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ñera que, prolongándose aquélla, llega en
ocasiones á tapar la abertura. Eu tal caso el
animal se queda sordo, y como la membrana
mucosa que guarnece el conducto auditivo
continúa segregando moco, éste se acumula é
irrita la parte cada vez más, acabando por
llenar el conducto auditivo y originar un tumor
que hace sufrir al perro, le obliga al propio
tiempo á estar constantemente sacudiendo la
cabeza y le causa vértigos con frecuencia.
En ocasiones se cura ese accidente practicando
una abertura para dar salida al moco
acumulado, haciendo una incisión en cruz,
recortando los ángulos y aun toda la piel que
obstruía el conducto, cauterizando luego con
el nitrato de plata ó piedra infernal, y poniendo
un lechino en la abertura para impedir que
vuelvan á unirse las partes separadas. Se sujetará
aquél con un vendaje; se mantendrá
atado el perro para evitar que se le quite con
las patas, y de tal modo se logrará en quince
ó veinte días que recobre el sentido del oído.
Cuando no se logre dejar al descubierto todo
el conducto auditivo, será necesario extirpar
todo el tejido celular que le cubra ó destruirle
con el cauterio actual, curando después la herida
por el procedimiento antes indicado.—2.° La
amputación circular ó total de la oreja se puede
ejecutar con un instrumento cortante cuando
el animal tenga dos ó tres meses por lo menos.
Para ese fin se le tiende y sujeta sobre una
mesa, en términos que no pueda mover la cabeza,
y el profesor, colocado detrás de la mesa,
cogerá la oreja y la volverá de manera que
se vea la parte interior, tirando entonces del
apéndice hacia la nuca para ver el tubérculo
que sobresale en la base de la cuenca, que es
el punto desde el cual habrá de comenzar la
operación. Entonces cortará la piel de la parte
interna juntamente con el cartílago, y continuará
la incisión de modo que el corte resulte
casi circular. Cuando el cartílago se halle
dividido ya y solamente quede adherida la piel
de la parte externa, se disecará aquél como
cosa de media pulgada, y en seguida, si el
instrumento corta bien y la piel no es muy
gruesa, se cortará ésta de un solo golpe, doblándola
antes. Con el pedazo de cutis que
haya quedado sin separar se cubrirá toda la
herida, y la cicatrización no ofrecerá complicaciones
ni tardará en realizarse. En los perros
muy jóvenes se puede practicar la amputación
con tijeras bien afiladas, recortando luego
las puntas y desigualdades que queden en la
cuenca.
En muchos casos se desea dar á las orejas
del perro una forma igual á la de las del zorro.
Para ello basta doblar la oreja á lo largo, y
señalar, cortando el pelo con tijeras, la figura
que hayan de tener aquéllas. Entonces se corta
la oreja desde abajo hacia arriba, pudiendo
aplicarse á la segunda oreja la parte separada
de la primera, á fin de que sirva de medida
para que ambos apéndices queden exactamente
iguales después de la operación. No es preciso
detener una hemorragia que no se produ­
ce ni aplicar medicamento alguno; la herida
se cura por sí sola.
Durante varias épocas, y aun cuando los
caballos no sufrieran padecimiento alguno, ha
sido moda en España recortarles las orejas. La
operación se ejecuta de dos modos: 1.°, cortando
la cuenca transversalmente á 2 pulgadas
de su base y dejando un poco de oblicuidad
de afuera adentro, maniobra para la cual
basta un bisturí; y 2.°, cortando una porción
de cartílago por ambos lados de la cuenca, de
manera que las orejas queden de igual forma
que antes de la operación, pero más cortas.
El método más comúnmente seguido para ejecutar
la amputación consiste en colocar la
oreja entre dos láminas de hierro cuya forma
sea triangular y de figura análoga á la de la
oreja en pequeño, fijando una en la parte inferior
y otra en la superior, y sujetándolas
con un tornillo á manera de compás. Así preparada
la oreja, con un bisturí convexo se
hará después la incisión, llevando el instrumento
por el borde de los moldes. También se
puede hacer la operación con unas tijeras y á
ojo. Para ello se corta el pelo en la parte externa
de la cuenca, marcando las dimensiones
que ha de conservar la oreja. Hecho esto, se
corta con el bisturí la parte que quede fuera
de la línea de demarcación; se aplica sobre la
segunda oreja el pedazo de cartílago separado
de la primera, á fin de que sirva de patrón,
y de esa manera resultarán iguales las dos
orejas.
Amputación de los cuernos.—Practícase la
operación en las reses vacunas y en las lanares;
en unas y otras, para evitar que, tomando
una dirección viciosa, hieran la cabeza ó los
ojos se fracturen, puedan ser instrumento
ofensivo cuando los animales y particularmente
los carneros riñen entre sí, ó den ocasión á
que se enreden las reses entre las matas. En
los bueyes se cortan también los cuernos con
objeto de que sea más fácil ayuntarlos cuando
se destinan al acarreo y á los trabajos agrícolas.
Necesítanse para ejecutar la operación
una cornicortadera, especie de escoplo, y un
mazo. A fin de facilitar aquélla se echa al animal
boca arriba en un hoyo preparado al efecto,
y en tal guisa que los cuernos descansen
sobre un madero colocado preventivamente
para ese fin. Entonces se aplica la cornicortadera
á la parte por donde haya de hacerse la
sección del asta; se comienza dando un pequeño
golpe para introducirla un poco, y al segundo
se hará saltar el cuerno. La maniobra
generalmente no tiene malas resultas, y á lo
sumo puede aparecer una pequeña hemorragia
si se corta la prolongación huesosa que sirve
de apoyo al cuerno. También se ejecuta á
veces la amputación con una sierra, sujetando
bien al animal, agarrando el asta con la
mano izquierda, de modo que el dedo pulgar
sirva de guía al instrumento, y se maneja éste
con la mano derecha, cuidando de que un ayudante
sostenga la extremidad del cuerno para
evitar que se astille cuando esté á punto de