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figura 304; su forma es prismática, rectangular,
y va montada sobre soportes de fundición;
el caldeo se efectúa merced á un serpentín
colocado en su fondo, en el que circula vapor
acuoso á una presión de cinco atmósferas, con
una temperatura de 153°. Esta caldera puede
bascular en uno de sus extremos, tomando la
posición que indican las líneas de puntos; disposición
que permite inclinar el fondo para
vaciarla completa y rápidameute, saliendo el
líquido por el tubo de descarga que cierra la
llave g. Este movimiento de báscula se logra
mediante la palanca m, y permite la limpia
de los tubos del serpentín, dando salida por a
al agua condensada.
La. caldera de Ruban se compone (figura
305) de un cilindro rotatorio que gira
horizontalmente sobre su eje, y que se intro-
mo va la segunda rueda, hueca también, que
lleva todas las aguas condensadas á su eje,
cayendo de aquí á un espacio divisorio que
permite al aparato vaciarse completamente.
Se comprende que si inyectado el vapor acuoso
se imprime al cilindro una velocidad de
doce á quince vueltas por minuto, agitarán la
masa, comunicando su calor y acelerando la
evaporación; por su parte, las cucharas arrastrarán
el líquido, llevándolo ala parte superior
del cilindro. Si consideramos que el número
de cucharas puede variar á voluntad, se comprenderá
fácilmente que el trabajo resulte
considerable, siendo su efecto continuo en
toda la superficie superior é inferior de los
cilindros.
Por lo demás, el empleo del vapor acuoso
ofrece, entre otras ventajas, las siguientes:
Figura 303.—Corte de un aparato sencillo usado en Alemania
duce en el recipiente que contiene la rSateria
que se trata de evaporar. Dicho cilindro está
formado de dos concéntricos, por cuyo espacio
anular circula el calor, consiguiendo de
este modo una doble superficie de caldeo, tanto
en el exterior como en el interior del cilindro.
Además, sobre estas dos superficies, y en
toda la longitud de los cilindros, hay una especie
de cucharas ó cangilones godet, que
constituyen una de las principales ventajas del
aparato.
El vapor acuoso penetra por dos ruedas
de radios curvos y huecos, fijos en la extremidad
de los cilindros, con los cuales están
unidos, entrando por el eje, que es también
hueco; llega á la primera rueda, desde donde
se extiende por todos los radios, así como en
la capacidad que forman los dos cilindros, que
constituyen el aparato rotatorio; en el extre-
Primera: aplicación más regular y unifor"
me del calor.
Segunda: conseguir una temperatura constante,
sin que jamás pase de los grados necesarios.
Tercera: invertir menos los azúcares.
Cuarta: regularizar la marcha, aumentando
ó disminuyendo á voluntad el acceso de los vapores
á los serpentines.
Y quinta: que un solo hogar sirva para todas
las calderas del ingenio.
Sin embargo de todas estas ventajas, la fabricación
moderna pide aún más. Importa
ante todo y sobre todo abreviar en lo posible
el tiempo que dura la concentración, así como
reducir la temperatura durante el trabajo. Estos
dos extremos, que parecen antagónicos,
lógranse satisfactoriamente empleando calderas
de concentración al vacío y distribuyendo