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Las servilletas y los sacos demandan el mayor
esmero en su limpieza, á fin de evitar
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las alteraciones de la parte de pulpa y zumo
que quedan entre las mallas y los ángulos de
estos últimos; de aquí la necesidad de lavar-
Dio.— II.
los al cabo de algunas horas de servicio con
agua templada si se efectúa á mano, ó hirviendo
si tiene lugar
en máquinas lavadoras.
A fin de neutralizar
los ácidos y
disolver mejor las
materias pécticas, albuminoideas,ruuciaginosas,
etc., conviene
adicionar al
agua un poco de sosa
ó de cal; pero estas
substancias atacan el
tejido de lana de los
sacos, los cuales se
vuelven rígidos y
menos resistentes;
por esto en las fábricas
bien montadas
prefieren el uso de
"as aguas amoniacales
procedentes de la
condensación de los
vapores de las defecadoras
y calderas de
concentración. De
cualquier modo, el
último lavado siempre
se efectúa con
agua pura. Además,
cada vez que se vacían
los sacos, es
conveniente, por varias
razones, sumergirlos
en una solución
de tanino.
El elevado coste
de las prensas hidráulicas,
la mano de
obra y cuidados de
todo género que exigen,
el rompimiento
de sacos que ocasionan,
el trabajo intermitente
que ejecutan
y otras causas que
sería prolijo enumerar,
han contribuido
á proponer su sustitución
por las llamadas
prensas continuas
, las cuales funcionan
de un modo
algo parecido á los
trapiches perfeccionados.
Sigl y Liebert
se ocuparon ya de resolver
este interesante
problema, ltobert
y Pecqueur propusieron
el uso de cilindros
laminadores.
Champounois y Lebec lograron construir buenas
prensas continuas. Por último, la casa
Savalle, de París, vende aparatos de este gé-
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