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Durante la permanencia de Bárbaro en el COMFER —y aunque ni él mismo ni su área fueron<br />

responsables de tales medidas— se produjeron actos de censura como la cesantía de Jorge Lanata,<br />

Alfredo Leuco y Marcelo Longobardi del canal América TV, de “Pepe” Eliaschev de Radio Nacional y<br />

de Víctor Hugo Morales de Canal 7. En ese periodo comenzaron también los “telefonazos” a medios<br />

desde la Casa Rosada, las agresiones constantes de Néstor Kirchner contra el periodismo y la<br />

conversión de los medios del Estado en entidades sectarias y partidistas.<br />

Bárbaro tampoco pudo evitar el caos de los concursos y adjudicaciones directas para asignar licencias<br />

de radio y TV y la asignación de varias de estas licencias con criterios políticos.<br />

Es cierto que Bárbaro trató de dar soluciones pragmáticas en casos como la habilitación y legalización de emisoras de FM <br />

de baja potencia en ciudades pequeñas y medianas a través de la apertura de una convocatoria en 2006 por algunos <br />

meses. Dicha convocatoria adjudicó numerosas licencias de ese tipo, lo cual permitió cierta normalización del espectro <br />

(ver D.2003 – 2012, apartado Resolución 1366). También bajo su gestión se convalidó que organizaciones sin fines de <br />

lucro y ONG pudieran operar emisoras (ver D.17.08.2005, Se autoriza que entidades…). <br />

Proveniente de la ortodoxia peronista, Bárbaro es considerado un dirigente contemporizador y de buen diálogo con <br />

otras fuerzas políticas. Adicionalmente, se lo conceptúa como de posturas favorables al Grupo Clarín —al que ve como <br />

una empresa “nacional” que merece ser defendida— pero estas posiciones se originan en convicciones propias y no <br />

responden a factores de intereses. <br />

De hecho, tuvo algunos enfrentamientos puntuales con Clarín en temas de políticas específicas. (Por ejemplo, sostiene <br />

que una empresa de cable no debería ofrecer contenidos, punto recogido en la Ley de Medios y que choca contra los <br />

intereses de Clarín.) Bárbaro se opuso, contra los deseos del Grupo Clarín, a la fusión de Cablevisión y Multicanal. El <br />

06.02.2005 dijo “si se juntaran Cablevisión y Multicanal no atentarían contra la libertad de competencia… directamente <br />

la libertad no existiría más” (La Nación, “Enfoques”, 06.02.2005). Pero el gobierno de Néstor Kirchner permitió esa fusión <br />

en 2007, aún con Bárbaro en el COMFER. <br />

La gestión de Bárbaro en el COMFER coincidió con la etapa de buenas relaciones entre el kirchnerismo y Clarín y con <br />

la gestión de Alberto Fernández como jefe de Gabinete, considerado también muy próximo al Grupo Clarín. Sin embargo, <br />

las relaciones entre Bárbaro y Fernández fueron deteriorándose gradualmente, aun antes de que ambos abandonaran el <br />

gobierno. <br />

Aunque reivindica en líneas generales al gobierno de Néstor Kirchner y es un severo crítico de la gestión de Cristina <br />

Kirchner —a quien objeta su personalismo, autoritarismo y falta de voluntad de consenso— Bárbaro tiene por momentos <br />

una postura ambigua con respecto al kirchnerismo como tal. Por ejemplo, lo definió como “un poder de centroderecha <br />

provinciano que viene de Santa Cruz, que integra a un resentimiento de izquierda, esto es una rara mezcla, en la cual uno <br />

mira [...] y no puede creer los personajes que se ubican en esa línea” (12.02.2013 en Le doy mi palabra, Canal 26, 22:42 <br />

hs). <br />

29.05.2003<br />

Allanamiento sorpresivo en La Nación.<br />

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A cuatro días de la asunción del presidente Kirchner, la jueza María Servini de Cubría dispuso un<br />

allanamiento sorpresivo en el diario La Nación. La magistrada investigaba una denuncia periodística<br />

por supuesta evasión impositiva y lavado de dinero que apareció en el semanario El Guardián,<br />

vinculado al exbanquero menemista Raúl Moneta.<br />

La Nación dijo que fue el primer episodio de este tipo en los 133 años de historia del diario. Reveló el<br />

matutino que desde que comenzó a renegociar la deuda para la instalación de una nueva planta<br />

gráfica, la empresa fue objeto de “llamativos intentos para desprestigiarla”.<br />

“Parecería que se la quisiera debilitar [a la empresa] para que capitales hostiles puedan adquirir<br />

parte de sus acciones mediante la compra de su deuda a precios devaluados”, acotó el diario.<br />

Durante los primeros años del kirchnerismo y antes del entredicho con Editorial Perfil (iniciado en 2005) y de la “guerra” <br />

contra Clarín (que comenzó en 2008), La Nación era considerado por el kirchnerismo como su “enemigo mediático” <br />

número uno. <br />

Además de una posible cuestión ideológica, el enfrentamiento entre el diario de los Mitre-­‐Saguier y el gobierno se <br />

inició luego de una entrevista entre el subdirector de La Nación, José Claudio Escribano y el entonces candidato Néstor <br />

Kirchner. (En la elección presidencial, Kirchner había quedado en segundo lugar después de Carlos Menem y ambos <br />

competirían por el ballotage el 18.05.2003. Esa segunda vuelta no se realizó, ya que Menem renunció y Kirchner resultó <br />

automáticamente consagrado presidente.) <br />

En todo caso, son los medios públicos los que deben actuar como “contrapeso” del sector privado, no en un sentido político, sino<br />

ofreciendo programación cultural, educativa o de alto nivel artístico que no ofrezca el mercado. Por lo demás, si el gobierno<br />

quiere “defenderse” de “ataques” políticos, es el partido gobernante el que debe responder a tales críticas, sin utilizar la<br />

infraestructura del Estado.<br />

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