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AVE — 630 — AVE
mientos, y los dominadores del mundo consideraron
los sesos de avestruz como uno de los
más delicados platos. Pertenece al género
Struthio camelus, familia de las brevipennes
y orden de las zancudas. Entre las aves que
no pueden volar por tener las alas cortas, es
la que tiene piernas más largas; mide á veces
hasta 2,50 metros de alzada, y pesa de 40 á 50
kilogramos. Su cabeza es pequeña, calva, callosa
, con pico deprimido y redondeado por la
punta; la lengua es también corta; el cuello
tan largo que suele medir un metro de desarrollo,
y los ojos parecidos á los humanos. El
orificio de las orejas está descubierto y guarnecido
de pelos únicamente en su base, ó sea
por el punto de donde parte el conducto auditivo.
El cuerpo es recogido, y se halla guarnecido
de pelos más bien que de plumas, y los
alones están armados de dos puntas con que
se defiende el animal. Todas las plumas, las
de las alas lo mismo que las de la cola, son
afiladas, y sus barbas están constituidas por
sedas suaves, sin consistencia y sin adherencia
entre sí; se emplean como adorno esas
plumas, y son impropias para volar. El pico
se abre considerablemente; la faringe es ancha,
y deja pasar alimentos del tamaño del puño;
los órganos de la digestión y de la secreción
están muy desarrollados, y entre los últimos
figura un aparato excepcional, propio de esas
aves, destinado á la orina. Los muslos son grandes
y musculosos; los pies muy carnosos; solamente
presentan dos dedos, de los cuales el
externo, una mitad menos largo que el otro, carece
de uña. Una coz de avestruz puede romper
un brazo ó una pierna á un hombre. Se
echa lo mismo que el camello; dobla una pierna
primero, se apoya sobre la parte callosa del esternón,
y deja caer luego la parte posterior del
cuerpo. El avestruz puede llevar á un hombre
cabalgando , y se utiliza como bestia de paso
ó de carga, una vez adiestrado. En cuanto
siente el peso del jinete, echa á andar al trote,
y extendiendo después las alas, acaba por correr
con una rapidez tal, que al parecer no
posa los pies en el suelo; de manera que, según
M. Livingstone, un avestruz cargado
puede recorrer 43 kilómetros en una hora.
Es estimado este animal, más que por sus
servicios como animal de arrastre, por sus
plumas, su grasa, su carne y sus huevos. Estos
pesan hasta 1.500 gramos, y equivale cada
uno á veinticuatro de gallina, teniendo sólo
en cuenta la yema y la clara, y á 30 si se computa
también la cascara, que con el tiempo se
endurece y adquiere la apariencia del marfil.
Esos huevos son comestibles y excelentes; cada
ave pone quince por término medio, uno cada
cuarenta y ocho horas; los pollos son delicados,
y hasta los cuatro años no suministran plumas.
Esas aves son muy sociables; forman en los desiertos
del África austral y central, y del Sudoeste
de Asia, bandadas en que se mezclan los
cuagas y las cebras; solamente se reproducen
bien en los climas ardientes. Se caza el avestruz
por procedimientos ingeniosos, que no
describimos por no extender este artículo, y
desde que en 1865 se comenzó á domesticarle,
ha aumentado de tal modo el número de los
criados en las colonias británicas del África
del Sur, que ya en 1875 había en las granjas
100.000; suministraron 90.000 kilogramos de
pluma, y se vendieron éstas por 24.300.000 pesetas,
ó sea á razón de 270 pesetas por kilogramo
, calculándose en 200 millones el capital
empleado en las explotaciones.
Para obtener resultados de la cría es necesario
ante todo elegir un terreno arenoso, que
no sea árido, de modo que haya agua clara y
vegeten plantas entre las cuales se puedan
ocultar las parejas de avestruces. Cada una de
éstas suele tener á su disposición de 10 á 20
hectáreas de terreno en las grandes explotaciones
, pero basta en último término una hectárea
por pareja. Se rodean los parques de
avestruces con empalizadas de 1,50 á 2 metros
de altura, empleándose por lo común postes
de hierro y alambres fuertes como armazón, y
tablas para que las aves no se lancen sobre el
obstáculo. No debe permitirse que se aproximen
los perros al parque, á fin de que los
avestruces no se lancen aterrorizados sobre
las empalizadas y se causen graves heridas.
Los especuladores del Cabo dejan casi en completa
libertad a los pollos hasta la edad de tres
años, y los dirigen hacia el sitio que les parece
agitando una rama de árbol. Los comerciantes
distinguen por la edad cuatro clases
de avestruces: pollos, ó sean los que no tienen
más de ocho meses de edad; los de ocho
á doce meses (young birds); los de un año á
cuatro, cuyas plumas han llegado á sazón, y
los de más de cuatro años ó reproductores.
Todas esas aves necesitan alimentarse bien;
generalmente se las nutre con hierba cortada
y alfalfa, especialmente con huesos molidos
y cebada, avena ó maíz, debiendo tener
agua clara y abundante á su disposición, porque
nunca beben la turbia.
Hasta los cuatro años de edad no se reproducen
los avestruces; las hembras sacan hasta
tres polladas por año si las favorece el clima,
incubando de 12 á 18 huevos cada vez. Para
hacer el nido practican un agujero en la arena
los machos, y ruedan hacia él los huevos
que la hembra pone fuera. Durante esa época
el macho se manifiesta muy irritable; el pico
y la parte inferior de las piernas adquieren
color rojo; no debe el hombre presentarse
ante él sin necesidad, y ha de echarse á tierra
en cuanto se vea acometido, á menos de que
pueda sujetar por el cuello al animal. Cuando
se desee recoger huevos, ha de tenerse en
cuenta que los primeros ofrecen menos garantías
de fecundidad. Durante la incubación el
macho sustituye á la hembra cuando ésta se
aleja del nido para comer. Cuando se incuban
artificialmente los huevos, se pueden colocar
en cada recinto dos hembras por cada macho.
La temperatura de los huevos no puede pasar
de 35°,5, aun cuando la del avestruz sea de 38,8.
La incubación natural ofrece el inconvenien-