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RESTRICCIONES PARA TODOS

el-medio-es-el-relato

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Una canción mostraba una continuidad histórica entre las invasiones inglesas de 1806/1807, la Vuelta<br />

de Obligado y las Malvinas. Se establecía claramente el carácter argentino de las islas, pero se<br />

proclamaba en una canción que la ocupación británica “es una injusticia que hay que reparar / pero<br />

con la guerra siempre sale mal”. Se veía al general Galtieri dando órdenes (graficado con una gorra<br />

militar que tenía en lugar del escudo una efigie de una botella de vino).<br />

En las islas, Zamba peleaba codo a codo con los soldados argentinos. Cuando se topaba con un militar<br />

británico, éste le decía: “¡Nunca les vamos a devolver las islas! ¡Las Falkland serán nuestras para<br />

siempre! ¡Ja, ja, ja!”. El dibujo mostraba a los ingleses disparando y matando a soldados argentinos<br />

(cuya muerte se graficaba convirtiéndolos en una cruz con un casco), pero también a Zamba<br />

haciéndose amiguito de una chica isleña.<br />

Ya en el presente, Zamba se volvía a encontrar con un exsoldado, ahora convertido en investigador<br />

científico, quien le dijo: “A pesar de nuestro valor y heroísmo, perdimos. [...] Entendimos que el<br />

teniente general que nos había mandado a la guerra, había armado todo para distraer al pueblo, ya<br />

que era un tirano y un dictador que estaba destruyendo al país [...] Vamos a insistir junto a toda<br />

Latinoamérica para que nos escuchen [y nos devuelvan las islas], pero sin violencia, en paz y con<br />

diálogo”. Zamba finalmente reflexionaba: “las guerras son tristes y hubo muchos soldados que no<br />

pudieron volver a sus casas”.<br />

Sería un exceso pedirle al dibujo que transmitiera a niños de escuela primaria la idea de que la guerra no fue sólo <br />

la aventura de una dictadura, sino que tuvo un fuerte consenso de una parte importante de la población, que la <br />

apoyó en forma acrítica. Ese mismo sector, ante el fracaso de la acción, se refugió en la idea de que fue <br />

manipulado y engañado por el gobierno, sin que nunca se planteara y discutiera en profundidad la cuota de <br />

responsabilidad que le cupo a tantos argentinos que pensaron así. <br />

Una de las razones de que ocurriera esto es que la Argentina redujo desde hace tiempo su reclamo sobre las <br />

islas a una persistente propaganda nacionalista básica que no logra entender el costo político interno que para el <br />

Reino Unido actual (no el “imperio británico”) tendría “entregar” a una población que hace más de 180 años está <br />

en las islas y que, por ahora, quiere seguir siendo británica (es irrelevante, al efecto, de que tal población sea <br />

“implantada”, argumento que puede ser utilizado contra gran parte de los habitantes de América). Este es el <br />

nudo gordiano que Argentina debe desatar para recuperar el territorio. El dibujo no mencionaba ni insinuaba <br />

este problema y terminaba siendo la reiteración de los temas de la propaganda nacionalista argentina <br />

tradicional (si bien descalificaba la guerra). <br />

§<br />

Zamba y la dictadura de 1976. En una visita escolar a la Casa Rosada, un compañerito de Zamba era<br />

secuestrado desde el pasado por la Junta Militar de 1976. La efigie de La República le decía que debe<br />

ir a buscarlo en “la urna mágica”, “la única manera posible de regresar de una dictadura” y le<br />

advertía que en esa época ella “no estará para defenderlo”.<br />

Zamba apareció en un tenebroso tren fantasma, mientras se oía una canción: “¡Bienvenidos al tren<br />

fantasma de las dictaduras!”. A la vez, iban desfilando años: 1930, 1943 (sugestivamente indicado de<br />

una manera menos visible), 1955 (1962 está omitido) y 1966. Aparecían militares como figuras<br />

esperpéntIcas, quienes interpretaban el tema, acompañados por un monstruo con el signo “$” en sus<br />

ojos. La canción seguía: “En este tren no hay opinión distinta que no sea la mía / Y ni piensen en<br />

votar, sabemos lo que es bueno para la Argentina / Democracia, invento no me importa de quién /<br />

En libertad un pueblo nunca elige bien / Somos malvados, ¡queremos poder! / Decidimos cuando un<br />

presidente está okey / y si no nos gusta… / ¡de un golpe lo sacamos! [...] Tenemos la misión de<br />

cuidar la Patria y su aristocracia….”<br />

Ya en 1976, Zamba se encontraba con el general Videla, el almirante Massera y el brigadier Agosti,<br />

todos ellos graficados con sus rasgos fisonómicos y mencionados con sus nombres reales. “Pórtense<br />

bien y no les va a pasar nada”, advertía Massera. “¿Dónde está mi amigo?”, preguntó Zamba. Videla<br />

respondió: “ahh… no se sabe, es una incógnita, ¡desapareció!” (frase que Videla pronunció realmente<br />

en 1979 al contestar a una pregunta sobre desaparecidos).<br />

En otro momento se lo veía a Videla hablando por teléfono con el Tío Sam (como símbolo del<br />

presidente estadounidense) y a quien le decía: “¡Yes, sir! Ya hemos tomado el control del país:<br />

Arrestamos a los gobernantes anteriores y suspendido los partidos políticos… Por la economía no<br />

habrá problemas, hemos puesto a un amigo de ustedes como ministro”.<br />

Luego se escuchaba otra canción: “¿Quién?, ¿qué?, ¿cómo fue? / son preguntas que hay que hacer /<br />

no importa el miedo que den / Vamos, digan dónde fue / el niño que no se ve / ¡Lo hicieron<br />

desaparecer! / con la urna mágica también. El dibujo mostraba a un grupo de personas que<br />

interpretan el tema: un cantautor con una guitarra y otras que enarbolaban pancartas como las de<br />

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