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APA — 392 — APB<br />

tras que los machos pesaban 100, no suministraban<br />

gran cantidad de alimentos al engendro<br />

en la vida intrauterina, y las crías,<br />

pequeñas al nacer, acababan por adquirir notable<br />

desarrollo mediante una conveniente<br />

alimentación; de manera que no es raro ver<br />

mamar á corderos de más talla que la madre.<br />

La verdad es que ese resultado se halla de<br />

acuerdo con las mismas indicaciones de la naturaleza,<br />

que generalmente concede á los machos<br />

mayor desarrollo que á las hembras, y á<br />

éstas la propensión de preferir los más desarrollados<br />

y vigorosos; de modo que sobran<br />

razones y hechos para combatir la teoría del<br />

cirujano inglés, que no siguen muchos de sus<br />

compatriotas.<br />

El desarrollo de la alzada depende principalmente<br />

de la abundancia y riqueza de la<br />

alimentación y del buen apetito. Cuando la<br />

herencia impulsa á los animales á adquirir<br />

grandes proporciones, y no secunda esa tendencia<br />

la alimentación, aparecen los desengaños<br />

del ganadero; y lo contrario se observa<br />

cuando la nutrición es cuantiosa y de buena<br />

calidad, siquiera la raza no propenda á un<br />

gran desarrollo. Naturalmente, todo tiene sus<br />

límites, y no debe incurrirse en la exageración<br />

de aparear animales gigantes con animales<br />

enanos, y aquí puede aplicarse también el in<br />

medio virtus, rechazando todo lo que sea violento<br />

y suponga contraposiciones muy marcadas.<br />

Ha de tenerse también presente, cuanto á la<br />

conformación, que no se corrigen en una generación<br />

sus imperfecciones, como que suelen<br />

depender del esqueleto ante todo, y éste no se<br />

modifica con facilidad. Una cabeza demasiado<br />

voluminosa es perjudicial á la agilidad de los<br />

animales, y solamente se corrige después de<br />

varias generaciones, cuando el volumen es<br />

debido al gran desarrollo de los huesos del<br />

cráneo; lo mismo se puede decir del exiguo ó<br />

exagerado desarrollo de las vértebras, de las<br />

costillas, de la grupa, etc., cuya amplitud ó<br />

estrechez indica mucho ó escaso desarrollo de<br />

las visceras y demás órganos internos. Por lo<br />

tanto, y máxime teniendo en cuenta el atavismo,<br />

no deben pretender los ganaderos que el<br />

apareamiento modifique de golpe, digámoslo<br />

así, las castas, y corrija en una sola generación<br />

los defectos.<br />

APAREAR.—Arreglar ó ajustar una cosa<br />

con otra, de modo que queden iguales; juntar<br />

las hembras de los animales con los machos<br />

para que críen. Habiéndonos ocupado de esto<br />

último en el artículo Apareamiento, advertiremos<br />

aquí que al aparear los animales por<br />

parejas ó por grupos más considerables, deberá<br />

cuidarse de que sean bastante iguales entre<br />

sí los apareados, de la misma edad, de la misma<br />

sangre, alzada y pelo á ser posible, de<br />

manera que resulten de análogas cualidades y<br />

aptitudes los animales apareados. Para obtener<br />

animales que se apareen bien, lo mejor<br />

es criarlos expresamente, es decir, que pertenezcan<br />

á la misma casta y familia, sobre todo<br />

tratándose de tiros de lujo. La dificultad de<br />

hallar animales iguales estriba en la diversidad<br />

de los elementos de producción, y en la<br />

diferencia de las prácticas seguidas en cada<br />

ganadería. Dos caballos apareados ó que constituyen<br />

tronco, tienen mucho más valor que<br />

dos caballos de desigual alzada y que no puedan<br />

engancharse juntos. En España se ha descuidado<br />

mucho esa rama de la ganadería, y<br />

de ahí que generalmente se adquieran en el<br />

extranjero los troncos de lujo. En este caso<br />

se aprecia mucho la circunstancia de que sea<br />

igual el pelo ó capa de los animales, y hasta el<br />

grado de sangre. La edad influye mucho en<br />

las cualidades de los animales, de manera que<br />

no se pueden aparear aquellos que se diferencien<br />

mucho bajo ese aspecto; cuando la diferencia<br />

es insignificante, no hay inconveniente<br />

en aparearlos. A veces no se pueden aparear<br />

caballos de la misma edad y de igual talla, por<br />

ser diferentes sus temperamentos y por haber<br />

sido sometidos en su crianza á distinto régimen;<br />

de modo que ni son iguales en viveza,<br />

fuerza y agilidad, ni los alimentos producen<br />

los mismos efectos en uno y en otro. No siempre<br />

es posible, por lo tanto, mantener mucho<br />

tiempo apareados dos animales que llenan<br />

todos los requisitos y satisfacen á todas las<br />

condiciones exteriores que han de satisfacer<br />

para ser apareados, esto es, que sean de la<br />

misma alzada, de la misma conformación y<br />

del mismo volumen, ya que el color es un accidente<br />

harto insignificante. Ante todo, es necesario<br />

que los animales tengan igual fuerza<br />

é iguales aires; circunstancias precisas, no<br />

solamente para que el tronco resulte elegante,<br />

sino también para que la yunta trabaje con<br />

desembarazo. También los caballos de. un regimiento,<br />

y sobre todo los de cada escuadrón,<br />

deberán estar bien apareados, siquiera no se<br />

exija una igualdad completa, y que difícilmente<br />

se lograría. Lo dicho respecto de los caballos<br />

es aplicable á los mulos y á los bueyes.<br />

APARVADERO. —Instrumento para<br />

amontonar la mies después de trillada.<br />

APARVAR. — Hacer ó componer parva;<br />

disponer la mies para trillar. (V. Trilla.)<br />

APEA.—Soga como de una vara de larga,<br />

con un palo de figura de muletilla á una punta<br />

y un ojal en la otra, que sirve para trabar<br />

ó maniatar las caballerías.<br />

APEADERO.— Se da este nombre á un<br />

poyo ó silla que hay en los pueblos en las puertas<br />

de las casas para montar ó apearse de las<br />

caballerías. Si con este fin pueden tener alguna<br />

utilidad, los inconvenientes de esa mala<br />

costumbre son mayores, pues además de impedir<br />

el tránsito de día, en las noches obscuras,<br />

y en aquellos pueblos, que son la generalidad<br />

, donde no hay alumbrado ni policía urbana,<br />

ocurre con frecuencia, y nosotros podemos<br />

dar fe de ello, que se tropieza y aun se<br />

cae sobre los poyos, lesionándose malamente.<br />

Estando prohibido por el Código penal vigente<br />

poner obstáculos que impidan la libre<br />

circulación en la vía pública, muchas autori-

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