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ATA — 594 — ATA<br />

den citar: la A. speciosa, Mart.; la excelsa, la<br />

compta, la maripa, la maracaibensis, la magdalena,<br />

de Lind, y la speclábilis ó magnífica,<br />

de Mart., originaria de Brasil, con el tronco<br />

de un metro, hojas numerosas de 6 á 7 metros<br />

de longitud, rígidas, un poco abiertas, de<br />

numerosas pínulas lanceoladas, y de color<br />

verde obscuro. Algunas de estas variedades se<br />

cultivan en los invernaderos de Europa.<br />

ATAQUE (Medicina veterinaria).—Invasión<br />

súbita de una enfermedad que se presenta<br />

con sus síntomas característicos y con toda<br />

su intensidad. Aplícase el término especialmente<br />

á los síntomas de las afecciones periódicas,<br />

como la epilepsia. El ataque puede ser único<br />

ó fulminante, ó repetirse varias veces y en<br />

intervalos más ó menos separados. El ataque<br />

se diferencia del acceso en que éste comienza<br />

siempre por calofríos, seguidos de calor.<br />

ATAQUIZA (Agricultura). — Operación<br />

que consiste en enterrar un sarmiento largo<br />

sin separarlo de la cepa, de modo que la<br />

punta libre quede saliente en el sitio donde<br />

se quiere haya otra cepa.<br />

ATAQUIZAR.—Aumentar el número de<br />

cepas de una viña por medio de ataquizas.<br />

(V. Amugronar.)<br />

ATAVISMO (Botánica).—Tendencia de<br />

los seres organizados á reproducir los caracteres<br />

distintivos de sus antecesores. Esa tendencia<br />

tiene una gran importancia, tanto en<br />

botánica como en zoología, puesto que gracias<br />

á ella se restablece la pureza del tipo en<br />

las diferentes especies, á pesar de las diferencias<br />

ó variaciones accidentales que puedan<br />

existir en los inmediatos antecesores de la<br />

planta ó el animal. M. Vilmorin, que hizo estudios<br />

especiales acerca del atavismo en las<br />

plantas, con objeto de obtener nuevas variedades<br />

entre las cultivadas, expuso observaciones<br />

interesantes que conviene resumir. Comenzó<br />

por sentar que cuando una semilla depositada<br />

en tierra se halla á punto de germinar,<br />

está solicitada por dos fuerzas contrarias y<br />

opuestas, de cuyo equilibrio resultará la fijeza<br />

de la especie.<br />

La primera de esas fuerzas, ó centrípeta,<br />

es el resultado de la ley de semejanza entre<br />

los yadres y los hijos, ó sea del atavismo, é<br />

impide que se acentúen mucho las diferencias<br />

entre el futuro individuo y la especie. La<br />

segunda fuerza, ó fuerza centrífuga, es expresión<br />

de la ley que determina las diferencias<br />

individuales ó idiosincrasia. A ella se deben<br />

los caracteres que distinguen á cada individuo<br />

, y que determinan una variedad infinita<br />

dentro de la unidad. Puede considerarse el<br />

atavismo á primera vista como una sola fuerza,<br />

pero no es difícil advertir, apoco que se<br />

reflexione, que presenta un conjunto de fuerzas<br />

obrando en el mismo sentido próximamente;<br />

conjunto debido á la influencia ó atracción<br />

que ejercen todos los antepasados del<br />

ser individualmente. Para comprender la acción<br />

de esa fuerza compleja, es necesario tener<br />

en cuenta ante todo la tendencia á la se­<br />

mejanza con la masa de los progenitores, que<br />

puede considerarse como la atracción del tipo<br />

de la especie, y á la cual se aplica especialmente<br />

el nombre de atavismo. Aparece después,<br />

por orden de importancia, la herencia, es<br />

decir, la atracción ó fuerza que lleva á los<br />

seres á parecerse á los padres, fuerza menos<br />

poderosa, pero más inmediata, y que propende<br />

á perpetuar en el hijo los caracteres propios<br />

del progenitor inmediato.<br />

Cuando el padre no se ha desviado sensiblemente<br />

del tipo de la especie, esas dos fuerzas<br />

obran paralelamente y se confunden, pudiendo<br />

presentarse indiferentemente en todas<br />

direcciones, sin propender exclusivamente á<br />

ninguna, las variaciones que en tal caso aparezcan<br />

por efecto de la ley de idiosincrasia.<br />

ÜTo ocurre lo mismo cuando el padre aparece<br />

ya desviado del tipo de la especie de una manera<br />

muy perceptible. La tendencia á la semejanza<br />

con el padre se combina entonces<br />

con la tendencia á las variaciones individuales,<br />

y surge una desviación en el sentido de la<br />

resultante de ambas fuerzas, es decir, que las<br />

nuevas variaciones no irradian entonces en<br />

derredor del tipo, como centro, sino en derredor<br />

de un punto situado en la línea que separa<br />

el tipo de la primera desviación obtenida.<br />

Si las variaciones individuales quedan abandonadas<br />

á la acción de la naturaleza, generalmente<br />

perecen entre la gran masa de individuos<br />

que aquélla constantemente sacrifica, explicándose<br />

así la gran fijeza de las especies<br />

naturales. Mas cuando el hombre dirige y<br />

auxilia esas desviaciones, multiplícase la descendencia,<br />

obedeciendo á las más complejas<br />

leyes que la rigen y producen esas numerosas<br />

variaciones que el hombre ha conseguido fijar<br />

en beneficio propio. Es decir, que para la<br />

formación de nuevas razas ó variedades, es<br />

necesario combatir el atavismo, fuerza que tal<br />

vez obra con mayor persistencia, aun cuando<br />

menos directamente que la tendencia á semejar<br />

al progenitor inmediato. Por lo tanto, la<br />

obtención de variedades vegetales que llenen<br />

las exigencias impuestas por la industria ó la<br />

moda, es obra harto complicada y difícil, limitada<br />

siempre, y que reclama el estudio de las<br />

condiciones de localidad y de la acción del<br />

atavismo y de la herencia, como hiciera notar<br />

M. L. Vilmorin, que tan acertadas consideraciones<br />

expuso acerca de esos interesantes,<br />

problemas.<br />

ATAVISMO (Zootecnia).—Indicado queda<br />

que no se manifiesta el atavismo solamente<br />

en los vegetales. Bien sabido es que entre<br />

los animales de la misma especie ó de igual<br />

raza aparecen en ocasiones individuos, algunos<br />

de cuyos caracteres, ó por lo menos el más saliente<br />

, los distinguen de sus progenitores inmediatos,<br />

y los comunican gran parecido con<br />

los antepasados remotos. Los criadores consideraron<br />

ese hecho como una verdadera degeneración<br />

antes de que fuese estudiado por<br />

los científicos, y otros le llamaron salto atrás ó<br />

tendencia retrógrada, revelando que no com-

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