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estudio etnobotánico y agroecológico de la sierra norte de madrid

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4. Manejo <strong>de</strong> los agroecosistemas<br />

Muchos <strong>de</strong> los horte<strong>la</strong>nos entrevistados expresaban que los huertos son su forma<br />

<strong>de</strong> distracción. Una frase muy repetida era "dón<strong>de</strong> voy a estar si no ¿en el bar?",<br />

i<strong>de</strong>ntificando estos dos espacios como <strong>la</strong>s únicas opciones a elegir. Como apuntan<br />

Acosta & Díaz (2008), el bar o los juegos <strong>de</strong> cartas son para estas personas que se han<br />

pasado <strong>la</strong> vida trabajando signos <strong>de</strong> ociosidad, mientras que seguir cultivando es una<br />

forma <strong>de</strong> seguir vincu<strong>la</strong>dos a lo que ha sido su mundo y ha construido su i<strong>de</strong>ntidad, el<br />

trabajo en el campo. Por otro <strong>la</strong>do, los hombres no perciben <strong>la</strong> casa como un espacio<br />

propio, ya que allí "manda <strong>la</strong> mujer". Acostumbrados a trabajar siempre fuera, al<br />

jubi<strong>la</strong>rse necesitan un espacio externo <strong>de</strong>l que apropiarse, una actividad que les permita<br />

sentirse útiles y seguir proveyendo el hogar <strong>de</strong> alguna manera, por lo que establecen el<br />

huerto como su territorio y su actividad. Para los horte<strong>la</strong>nos actuales, el huerto cumple<br />

no sólo una función <strong>de</strong> entretenimiento, sino <strong>de</strong> construcción <strong>de</strong> <strong>la</strong> i<strong>de</strong>ntidad masculina.<br />

Un proceso simi<strong>la</strong>r ha sido <strong>de</strong>scrito en el Reino Unido, dón<strong>de</strong> según Groag Bell<br />

(1990) <strong>la</strong>s mujeres han tenido un papel prominente en el cultivo <strong>de</strong> huertos familiares<br />

hasta el siglo XVII. Con el comienzo <strong>de</strong> <strong>la</strong> industrialización, los hombres empezaron a<br />

trabajar en <strong>la</strong>s fábricas y se estableció el huerto como un espacio <strong>de</strong> recreo<br />

exclusivamente masculino. La única excepción fue el periodo <strong>de</strong> <strong>la</strong> Segunda Guerra<br />

Mundial, en el que <strong>la</strong>s mujeres volvieron a ser <strong>la</strong>s encargadas <strong>de</strong>l cultivo <strong>de</strong> alimentos<br />

mientras los hombres estaban en el ejército (Buckingham 2005).<br />

También en Asturias los huertos son mayoritariamente gestionados por hombres<br />

(San Miguel 2004). Sin embargo, los huertos actuales son un espacio femenino o <strong>de</strong><br />

trabajo compartido en otras regiones montañosas <strong>de</strong> <strong>la</strong> Penínsu<strong>la</strong> Ibérica (Agelet et al.<br />

2000; Rigat et al. 2009; Reyes-García et al. 2010; Carvalho en prensa) y Austria (Vogl-<br />

Lukasser & Vogl 2002; Vogl, C.R. & Vogl-Lukasser 2003; Vogl-Lukasser &<br />

Gegenbauer 2004). La posible explicación para esta diferencia cultural es que los<br />

huertos en estas regiones son más pequeños y cercanos a <strong>la</strong>s casas, por lo que están<br />

<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l ámbito femenino tradicional, re<strong>la</strong>cionado con el hogar. En <strong>la</strong> Sierra Norte <strong>de</strong><br />

Madrid encontramos parce<strong>la</strong>s más gran<strong>de</strong>s que requieren mayor esfuerzo físico para<br />

trabajar<strong>la</strong>s. También se trata <strong>de</strong> huertos situados a mayor distancia <strong>de</strong> <strong>la</strong> casa, por lo que<br />

en muchos casos es necesario un coche o una moto para acce<strong>de</strong>r a ellos. Ambos<br />

aspectos pue<strong>de</strong>n suponer un limitante para <strong>la</strong>s mujeres <strong>de</strong>l rango <strong>de</strong> edad estudiado. Esta<br />

hipótesis se <strong>de</strong>muestra en <strong>la</strong> región <strong>de</strong> Montesinho en Portugal, dón<strong>de</strong> existen dos tipos<br />

<strong>de</strong> huertos: <strong>la</strong>s hortas, más cercanas al hogar y manejadas exclusivamente por mujeres;<br />

y <strong>la</strong>s cortinhas, parce<strong>la</strong>s más alejadas y <strong>de</strong> mayor tamaño, en <strong>la</strong>s que <strong>la</strong> implicación <strong>de</strong><br />

los hombres es mayor (Carvalho en prensa).<br />

Los huertos familiares ocupan un lugar intermedio entre <strong>la</strong> esfera doméstica y <strong>la</strong><br />

esfera exterior. Esa cualidad <strong>de</strong> frontera los convierte en un espacio que refleja los<br />

cambios en los roles asignados a cada género a lo <strong>la</strong>rgo <strong>de</strong> <strong>la</strong> evolución <strong>de</strong> <strong>la</strong> sociedad<br />

rural. Como afirman Bhatti y Church (2000), los huertos son lugares en los que <strong>la</strong>s<br />

re<strong>la</strong>ciones <strong>de</strong> género pue<strong>de</strong>n ser tanto renegociadas como reforzadas.<br />

Función <strong>de</strong> los huertos<br />

La producción <strong>de</strong> los huertos se sigue <strong>de</strong>stinando principalmente al consumo<br />

familiar, como ocurría en los huertos tradicionales. Sin embargo, antes <strong>de</strong> los años 60 <strong>la</strong><br />

principal función <strong>de</strong> los huertos era <strong>la</strong> subsistencia, mientras que en <strong>la</strong> actualidad tiene<br />

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