ó alternos, con las hojas de
color verdegay, de 8 á 15 milímetros de largo,
gruesas, triquetras ó romboidales, encorvadas
sobre las ramillas, marcadas por dentro con
dos líneas glaucas, blandas, acuminadas, obtusas
ó agudas. Conos de unos 12 á 14 centímetros,
casi esféricos ó ligeramente deprimidos;
escamas gruesas en la parte superior y
adelgazadas en los bordes.
Introducido en Europa el año 1793. Parece
que no puede vivir al aire libre en el clima
de la parte central de Francia, si bien resiste
muy bien el de las Islas Hyeres, en el golfo de
León.
Es sin disputa esta araucaria el árbol más
hermoso y esbelto del género, y es lástima
que no resista mejor el frío de nuestros climas.
Su madera es de inferior calidad.
6. A Araucaria Coolái, R. Br.—Vive en la
Nueva Calcedonia, en el promontorio ó cabo
de la Reina Carlota, y en la Isla de los Pinos,
situada al Sur de aquélla.
Tronco que alcanza á veces una altura de
50 metros; corteza delgada, casi brillante;
ramas extendidas, regularmente verticiladas,
con los verticilos distantes, delgado-reflejas,
abultadas en la base. Hojas alternas; las del
tronco gruesas, comprimidas, extendidas ó
reflejas, de 10 á 25 milímetros de largo; las
de las ramas mucho más finas, más numerosas,
más cortas, reflejas, subtetrágonas, acuminadas
en el ápice. Conos laterales, á menu­
do germinados, de 10 á 15 centímetros de
largo y 6 á 8 de ancho, ovoideo-obtusos, redondeados
en el ápice; escamas anchas, coriáceas,
adelgazadas en los bordes, imbricadas y
terminadas en el ápice por un apéndice bracteiforme.
Introducido en Europa el año 1854. Ofrece
la particularidad este árbol de que sus ramas
dejan de crecer pronto en longitud, á causa
del aborto de la yema terminal. De aquí resulta
una bifurcación, que hace que el conjunto
de la planta afecte la forma de columna
estrecha y casi del mismo diámetro en toda su
altura. Por esto llamó Forster á esta especie
A. columnaris.
La madera es muy buena y útil para construcción,
con la circunstancia de tener pocos
nudos, debido esto al escaso desarrollo de las
ramas.
CULTIVO.—Sólo la A. imbricata resiste bien
el aire libre en los climas de la Europa media.
Las demás especies necesitan abrigo durante
el invierno. Multiplícanse estos árboles por
semilla, procurando hacer la siembra así que
se recoge aquélla de la planta, porque si se
guarda pierde pronto su facultad germinativa.
A las plantas jóvenes se les da abrigo en el
invierno especialmente.
Pueden también multiplicarse las araucarias
por estaca é injerto, pero estos procedimientos
son algo inciertos, y sólo deben adoptarse
cuando se carezca de semillas. No hay
que olvidar que, á semejanza de lo que pasa
con las tsuga y abies, empleando estacas procedentes
de ramas laterales, nunca se obtienen
árboles de tronco derecho. Esta circunstancia
es especialmente peculiar de las
araucarias, de modo que únicamente deben
reproducirse por estaca cuando deban ser injertadas
después, ó cuando se trate sólo de
obtener árboles para producir semillas. En
liltimo extremo, si se quieren emplear las estacas,
lo que debe hacerse es cortar la. guía de
un árbol procedente de semilla y emplearle
como tal estaca. El árbol al cual se le quita
la guía no padece por esta amputación, porque
en la base del corte se desarrollan pronto
varias yemas adventicias, entre las que se puede
elegir la ramilla que deba sustituir á la
guía cortada. Este corte debe darse en las
araucarias á la distancia de 8 á 10 centímetros,
por encima del último verticilo de ramas.
La A. Cunninghami se reproduce también
por estacas de raíz de 8 á 10 centímetros de
largo, las cuales se colocan en tiestos en tierra
de brezo, y se cuidan como las estacas de
otras especies de plantas.
El injerto debe hacerse entre especies muy
afines, y esto es de tanta importancia que la
A. excelsa, que prende sobre patrón de todos
los demás árboles del género, sólo se desarrolla
con vigor cuando se injerta sobre patrón
de su misma especie. Injerta sobre la A. imbricata,
se une pronto al tejido del patrón,
pero brota poco y el brote muere en seguida.
Se hacen buenos injertos sobre la A. Cunnin-