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ALG ALG
carbonoso, que contenía el 6'por 100 de ázoe,
dio 66,2 de carbono, y además sales solubles de
sosa, potasa y magnesia, carbonatos de cal y de
magnesia, alumbre, óxido de hierro y sílice.
Las cifras referidas patentizan la utilidad
que podría obtenerse explotando esos bancos
de algas fósiles, tanto más cuanto que, destilándolas
en vasos cerrados, no habría necesidad
de emplear otro combustible, economizándose
éste con sólo utilizar el gas que durante la
combustión ge desprende. Después podría condensarse
el amoniaco por medio del ácido sulfúrico
, y separada la parafina del alquitrán y
del alcohol metílico, se jjodría aprovechar
para la elaboración de bujías. Los residuos de
carbón son valiosos como materia absorbente
y desinfectante, propia para todas las substancias
destinadas á fertilizar las tierras cultivadas.
En España é Italia se emplean desde tiempos.remotísimos
las algas en concepto de abonos,
pero ordinariamente van mezcladas con
plantas cuyos órganos se hallan bien caracterizados,
tales como la zoslcra marina, la mediterránea
y la oceánica. Tal mezcla lleva
consigo una considerable cantidad de pólipos y
animálculos marítimos, y es fecunda en sumo
grado, supliendo en muchas partes los estiércoles
que los agricultores no se pueden procurar
por falta de ganados. lie aquí ahora
cómo describe un publicista italiano el método
que debe seguirse en las comarcas meridionales
para preparar los abonos de algas y zosteras:
«En el reino de Ñapóles. y en casi todas las
comarcas bañadas por el Adriático, desde las
dos provincias de Bari y de Lecce, se recogen
las hierbas arrojadas por el mar sobre el litoral.
Una vez almacenadas én abundancia,,
aquellos campesinos las extienden por los caminos
, á fin de que recibiendo las orinas y
otros líquidos, puedan fermentar y ser mezcladas
con el estiércol común. Los que adquieren
tal producto son los habitantes de Bari y de
Barletta. En Otranto se sirven de ellas para
abonar las huertas. Véase ahora el método que
siguen en la Pulla pedregosa para macerar los
fucos y algas marinas:
»Se recogen y se extienden por capas en los
contornos de la ciudad de Bari sobre terreno
inculto. Sobre tales capas se coloca estiércol
animal y aun excrementos humanos, los cuales
son preferidos siempre que se encuentran,
y después se agrega una buena capa de algas,
alternando de esa suerte hasta formar montones
elevados. En la cima se forma una cavidad
para que se depositen en ella las aguas de
lluvia ó las eche el labrador por.su propia
mano. A los seis meses se descompone la
masa, y hallándose ya ésta en sazón, se transporta
á las tierras. En caso contrario se rehace
nuevamente el montón y se aguardará
otros seis meses para abrirle.»
La feracidad que produce ese procedimiento
en los campos es admirable, aun cuando no
se les suministren otra clase de abonos, y eso
á pesar de que en tierras como las de Bari se
han introducido últimamente toda clase de cultivos,
incluyendo el del algodón, planta esencialmente
depauperante. En algunos campos
dé ese país se recogen tres cosechas en un año,
sin que el suelo dé señales de haber quedado
empobrecido, siendo de advertir que la altura
de la capa arable es apenas de un decímetro
ó poco más. Donde es factible, los cultivadores
abren zanjas en las orillas del mar y donde
solamente alcanzan las aguas durante el período
del flujo, y dejan las algas allí durante
dos años para que fermenten y entren en descomposición.
En otros puntos las ponen á se^
car, las queman y mezclan después las cenizas
con el estiércol ordinario; práctica en realidad
la menos recomendable de todas.
No faltan comarcas, principalmente algunas
de Italia, donde el cultivo de las hortalizas
ha alcanzado gran desarrollo, en que se
guardan las algas como oro en paño y no se
entrega á nadie la más insignificante cantidad.
Algunos solamente emplean ese abono
cuando está completamente seco, pero en ese
caso es dudoso que merezca ser recomendado,
á no ser como un correctivo contra una exagerada
tenacidad del suelo. La dosis á que se
distribuye es variable en sumo grado; hay
quien esparce 60 metros cúbicos por hectárea,
y quien se limita á distribuir 15 ó 20.
La beneficiosa influencia de esa substancia
se patentiza aplicándola al cultivo del lino, de
los cereales y de las patatas; en cambio no
tiene eficacia para las vides y para los prados
naturales ó artificiales. Los olivares resultan
muy beneficiados con la masa que nos ocupa
cuando ha fermentado y está muy desmenuzada,
pero en cambio no produce efecto alguno
cuando no ha sufrido ninguna alteración,
al decir del Sr. Presta. De las observaciones
hechas por el profesor italiano D. Anselmo
Selmi, parece deducirse que, mezcladas con
estiércol las algas, gracias á su gran porosidad,
y empleándolas en climas meridionales,
poseen la facultad de convertir fácilmente el
ázoe que existe en la masa, en ácido nítrico.
En estos últimos tiempos se ha descubierto
en las algas un principio nuevo, denominado
algina, que se describe en el lugar correspondiente.
Aun cuando hemos dado á este artículo bastante
extensión, ampliaremos algunas de las
indicaciones hechas al examinar la significación
de la palabra varechs, que ha comenzado
á emplearse en estos últimos tiempos.
B. Aragó.
ALGr ARROBA (JSrvum monanthos, L.).—
Esta planta útilísima, de que sacan gran provecho
en las inmediaciones de Madrid, cuyos
terrenos areniscos le convienen, es buena para
alimentación del ganado de. leche, tanto la
planta arrancada en verde y convertida en heno
por la desecación, como la paja y el fruto entero
ó triturado. Las palomas gustan extraordinariamente
de la algarroba, y en Madrid los
cabreros no usan otra cosa para pienso seco de