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mo, h es otra llave de prueba que sirve para
tener certeza de que el guarapo no penetra
en el serpentín, y que las junturas están bien
unidas. El vaciado del líquido se efectúa por
la llave i.
En esta caldera se inyecta la corriente de
ácido carbónico hasta lograr la descomposición
completa del sacarato calcico; pero como
la corriente no se interrumpe hasta saturación,
resulta que parte del carbonato se disuelve á
beneficio del exceso de ácido carbónico, siendo
necesario, al final de la operación, suspender
la entrada del gas y hervir el zumo para
que se precipite todo el carbonato calcico. Se
deja reposar, decantando la parte clara, que
pasa á los filtros de Dumont. Pero antes de
ocuparnos de éstos, digamos dos palabras
acerca de otros medios propuestos para sustituir
con mejor ó peor éxito el ácido carbónico
en la eliminación del hidrato calcico.
Entre los muchos que podríamos citar merecen
especial mención los siguientes: Dada la
insolubilidad del oxalato calcico en las soluciones
de sacarosa, háse propuesto el ácido
oxálico; pero á más de su elevado precio, el
precipitado que origina ofrece el grave inconveniente
de ser por extremo tenue y fino, tardando
mucho en depositarse, lo cual obliga á
una filtración por los filtros de Taylor. Más
ventajas ofrecería el ácido fosfórico, por cuanto
el fosfato calcico originado se deposita con
suma facilidad y puede separarse cómodamente
mediante una filtración al través del carbón
animal.
El Sr. Reinoso recomendó el empleo del fosfato
monocálcico, hasta provocar en los mostos
una ligera reacción acida, que neutralizaba
en seguida con amoníaco, hirviendo acto seguido
y filtrando. De este modo esperaba obtener
guarapos tan depurados que hicieran
poco menos que inútil el carbón animal. Sin
embargo; como el uso de las substancias acidas,
aun empleadas en frío, podría invertir
la sacarosa, entendemos preferible bajo todos
conceptos el fosfato amónico, el cual, al
propio tiempo que precipita el hidrato calcico,
neutraliza también los álcalis, cuya presencia
, como ya digimos, ofrece siempre graves
inconvenientes, al paso que el amoníaco
desalojado se desprende después por la calefacción
del líquido.
El mismo Sr. Reinoso recomendó la separación
de la cal por medio del fosfato alumínico,
el cual pasa al estado de fosfato calcico insoluble;
los álcalis se transforman en fosfatos
inofensivos, y el hidrato alumínico, puesto
en libertad, se precipita, arrastrando consigo,
bajo la forma de laca, la materia colorante.
Pero entendemos que este método ha de ofrecer
el inconveniente de originar un precipitado
alumínico muy voluminoso, difícil de separar.
Del propio modo han sido preconizados los
ácidos oléico, esteárico y el ortoxilícico. Todos
estos cuerpos, cuando se les agita con una solución
de sacarato de calcio, precipitan com-
Dic—II.
pletamente la cal, aun operando en frío. Lo
mismo decimos del ácido péctico propuesto
por Acar, y del fluorhídrico recomendado por
Frickenhaus. Desde que con el auxilio de la
kieserita de Stassfurt se ha conseguido fabricar
á bajo precio el sulfato de magnesia, los
fabricantes alemanes emplean esta sal con
gran éxito en la separación del hidrato calcico
y clarificación de los zumos, por cuanto lo
mismo el sulfato calcico formado que la magnesia,
al precipitarse, arrastran una gran parte
de las materias extrañas y colorantes, produciendo
una magnífica depuración.
Nada diremos de otras substancias tales
como el jabón, la caseína de la leche, etc., etc.,
por cuanto sus resultados prácticos han sido
nulos ó negativos.
Pero independientemente de los cuerpos
que acabamos de enumerar, existen algunos
otros que, añadidos á los mostos antes de la
adición de la cal ó al mismo tiempo que esta
substancia, tienen por fin, según pretenden sus
autores, efectuar una defecación más completa
que con la cal sola, obteniendo grande economía
de negro animal; citaremos entre éstas el
anhídrido sulfuroso.
Proust, en 1810, recomendó el sulfrto de
calcio para impedir la fermentación de los
guarapos. Dubrunfaut, en 1829, obtiene un
privilegio de invención para el tratamiento de
los zumos de la remolacha por el anhídrido
sulfuroso, antes de la defecación con la cal.
Melsens, en 1849, recomienda el empleo del
bisulfito de calcio, en proporción de 1 por 100
del guarapo de caña antes de la defecación;
según dicho químico, operando á 100° de temperatura
, el mencionado bisulfito posee la propiedad
de eliminar la mayor parte de las materias
proteicas contenidas en los mostos naturales;
de suerte que no tan sólo se opone á
las fermentaciones, sino que constituye un poderoso
agente de defecación. Si bien es cierto
que las materias colorantes contenidas en los
mostos no son destruidas por el ácido sulfuroso
, quedando sólo enmascaradas, no lo es menos
que se opone de una manera completa y
poderosa á la coloración ulterior de los jugos,
bajo la influencia del aire. Asegura Melsens
que empleando su procedimiento en la extracción
del azúcar de caña, se está á cubierto de
todo género de fermentaciones. Además, la
calefacción de las calderas podrá sustituirse
por una verdadera graduación, disponiendo
las cosas de un modo análogo á lo que se practica
con las aguas saladas para evaporarlas y
obtener la sal común; sin embargo, el método
de Melsens ofrece el inconveniente de comunicar
á los azúcares un olor sulfuroso, que
sólo se consigue eliminar mediante lavados
por medio de tierras arcillosas, lo que disminuye
el rendimiento en un 10 por 100, ó bien
por una larga exposición al aire ó en una atmósfera
amoniacal.
El Sr. Reinoso dirigió á la Academia de
Ciencias de París una nota relativa al empleo
del bisulfito de calcio en un mosto alcalino
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