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ASF — 569 — ASF
do de sopor parecido á ia anestesia ó muerte
aparente; estado de duración variable, y que
de prolongarse acaba indefectiblemente con
la existencia del animal. Generalmente resisten
tanto menos á la asfixia cuanto más complicado
es su organismo y más activa su
circulación. Los llamados de sangre caliente,
como el caballo, el asno, el buey, el perro,
las aves, etc., perecen en algunos minutos,
mientras que los de sangre fría, reptiles,
batracios ó ranas, insectos, gusanos, etc., resisten
durante horas enteras y aun días á
ese género de muerte.
Teniendo en cuenta el modo que tiene de
funcionar el aparato respiratorio, se comprenderá
fácilmente que la asfixia puede ser debida
á causas que se agrupan en dos series: en la
primera figuran las acciones que impiden la
entrada y circulación del aire en los pulmones,
y en la segunda las que hacen el aire impropio
para la respiración por la substracción del
oxígeno, ó por la sustitución de éste, ó la simple
adición de gases y fluidos no respirables.
La compresión circular del cuello por medio
de ligaduras, que obstruye la tráquea ó reduce
sus dimensiones; la presión ejercida en el pecho,
impidiendo el movimiento de las costillas
y del diafragma; el envenenamiento con la nuez
vómica y la estricnina, que paralizan los movimientos
del aparato respiratorio; la oclusión
de las cavidades por las cuales penetra el aire,
y de consiguiente la hinchazón de las partes
próximas á la laringe y á la parte superior de
la tráquea, como en las anginas graves; las
sanguijuelas que penetran en la boca de las
reses; la timpanitis ó meteorización de que
antes hemos hablado; la introducción en la
tráquea y en los bronquios de un líquido mal
dirigido; la sumersión del animal en un líquido,
dando lugar á que se ahogue; el vacío,
ó sea la privación de aire, y el paso brusco de
una temperatura baja y de un ambiente denso
á otro más enrarecido por la acción del calor,
son las principales causas que se pueden enumerar
entre las que figuran en la primera
serie de las que provocan la asfixia.
La última es tanto más activa cuanto mayor
es la diferencia que existe entre ambos medios
respirables, cuanto menos habituados están
los animales á esos cambios, cuanto mejor
cebados se hallan, y cuanto más violento es el
ejercicio á que se los somete. Los caballos, los
bueyes de trabajo, los carneros y los cerdos
sucumben fácilmente á esta clase de asfixia,
sobre todo si los últimos pertenecen á razas
perfeccionadas y se hallan ya cebados. Este es
el accidente de que hemos hablado en el artículo
Acaloramiento.
En la segunda categoría de causas de asfixia
se incluyen: la escasez de aire respirable por
hallarse herméticamente cerrado ó ser demasiado
reducido el local en que se hallan las
reses, y la mezcla del ambiente con gases impropios
para la respiración. En el primer caso,
el aire se altera más ó menos rápidamente, según
el número y el vigor de los animales que
le respiran. La proporción de oxígeno que
contiene va disminuyendo continuamente y
se va sustituyendo por un volumen igual de
ácido carbónico; circunstancias ambas que
contribuyen á hacerle impropio para la respiración.
En situación tal, la asfixia se va determinando
con todo el acompañamiento de
fenómenos precursores excesivamente penosos,
comenzándose á producir tales manifestaciones
en cuanto pierde el aire tres de las
veintiuna partes de oxígeno que normalmente
contiene. Análogos son los efectos que determina
la mezcla del aire con gases impropios
para la respiración; así, diez partes de ácido
carbónico ó de hidrógeno mezcladas con él,
reducen la proporción de oxígeno del aire á
un 19 por 100, haciéndole impropio para la
respiración. Tales mezclas pueden producirse
accidentalmente en las habitaciones, ya polla
fermentación de la uva, y& por la acumulación
de forrajes verdes ó á medio secar. La
asfixia será más rápida si se sustituye el aire
que han de respirar los animales con ácido
carbónico, hidrógeno, ázoe, gas del alumbrado,
gas de los pantanos, etc., que no son propios
para la respiración. El padecimiento se
complicará con un envenenamiento cuando
el aire se vicia ó es reemplazado por el ácido
sulfuroso, las emanaciones de las letrinas,
el cloro, el óxido de carbono, los vapores nitrosos,
etc.
Síntomas.—Antes de llegar al estado de
insensibilidad, y de inmovilidad ó muerte aparente,
los pacientes experimentan una serie
de sensaciones y de modificaciones tanto más
fáciles de analizar ó de observar, cuanto más
lentamente se van desenvolviendo los fenómenos
de la asfixia. Comienza ésta á iniciarse por
una especie de malestar que se anuncia por
frecuentes bostezos y suspiros, efecto de la
gran absorción de aire que se hace para suplir
el empobrecimiento de oxígeno, ó la insuficiente
cantidad de fluido que llega á los pulmones.
Ordinariamente, á ese primer estado
acompañan dolores de cabeza; ai malestar suceden
muy luego las angustias, el atolondramiento
y la perturbación de la sensibilidad.
Entonces entran en gran actividad todos los
músculos del aparato respiratorio para comunicar
mayor amplitud á los movimientos de
inspiración y de espiración. Al acelerarse estos
movimientos, los ijares se agitan considerablemente;
los hipocondrios se elevan y descienden
de una manera extraordinaria; la respiración
se hace ruidosa y va acompañada con
frecuencia de ayes de angustia; el paciente se
mantiene en extraordinaria agitación, y procura
adoptar posiciones que faciliten el juego
de los órganos respiratorios; los cuadrúpedos
se mantienen de pie y separan las extremidades
delanteras con el mismo objeto. Todos los
movimientos tienen entonces un doble objeto:
prolongar la vida por la amplitud y frecuencia
de la respiración, y evitar el peligro destruyendo
el obstáculo que se opone á la entrada
del aire vivificador; los actos de desesperación