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sumo por lo general, se divide en parte llana
y parte montañosa; abundan las praderas, y
se. cosecha centeno, cebada, algunas legumbres
, hortalizas, cáñamo, sabrosas patatas, y
tabaco en las hondonadas de los valles.
El suelo se halla dividido en tres partes,
que pertenecen á los particulares, á los Municipios
y al Estado, ó sea.-al Consejo general.
También son los andorranos copropietarios
con algunos pueblos españoles y franceses de
terrenos, á que dan el nombre de emprius ó
baldíos. La parroquia de Andorra la Vieja los
posee con los pueblos de Vilella y Lies; la de
Massana, con algunos del alto Pallas; las de
Ordino y Camillo, con los pueblos franceses
de Siquer, Míelos y Coma de Ensignas; la
Solana, pago situado entre Solden y Hospitalet,
fué origen de un largo pleito que en 1835
resolvió el Tribunal real de Tolosa á favor de
los andorranos.
Las comunicaciones de los valles con España,
y especialmente con Francia, son en extremo
difíciles; la República no posee carretera
alguna; todos los caminos son de herradura,
y están muy mal conservados; la única
vía transitable es la que desde Seo de Urgel
llega hasta Julia.
El principado de Andorra, generalmente
llamado República, tiene una organización
especial. Son considerados como co-príncipes
de los Valles el obispo de Urgel y el soberano
ó Estado francés. El obispo, que en realidad
se ha titulado siempre príncipe soberano, tiene
exclusivamente el poder legislativo. Todas
las leyes dictadas para el gobierno de los
Valles, desde Poncio en 1231 hasta Caixal
en 1866, proceden de los prelados. Son muy
numerosas las leyes y disposiciones legislativas
de carácter general, y ninguna de ellas
ha sido debida á los Condes de Foix ni á los
reyes de Francia. En la actualidad el mando
de la fuerza armada y el poder judicial son
ejercidos por los vegueres, que nombran el
obispo de Urgel y Francia, y que son sustituidos
por dos bayles, que nombra cada uno
de aquéllos. Esos delegados de los co-príncipes
pueden administrar justicia en nombre de
ambos cuando uno de ellos está ausente, y
tienen acceso siempre al tribunal constituido
por cualquiera de ellos. Cuando surge un desacuerdo,
decide un juez asesor, que ha de ser
letrado, y nombran alternativamente el obispo
y Francia. Los dos vegueres y el asesor
reunidos forman el Tribunal de Corts, que se
constituye únicamente para fallar causas criminales,
y entiende también en los asuntos
civiles como tribunal de segunda instancia.
Por lo común, la primera la constituye cualquiera
de los bayles, la segunda el juez asesor
y la tercera el obispo de Urgel.
Por concesión otorgada en 1231 por el obispo,
se organizó un Consejo general para los
asuntos administrativos; pertenecían á él en
un principio todos los notables de los Valles,
y más tarde se redujo el número de sus miembros
á veinticuatro, cuatro por cada parro­
quia, quienes nombran dos síndicos, primero
y segundo, y un secretario. Los cuatro
miembros del Consejo, que hasta 1866 eran
designados por los notables, son elegidos desde
esa época por todos los cabezas de familia.
En cada parroquia existe un Consejo p>articular,
de cuyas resoluciones se puede apelar al
general, y en último caso ai obispo, sin que
Francia tenga ningún derecho á ingerirse. La
fuerza armada está compuesta de todos los
jefes de familia, quienes se hallan obligados á
poseer un arma en buen estado, con las municiones
correspondientes. Hay capitanes y decuriones,
que sucedeu por su orden en el mando
á los vegueres y bayles. La fuerza, reclutada
por éstos, es sedentaria; en 1881 se creó
una guardia móvil de seis hombres para vigilar
y patrullar, á causa de estar la población
agitada, y hubo de ser suprimida porque el
Estado no podía atender á los gastos que ocasionaba.
Los conflictos entre las autoridades han sido
frecuentes en los últimos años, á consecuencia
de las infundadas pretensiones del veguer
francés, como representante de los derechos
de los Condes de Foix, que en realidad nunca
tuvieron soberanía sobre los Valles, sino únicamente
algunos derechos taxativos, concretos
y personalísimos, concedidos en los Pariatges
ó convenio de 1278, y que no los han podido
trasmitir á la República ultra-pirenaica, sucediendo
todo lo contrario respecto de España,
puesto que Ludovico Pío concedió la soberanía
á la dignidad de los obispos de Urgel, que
se halla bajo la protección y obediencia de la
nación española, la cual puede reivindicar
por lo tanto la verdadera soberanía.
En efecto, el Conde de Urgel, Senyofredo,
en nombre y representación del emperador
Ludovico Pío, donó en el año 819 al obispo
Sisebuto y sucesores todo el territorio de
Andorra para que le rigiesen y gobernasen,
sin que ningún conde ó príncipe ú otra persona.,
por elevada que fuere, pudiese perturbar ni inquietar
á los prelados. Andando el tiempo, los
Condes de Urgel trataron de usurpar esos
derechos, pero en 1132 Ermengol I reconoció
que no los tenía, y en caso de tenerlos los
cedió á los obispos; declaración que reprodujo
en 1230 la Condesa Aurumbaix. En 1231
treinta andorranos de cada parroquia reconocieron
solemnemente la soberanía del obispo
de Urgel, y le prestaron homenaje en la persona
del obispo Poncio de Vilamur, quien
instituyó inmediatamente el Gobierno político,
administrativo y judicial, conservado sin
alteraciones notables hasta nuestros días.
Los Condes de Foix en 1278, á consecuencia
de una guerra promovida contra el prelado
de Urgel por el Conde Roger Bernardo,
celebraron el convenio llamado Pariatges,
siendo mediadores el rey de Aragón y el obispo
de Valence (Francia), y testigos muchos eclesiásticos
y nobles; convenio en virtud del
cual se reconoció al Conde de Foix y sus sucesores
el derecho de nombrar un veguer, que