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AMO — 216 — AMO
deslinde al usuario y al enfiteuta, pues tienen
derechos de propiedad, aunque estén limitados.
Lo único que cualquiera de estas personas
que ejercite la acción de deslinde deberá
hacer, es dar cuenta ó pedir que se cite también
al dueño directo.
Al marido, como administrador legal de los
bienes de su mujer, es visto que corresponderá
también el derecho á ejercitar la acción de
deslinde sobre los bienes de su mujer, como
asimismo al tutor, curador y cualquier administrador
legal.
IV. Tanto en este párrafo como en los anteriores,
nos ocupamos de los deslindes en
fincas particulares, reservando para más adelante
hacerlo de los principios que informan
esta materia, cuando sean del Estado ó los
pueblos las fincas de que se trate.
Tratándose del deslinde de fincas entre particulares
, y como en el examen de estas cuestiones
pueden nacer cuestiones sobre la propiedad,
y de todas maneras hay que examinar
títulos, papeles y documentos, no pueden resolverlas
más que jueces letrados, por lo que
corresponderá su conocimiento á los jueces de
primera instancia, bajo el procedimiento que
preceptúa la ley de enjuiciamiento civil en su
libro III, título XV.
Si esto está claro, en Derecho pudiera caber
dudas sobre á qué juez correspondería el conocer
de estos asuntos, si al del lugar de la
cosa ó al del domicilio de los dueños, pues
siendo la acción mixta, cabe la duda; pero
considerando la naturaleza de estas actuaciones
judiciales, lo necesario que en ellas es el
examen del terreno y de los mojones antiguos,
operaciones que únicamente puede efectuar el
juez del territorio, es visto que al que tiene
jurisdicción en el lugar en que está sita la
cosa corresponderá el conocimiento de estas
cuestiones.
Los mismos principios se tendrán presentes
cuando el deslinde sea entre un particular y
terrenos de los pueblos, de establecimientos
públicos ó del Estado, pues también corresponderá
á los jueces de primera instancia presidir
las operaciones; ahora bien, si en ella
naciera alguna cuestión sobre propiedad, ya
las cuestiones se seguirían por otros principios;
pero siendo sólo de deslinde y amojonamiento,
la autoridad judicial es la única competente.
En las operaciones de deslinde y amojonamiento
deberán tenerse presentes algunas
reglas generales. La posesión es la primera señal
que demuestra la propiedad. Cuando los
títulos que las partes presenten sean claros, á
ellos debe sujetarse la operación, limitándose
á poner los mojones donde indiquen. Cuando
en los títulos haya dudas, debe estarse por la
posesión. Si un interesado presenta títulos
que determinan claramente su derecho y el
otro no los presenta, debe estarse por el que
los presentó. Si de la presentación de títulos
se ve que sobra ó falta terreno á los dos interesados,
debe dividirse el exceso ó la falta á
prorrata de la extensión de terrenos que cada
uno justifica.
V. Cuando sean dos los pueblos que contiendan
sobre los linderos respectivos, corresponde
á la autoridad administrativa la solución
de las cuestiones, que está representada
por el gobernador civil de la provincia.
La mayor parte de las reglas que llevamos
dicho rigen los deslindes entre particulares,
son aplicables al caso de cuando sean dos pueblos
los que contiendan sobre sus linderos,
siendo la posesión demostrada principalmente
por el pago de tributos la que debe hacer más
fe faltando documentos concluyentes.
Otro punto que en materia de deslinde debemos
tocar, siquiera sea ligeramente, son las
reglas por que se rigen los deslindes de montes
correspondientes al Estado, á los pueblos
y álos establecimientos públicos; materia que
ha ocasionado en la legislación española infinidad
de disposiciones legales, que van quedando
muchas en desuso, y pronto quedarán
todas, pues van siendo pocos los montes que
quedan fuera de la desamortización de los llamados
públicos.
La autoridad única competente para resolver
sobre los deslindes es la administrativa,
y las cuestiones contenciosas que puedan ocurrir
se resolverán por la vía contencioso-administrativa,
previo informe del respectivo
Ministerio á que corresponda el monte en
cuestión.
VI. Tan importante se ha considerado
siempre el derecho de propiedad, y tal fuerza
tiene para la vida de las sociedades, que en
todas las legislaciones ha sido castigado con
rigor el que atenta contra ella, y siempre se
ha considerado que el que lo hace contra los
mojones ó señales que la determinan, lo hace
contra ella misma. Así vemos que Grecia y
Roma consideraban como cosa religiosa los
mojones, y era duramente castigado el que
los destruía ó variaba. En nuestro Derecho
también siempre fué castigada dicha transgresión
, y en el día se castiga por las prescripciones
del Código penal, muy particularmente
en su artículo 535, en que se castiga al que
destruyere mojones ó señales que marquen
los linderos de pueblos ó propiedades con
multa de 50 al 100 por 100 de la utilidad que
reporte, y no siendo ésta estimable, en una
multa de 125 á 1.250 pesetas; esto sin perjuicio
del resarcimiento del daño que hubiera
causado.
M. García Gutiérrez.
AMOMO (Amomum).-—Género de planta
de la familia de las Amómeas. Las principales
especies de este género son: 1.°, amonio de
las Indias (Amomum zingiber, L.); 2.°, amonio
de Madagascar (Amomum cardamomum);
3.°, Amomum granum paradisi; 4.", Amomum
zerumbelh; 5.°, Amomum angustifolium;
6.°, Amomum villosum; 7.°, Amomum echinatu-m;
8.°, Amomum afzelii; 9.°, Amomum foliginosum.
El primero, se distingue la planta por su