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el movimiento relativo de la tierra al voltearse.
De los cálculos hechos para determinar la
longitud más conveniente que debe tener la
parte posterior de la vertedera, y teniendo en
cuenta que la presión que esta superficie soporta
, es una porción de la presión total que
la banda entera torcida ejerce sobre ella, y
que esta porción es proporcional á la longitud
de esta superficie, resulta que la tracción más
pequeña se verifica para una longitud igual
á 2,5, por una rotación de. 90°.
Los detalles en que hemos entrado al ocuparnos
de los diversos extremos relacionados
con la vertedera helizoidal, que es la mejor
de todas, demuestran bien alas claras, que en
la mayoría de los casos, y salvo contadas excepciones
, las vertederas de la generalidad de
los arados, no reúnen ni con mucho, las condiciones
exigidas para ejecutar su trabajo de la
manera debida. En su construcción, no preside
de ordinario más criterio que el capricho
del que las fabrica, dándolas por tanteos, y sin
sujeción á regla alguna, las formas que presentan,
resultando de aquí, esa confusión que
originan las variadas disposiciones que presentan
en su figura y superficies. Por esto, y
sin entrar en detalles de ejecución, propios del
fabricante, consideramos oportuno dar á conocer
los medios de trazar la vertedera, para
obtener un modelo ó molde que sirva de matriz
para su ejecución.
De tres maneras puede obtenerse un modelo
de vertedera helizoidal: cortando un trozo de
/ /
— N
/ / / / / / / / /
e H F
Figura 213
madera que represente la superficie; representando
las generatrices rectas de la vertedera,
por hilos extendidos entre dos reglas, de
forma y de posición convenientes, y formando
un molde que sirva para fundirla. Sólo nos
ocuparemos del primer medio, eligiendo el
procedimiento más sencillo y práctico, al alcance
de cualquiera.
Se construye un cilindro de madera de un
diámetro doble de la profundidad de la labor
y de longitud igual á la que haya de tener la
vertedera. Sea A B C D este cilindro (figura
213). Se desarrolla su superficie sobre un
plano representado por el rectángulo C'DEF;
se dividen los lados del rectángulo en dos partes
iguales por medio de la línea R H, y se
tiran las diagonales RE y HD. Se arrolla
después el rectángulo sobre el cilindro, y las
diagonales representarán la curva espiral que
se busca. Si se ha cuidado de trazar estas diagonales
con una tinta cualquiera húmeda, al
arrollarlas sobre el cilindro, quedará trazada
é impresa la espiral. Dividiendo ó cortando
el cilindro en dos, por medio de una superficie
que pase por los dos extremos de la espiral
trazada, resultará un semicilindro O B CD A
(figura 214 y 215), y tirando rectas o o, o o, o o
desde cada uno de los puntos muy aproximados
de la espira al diámetro A B, se obtendrá una
superficie curva
A o, B o,
que será la
que buscamos.
Se va quitando
madera de
Figura 211
la masa del cilindro
, según
estas líneas rectas, y resultará la superficie en
hueco, que se comprueba colocando sucesivamente
una regla sobre los puntos o o o de la
espira y los correspondientes en la dirección
vertical o' o' o' o' del diámetro. Estas dos series
de puntos deben hallarse siempre en línea
Figura 215
recta. Si se moldea en fundición la superficie
así obtenida, podrá servir de matriz para forjar
vertederas de cobre ó hierro.
La superficie helizoidal construida de esta
suerte, hará describir á la banda de tierra solamente
un cuarto de revolución, y después
del paso del arado, no hallándose sostenida
parte de ella, volverá á caer en el surco. Este
defecto, muy general, se remedia terminando
la hélice con un apéndice que se proyecte fuera
de la vertical, sobre todo cuando hay que
labrar tierras fuertes y tenaces, cuyas bandas
no se desagregan completamente por el movimiento
de torsión que experimentan al aplicarse
sobre la superficie de la vertedera.
PIEZAS DIRECTRICES Y DE GRADUACIÓN.—
Dental.—Es la pieza del arado, que sirve para
sujetar las restantes piezas en su parte inferior,
y que trabajan en el fondo del surco,
apoyándose por su lado izquierdo contra la
tierra no removida. Sirve, pues, como soporte
y guía además al instrumento en el plano
horizontal inferior. En los arados antiguos, en
los timoneros sobre todo, es de madera, revestido
á veces con una chapa de hierro para disminuir
los frotamientos; en los arados perfeccionados,
es de hierro forjado ó de fundición.
La superficie vertical izquierda y la inferior
horizontal, no deben ser planas en el dental,
sino más bien un poco cóncavas, para dar más
estabilidad al instrumento. Si fueran comple-