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ARA — 421 — ARA<br />

los países más atrasados, se van conociendo y<br />

apreciando las ventajas de los arados modernos;<br />

y la mayor facilidad de las comunicaciones,<br />

el gran número de instrumentos que á<br />

poco coste pueden suministrar las fábricas á<br />

la agricultura, y sobre todo su bondad reconocida<br />

, contribuirán seguramente á su mayor<br />

empleo y generalización.<br />

La aplicación del vapor á los trabajos del<br />

campo ha venido en nuestros días á abrir nuevos<br />

horizontes al cultivo, poniendo á disposición<br />

de la agricultura el caballo de vapor, que<br />

no se cansa como el caballo vivo, que desarrolla<br />

una fuerza poderosa, que no come más<br />

que cuando trabaja, y que en las circunstancias<br />

y condiciones en que pueda aplicarse, ha<br />

de variar de una manera profunda y radical<br />

el modo de ser de los procedimientos culturales.<br />

La historia del arado, en último término,<br />

es la historia del trabajo y de la humanidad,<br />

y en las formas y disposición de este antiquísimo<br />

apero de labranza, puede estudiarse de<br />

una manera exacta y gradual el desarrollo<br />

histórico de la agricultura, que ha marchado<br />

siempre en un sentido paralelo á la civilización.<br />

Porque si los sistemas y procedimientos<br />

culturales indican el grado de civilización de<br />

un pueblo; si á cada cambio en la civilización<br />

de un país ha correspondido un cambio de<br />

cultivo, los instrumentos con que ese cultivo<br />

se practica, han de dar forzosamente la medida<br />

de sus progresos.<br />

No hay más que comparar, en efecto, el<br />

tosco instrumento primitivo que debió servir<br />

para labrar la tierra, no ya con el arado de<br />

vapor, sino con esos otros más sencillos, que<br />

construye la industria en nuestros días, para<br />

convencerse de la inmensa distancia que separa<br />

las épocas en que se utilizaran. En el primero<br />

se ve la imperfección de una sociedad rudimentaria<br />

en que la agricultura no se había<br />

elevado ni aun á la categoría de arte, al paso<br />

que en los segundos se marca el sello de una<br />

industria y de una civilización poderosas, que<br />

hacen del instrumento primitivo una verdadera<br />

máquina, cada día más perfeccionada al<br />

calor de la ciencia, que es la que en sus múltiples<br />

aplicaciones caracteriza la época moderna.<br />

Ideas generales acerca del arado, y condiciones<br />

de detalle y de conjunto que determinan su<br />

valor.— No es posible determinar en absoluto<br />

la bondad de un arado, puesto que su valor<br />

relativo depende de una porción de circunstancias<br />

difíciles de apreciar. Un arado puede<br />

ser bueno para un objeto dado, y para cierta<br />

clase de suelos y de labores, y malo en las<br />

opuestas condiciones. El mejor arado es para<br />

la generalidad el que hace mejor labor, pero<br />

como en último resultado la palabra labor<br />

nada dice en verdad, porque será diferente<br />

según los terrenos, según los cultivos y hasta<br />

segúu los países, queda indeterminada la<br />

cuestión.<br />

Una buena labor, según el Conde de Gaspa-<br />

rin, supone que la tierra ha sido bien levantada<br />

y removida en prismas más ó menos anchos,<br />

que hayan experimentado más de un<br />

cuarto de conversión, de manera que la superficie<br />

superior quede totalmente tapada, y<br />

que las plantas que la cubrían dejen de aparecer,<br />

del mismo modo que los abonos extendidos<br />

sobre el terreno; que las bandas de tierra<br />

hayan experimentado un movimiento de torsión<br />

que disminuya la agregación entre sus<br />

moléculas; que se apoyen las'unas sobre las<br />

otras, dejando siempre un vacío por debajo de<br />

su punto de unión, y que cada surco quede<br />

bien limpio después del paso del instrumento.<br />

En un cultivo progresivo, y para los agricultores<br />

inteligentes que disponen de numerosos<br />

instrumentos especiales para cultivar el<br />

suelo, una buena labor es la que se practica<br />

con la menor fatiga por parte de la yunta, y<br />

presenta-bandas ó fajas de anchura 3' de profundidad<br />

uniformes, volteadas é invertidas regularmente,<br />

sin que sea necesario que se rompan,<br />

según la inclinación más adecuada, para<br />

que disfruten de la influencia de los agentes<br />

atmosféricos, haciendo regular y eficaz la<br />

aplicación de los demás instrumentos especiales<br />

de cultivo. No puede exigirse al arado un<br />

trabajo completo, sino solamente una inversión<br />

del prisma de tierra, y en este concepto<br />

su buen trabajo debe consistir en que quede<br />

invertida cada banda de tierra. Nace de aquí<br />

la incertidumbre que ha reinado y reina todavía<br />

, y la variedad de opiniones acerca de su<br />

modo de apreciación. Para el práctico, el mejor<br />

arado es aquel que tiene la costumbre de<br />

manejar; para los críticos iletrados en agricultura<br />

, el que ofrece un aspecto exterior más<br />

agradable, y para no pocos, aquel que, gracias<br />

á la destreza de un hábil obrero, ejecuta mejor<br />

trabajo en un ensayo de pocos minutos.<br />

Ha contribuido grandemente á esta diversa<br />

apreciación, la idea generalizada de considerar<br />

al arado como una panacea en agricultura que<br />

bastaba para la buena preparación del suelo,<br />

sin tener en cuenta que el citado instrumento<br />

no puede por sí solo completar esa buena preparación<br />

sin el concurso de otros instrumentos<br />

también importantes y necesarios. El arado,<br />

además, se ha especializado en nuestros días,<br />

como tendremos ocasión de comprobar más<br />

adelante; de suerte que para nosotros, de<br />

acuerdo con la opinión de respetables autoridades<br />

, y dando el nombre de arado á todo instrumento<br />

movido por la fuerza animal ó por<br />

un motor inanimado, destinado á atacar el suelo<br />

mediante una acción continua, corlándolo en<br />

fajas paralelas invertidas más ó menos, el mejor<br />

arado será el que en circunstancias dadas<br />

de terrenos y de cultivos, ejecute la labor exigida<br />

de la manera más conveniente y más barata<br />

posible.<br />

En el precio de producción de la labor por<br />

unidad superficial, intervienen diferentes elementos<br />

difíciles de apreciar en la práctica,<br />

tales como el trabajo mecánico del motor y el<br />

uso, entretenimiento y amortización del ins-

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