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más elevado de la Península), la Contraviesa,
la Almijara, las de Alhama, Antequera, Algodonales,
San Cristóbal, Cabras, Gallina,
Ronda, Bermeja y Mijas, además de las varias
serranías que cruzan la provincia de
Cádiz y avanzan hacia Tarifa, Gibraltar y el
estrecho de este nombre.
Esas sierras determinan la cuenca del Guadalquivir
y de los numerosos afluyentes de
este río, que nace al Oriente de la sierra de
Cazorla, es decir, en la zona oriental de Andalucía,
y desagua en el Atlántico por Sanlúcar
de Barrameda, en la parte occidental
de la región, después de recoger las aguas
del Guadalimar, con las del Guadarmena y del
Gualalén; tributarios de éste, las del Guadiel,
Jandula, Pedro Gil, Matapuercos, Guadiato,
Bembezar, Retortillo, Vivar, Cala y Guadiamar
por la derecha, y por la izquierda el
Guadiana menor, Jandulilla, Guadalbullón ó
Jaén, Porama, Guadajoz, Genil, Carbones,
Guadaira y Salado de Morón. Además fecundan
las vegas de Andalucía, vertiendo sus
aguas directamente en el mar, después de breve
curso, el Tinto, el Odiel y el Piedra en la
provincia de Huelva, separada de Portugal
por el Chanza y el Guadiana, el Guadalete en
la de Cádiz, el Guadiaro, que corre en el límite
oriental de ésta y en la de Málaga, terminando
en el Mediterráneo; el Guadalhorce, el
Guadalmedina, el Vélez, el Gudalfeo, el Río
Grande, el de Mojacar y el Almanzora. Muchos
de esos ríos son de escaso caudal en las
estaciones secas; algunos circulan por valles
profundos y escarpados, y la mayoría se utiliza
en gran parte de su curso para el riego.
Las vegas son numerosas y feraces, así
como la ondulada planicie que fecunda el Guadalquivir
en los dos últimos tercios de su curso.
Mas por lo mismo que el suelo es muy
accidentado, y las serranías extensas y elevadas,
el clima de las diferentes comarcas es
muy diverso; hay algunas donde la temperatura
máxima á la sombra no pasa de 35° por
la influencia de las brisas del mar y de las
montañas, y hay otras, y especialmente la
llamada Andalucía baja, donde el termómetro
marca todos los veranos de 40 á 44° centígrados
á la sombra. Los rigores invernales solamente
se hacen sentir en las zonas montuosas;
las lluvias escasean por lo común, y no caen
en períodos regulares; de ahí la desigualdad
de las cosechas según los años. El suelo es
feraz, como ha venido reconociéndose desde
la antigüedad más remota; se presta al cultivo
de todo género de plantas, aun de las intertropicales,
allí donde es posible el riego; pero
desgraciadamente la agricultura no ha abandonado
ruinosas rutinas, y la fama de algunos
de sus productos se debe á las condiciones del
suelo y del clima, más que á la inteligente laboriosidad
del hombre.
A pesar de todo, son valiosas las cosechas de
trigos duros y de barba, de cebada, maíz y
aun centeno, legumbres de todas especies, patatas
, remolachas, cacahuetes, caña de azúcar,
boniatos, batatas, aceituna, vinos de variadas
clases, naranjas, iimones, granadas, algarrobas,
higos y frutas exquisitas de toda especié.
También abundan los pastos de secano y regadío,
siendo numeroso el ganado de cerda,
lanar, cabrío, vacuno, y sobre todo caballar,
famosísimo desde las primeras edades de la
historia, y hoy postergado en parte por la
moda, que prefiere los caballos ingleses de pura
sangre. En la región andaluza, encomiada con
razón por sus hijos, podrían vivir 9 ó 10 millones
de habitantes, si dominada la indolencia
y vencida la apatía intelectual, los naturales
plantearan todas las reformas agrícolas
que la ciencia moderna aconseja, y que reclaman
las necesidades del consumo. No sin razón
colocaron los antiguos el jardín de las
Hespérides en la región del Betis, y no sin
razón los apasionados árabes veían en ella una
tierra bendita. No es necesario mencionar aquí
los inimitables y aromosos vinos de Jerez, los
de Málaga, los de Montilla y otros puntos;
las aceitunas de Sevilla y Málaga; las exquisitas
frutas, y las perfumadas flores de los verjeles
y cármenes andaluces. Para que nada
falte á esa región privilegiada, sus montañas
encierran preciosos mármoles, y variados y
ricos metales en su seno. Lástima que la industria
no saque de tantos elementos todos
los beneficios y todas las riquezas que el hombre
puede prometerse.
Andalucía se halla dividida en ocho provincias,
á saber: Jaén, Granada, Almería,
Málaga, Córdoba, Sevilla, Cádiz y Huelva;
al hablar de ellas expondremos pormenores
que serían impropios del presente artículo.
ANDANA (Agricultura).— En algunas
localidades de España se denomina así á la
zona de prado que un obrero siega á cada
paso que avanza, y de consiguiente la línea
de forraje cortado que resulta del trabajo
hecho con la guadaña; por lo demás, en lenguaje
vulgar andana significa fila, hilera,
colección de objetos alineados.
ANDAR CLARO—Dícese del caballo que
traza bien distintamente sus huellas, y no se
cierra, cubre ni obscurece.
ANDAR OBSCURO-—Aire en que el caballo,
al marchar, cubre parte de la línea de
una mano con la otra.
AND IRA.—Género de plantas de la familia
de las Leguminosas, tribu de las Cesalpíne.as.
En los montes de la Isla de Cuba vive
la Yaba, que corresponde á la especie Andira
inermis, Swartz. Es árbol que adquiere una
altura de 12 metros, por un metro de diámetro.
Es de larga vida, y abunda en las tierras
arcillosas. La corteza es gruesa, de color de
moho. La madera es poco elástica, vidriosa,
compacta, verde obscura, con la fibra recta á
lo largo y ondulada en la sección transversal,
formando círculos concéntricos. Resiste mucho
á la presión y muy poco á la torsión.
Rompe en todas las direcciones en diagonal,
saltando en astillas cortas. Su peso específico
es de 0,82. Es atacada del comején.