l - Repositorio Gestion Documental v.03

ASO — 588 — ASO
vo rutinario, hoy que todos los países algún
tanto adelantados se aprovechan del concurso
eficaz de las ciencias naturales para la mejora
de los procedimientos agrícolas, y el capital
intelectual es el más importante de todos,
puesto que no es posible reemplazarle. El
Estado, la provincia ni el Municipio no han
hecho todavía ni una mínima parte de lo
que les incumbe en este punto, y con profundo
dolor hemos visto muchas veces que por
las Diputaciones y Ayuntamientos se han
dedicado cantidades considerables á la construcción
de plazas de toros, por ejemplo, mientras
que se descuidaba de todo punto cuanto
se refiere á la enseñanza agrícola, y á veces
hasta la elemental y rudimentaria que interesa
á todos los ciudadanos. Bueno fuera que
los labradores se acostumbrasen á bastarse á
sí mismos en este punto, aunando sus esfuerzos
para el fin de que tratamos, y con el
tiempo, se indemnizarían con creces de los sacrificios
que hoy hiciesen, pues el desarrollo
agrícola de los países más adelantados se halla
en armonía y en proporción directa del
progreso y difusión de los institutos dedicados
á la enseñanza de las ciencias que se relacionan
con la agricultura.
En el presente artículo hemos debido limitarnos
á las consideraciones que dejamos expuestas
, porque las ideas apuntadas han de
tener su natural desarrollo y su conveniente
confirmación en los escritos destinados á las
diferentes sociedades, que por su índole y
tendencias pueden ser de práctica aplicación
para la agricultura en sus diferentes y múltiples
aspectos.
M. González Llana.
ASOCIACIÓN GENERAL DE GANA­
DEROS.—I. OKIGEN Y NECESIDAD DE ESTA
CORPORACIÓN.—La Asociación general de Ganaderos
es, según los términos de la legislación
vigente, la Corporación encargada de
defender los derechos colectivos de la ganadería;
de procurar el fomento y mejora de las
razas, y de cuidar que sean fielmente observadas
las leyes y disposiciones gubernativas
concernientes al ramo.
La creación de esta Asociación es de fecha
reciente. Suprimido en 1835 el Honrado Concejo
de la Mesta, se dispuso en 31 de Enero
de 1836 la institución de un Centro encargado
especialmente de proteger los intereses pecuarios.
Muchos creyeron, inducidos por las
fundadas prevenciones que existían contra los
privilegios mesteños, que sería posible fomentar
la ganadería en España con el apoyo oficial
directo; pero bien pronto comprendieron
todos los hombres de Estado que, teniendo
en cuenta las condiciones de nuestra cabana,
y no siendo dado ni á hombre ni á Gobierno
variar radicalmente en breve plazo costumbres
seculares, se hacía indispensable, para que no
sufriese menoscabo el ramo de ganadería, de
palmaria utilidad para la nación entera, organizar
el servicio pecuario de un modo especialísimo.
La empresa fué muy ardua en los primeros
momentos; por una parte había que prescindir
de los privilegios derogados, causa, según
unos, de la rivalidad entre las clases agrícola
y ganadera, efecto, según sostienen otros, de
la necesidad impuesta por las circunstancias;
por otra era de urgencia atender á la conservación
de las vías pecuarias de una manera
conforme al espíritu de las instituciones. Las
disposiciones legales dictadas desde 15 de Julio
de 1836 en adelante indican claramente las
dudas y vacilaciones del nuevo régimen respecto
á la cuestión de que se trata; pero poco
á poco se fué advirtiendo que la concordia
entre las clases antiguamente rivales era posible,
al par que necesaria, y poco á poco se
fueron convenciendo los más decididos adversarios
de la Mesta de que la Asociación general
de Ganaderos se diferenciaba esencialmente
de aquélla en su índole, en su conducta y
en sus propósitos.
La Mesta era un tribunal de excepción, y
la Asociación general de Ganaderos es parte
de la Administración pública y corporación
consultiva; la Mesta se fundaba en los privilegios
sobre las personas y los ganados contra
los propietarios terratenientes, y la Asociación
general de Ganaderos procura desde un
principio establecer una perfecta armonía entre
los derechos ó intereses de la agricultura
y de la industria pecuaria. (V. Mesta.)
Contradictorias fueron muchas disposiciones
gubernativas de aquel tiempo, pero al fin
triunfó un principio prudente de conciliación
entre los que parecían irreconciliables adversarios.
Con el fin de extirpar privilegios, á la vez
que evitar abusos, conciliando así intereses
íntimamente relacionados, se publicó una Real
orden en 23 de Septiembre de 1836 para que
no se impidiese á los ganados de cualquier
clase, trashumantes, estantes ó merchaniegos,
el paso por las vías pecuarias, ni pastar en
los bienes comunales de los pueblos, en tanto
conservasen esa cualidad; otra Real orden en
17 de Mayo de 1838, reglamentando el uso y
mancomunidad de pastos públicos y los acotamientos;
otra en 8 de Enero de 1841, confirmando
el derecho de los particulares á
cerrar sus heredades; otra de 6 de Diciembre
del mismo año, aboliendo el privilegio de los
ganaderos de yeguas para llevarlas á pastar
á las dehesas ajenas y propiedades particulares;
otra en 30 de Mayo de 1842, para que se
abstengan los Ayuntamientos de subastar ó
utilizar los pastos de propiedad particular;
otra de 29 de Enero de 1844, manteniendo á
los carreteros en el derecho de usar los pastos
públicos, abrevaderos y sueltas; otra de 13
de Noviembre de 1844, previniendo á las autoridades
protejan á la ganadería en el disfrute
de sus derechos; otra en 25 de Noviembre
de 1847, aclarando la inteligencia de las palabras
cerrados y acotados con relación á los
terrenos; otra de 9 de Junio de 1848, asegurando
á los propietarios el libre y exclusivo