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PARTE F<br />

Nunca Menos:<br />

desvirtuación de la comunicación gubernamental<br />

La “publicidad de los actos de gobierno” es un precepto inherente a la democracia republicana. Una de sus<br />

expresiones es el acceso a la información pública propiamente dicha (normas legales, datos sobre el costo y<br />

actividades del gobierno, estadísticas, etc.) 196 . Pero también abarca la comunicación gubernamental: los<br />

mensajes del gobierno que adoptan formas publicitarias (pauta publicitaria oficial) y las declaraciones de los<br />

gobernantes (discursos, textos, comunicados, conferencias).<br />

Los mensajes publicitarios y declaraciones emanadas de las autoridades hacen efectivo el derecho a la<br />

información de los ciudadanos y la exigencia de rendición de cuentas de los representantes del pueblo. Al<br />

mismo tiempo, establecen un vínculo entre gobernantes y gobernados y, además, sirven para que las<br />

empresas y organismos del Estado cumplan con sus funciones y objetivos.<br />

Los mensajes publicitarios estatales (los que se paguen o se difundan gratuitamente en los medios de<br />

comunicación) deberían —antes que nada— informar sobre los derechos y obligaciones de los ciudadanos y<br />

sobre las acciones que éstos deban seguir para beneficiarse de alguna prestación de interés público, así<br />

como difundir medidas relativas a emergencias o dar a conocer licitaciones, edictos y similares. En el caso<br />

de las empresas estatales la publicidad debe estar estrictamente relacionada con su objeto social.<br />

Para que estas finalidades no se desvirtúen, estos avisos no deben ser utilizados para difundir propaganda<br />

política, ideológica o partidaria. Tampoco debe difundirse la “obra” de gobierno en tono de exaltación, ya<br />

que se trata de algo muy distinto a la publicidad de los “actos” gubernamentales. (La divulgación de esa<br />

“obra” debe estar a cargo de las declaraciones de los gobernantes recogidas libremente por el periodismo o<br />

bien ser difundidas por el partido correspondiente.) Menos aún debe emplearse la publicidad oficial para<br />

cuestionar acciones y opiniones de ciudadanos o de gobernantes de otros sectores políticos. Todas estas<br />

acciones infringen la separación entre Estado, gobierno y partido.<br />

Aun cuando los contenidos de la publicidad oficial no presenten objeciones, no debe emplearse como<br />

manera de subvencionar a medios de comunicación y/o premiar o castigar sus líneas editoriales según si<br />

apoyan o se oponen al gobierno: esto presupone la violación del principio de igualdad ante la ley y un modo<br />

de restringir la libertad de expresión. Más aún, esta modalidad ha sido calificada como censura indirecta por<br />

la OEA y varias ONG.<br />

Las declaraciones de los gobernantes pueden tomarse mayores libertades, como defender sus posiciones<br />

o políticas y sus “obras” de gobierno, ya que no se le puede negar este derecho a un presidente, gobernador<br />

o intendente en sus discursos o expresiones. También deben cumplir una función de rendición de cuentas,<br />

como son los casos de las conferencias de prensa.<br />

Sin embargo, estas declaraciones deben ser recogidas libre y voluntariamente y/o “mediadas” por el<br />

periodismo. Si la reproducción de tales declaraciones se hiciera obligatoria o tuviesen prioridad o<br />

preferencia —sólo admisible en casos de cadenas nacionales para tratar asuntos de trascendencia<br />

institucional o relativos a emergencias— se transformarían en propaganda política o partidaria. Las<br />

conferencias de prensa, en cuanto a sus formas y contenidos, son ámbitos que tampoco deben ser utilizados<br />

para la propaganda político-partidaria.<br />

Si el kirchnerismo o cualquier otro oficialismo desearan desarrollar mensajes sistemáticos para difundir<br />

su “obra de gobierno”, o con enfoques “militantes” o de “propaganda”, o aún que defiendan sus ideas y<br />

accionar con un sentido periodístico, deberían hacerlo con su propia infraestructura y dinero. Es decir, de la<br />

misma forma en que lo hacen los demás partidos o sectores no vinculados con el gobierno: a través de los<br />

medios generales o de sus propios medios de comunicación (que funcionen sin privilegios ni subvenciones<br />

selectivas) y no con recursos (estatales) de todos los argentinos.<br />

Las actividades y figuras oficialistas siempre tendrían una cobertura ecuánime en medios públicos<br />

verdaderamente pluralistas y que funcionen como un espejo integral del país. Es decir, que estén<br />

administrados de una forma diametralmente opuesta a como los kirchneristas los manejan hoy.<br />

La siguiente es una reseña cronológica analítica y comentada acerca de lo que aquí se califica como<br />

desvirtuación de la comunicación gubernamental por parte del gobierno nacional.<br />

Esta desvirtuación, que el kirchnerismo ha llevado a niveles no vistos en ningún gobierno<br />

democrático desde 1983, se produce: a) cuando la publicidad oficial pagada se asigna discrecionalmente<br />

para subvencionar medios afines o para sancionar a aquellos que contrarían al gobierno, b) cuando la<br />

publicidad oficial y la comunicación gubernamental se emplean para difundir mensajes políticos o<br />

ideológicos con sentido partidario/propagandístico, incluyendo desinformación o sectarismo, c) cuando<br />

el gobierno no cumple con el deber de informar o se menosprecia la función del periodismo para<br />

196 El acceso a la información pública propiamente dicha y sus parámetros de calidad se trata en la PARTE G - Sensación de<br />

Desinformación: Información pública mala, engañosa e inaccesible.<br />

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