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RESTRICCIONES PARA TODOS

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financiados por una cuantiosa y discrecional pauta publicitaria oficial (la publicidad oficial<br />

tampoco estaba adecuadamente regulada en esa ni en ninguna otra norma).<br />

La Ley de Medios intentó crear un sistema de medios atomizado y débil, donde predominaran los<br />

medios del Estado y de las ONG, de modo tal que esta fragmentación fuera presa fácil de<br />

presiones y dineros oficiales. Esto se acentuaba con la configuración y mecánica de los<br />

organismos reguladores, sin garantías reales de independencia del poder político.<br />

La norma incorporaba ideas meramente simbólicas del público y de los activistas que<br />

concurrieron a “foros de discusión”. Recogía también construcciones y conceptos del ambiente<br />

académico de la comunicación, pero sin demasiados efectos prácticos. Asimismo, mencionaba<br />

extensos y densos antecedentes jurídicos de todo el mundo.<br />

El resultado de esto fue una serie de disposiciones de redacción deliberadamente compleja y que<br />

encerraban numerosas “trampas técnicas” para lograr los verdaderos fines del gobierno. No<br />

obstante, fue apoyada de buena fe por muchos que creyeron serviría para ampliar el pluralismo y<br />

la libertad de expresión.<br />

Peor aún, las disposiciones rescatables de la ley sobre transparencia, multiplicidad de licencias,<br />

concursos, etc. son hasta hoy sistemáticamente incumplidas y varias de sus restricciones se<br />

ejercieron contra medios no afectos al gobierno, mientras no se aplicaron a medios oficialistas o<br />

colaboradores.<br />

4. Declaraciones o acciones del gobierno y/o sectores kirchneristas que promovieron —por primera<br />

vez en forma abierta y con distintas justificaciones— restricciones o represalias a la libre<br />

expresión: intento de evitar que hablara el escritor Mario Vargas Llosa en la Feria del Libro;<br />

disturbios realizados por grupos simpatizantes del gobierno en presentaciones de libros, eventos<br />

y charlas; multas a consultoras que informan sobre datos económicos distintos a los manipulados<br />

por el gobierno; prohibición casi absoluta de invitar a periodistas críticos o políticos opositores a<br />

medios del Estado; agresiones verbales a periodistas independientes y hasta un intento de<br />

impedir la importación de libros por supuestas razones de “soberanía cultural” (si bien su<br />

verdadera motivación fue al principio económica).<br />

5. Aprobación de una ley para la regulación estatal de la producción de papel (facultad aún no<br />

empleada contra medios independientes u opositores) y consideración de la idea de arrestar a los<br />

directores de los dos principales diarios del país por supuestos de delitos de “lesa humanidad” en<br />

relación con la transferencia de Papel Prensa SA durante la dictadura militar. Campaña contra la<br />

directora de Clarín a partir de la falsa acusación —incesantemente instalada desde ámbitos<br />

oficiales— según la cual sus hijos adoptivos eran apropiados de desaparecidos, lo que finalmente<br />

se comprobó que no era cierto y sin que esto generara siquiera una disculpa de parte del<br />

gobierno.<br />

6. Inicio de la falsificación sistemática de las estadísticas del Estado (entre otras, las que miden la<br />

inflación, la pobreza y el crecimiento del PBI). La adulteración de estos datos, como puede<br />

suponerse, impide adoptar políticas certeras para encontrar soluciones a problemas<br />

socioeconómicos. Al mismo tiempo, el acceso y difusión de la información pública que pudiera<br />

perjudicar los fines políticos del gobierno pasó a ser cada vez más restringido, incumpliendo<br />

normas que el propio kirchnerismo había dictado.<br />

7. Comienzo del ataque a figuras conocidas (no sólo periodistas) o ciudadanos comunes desde el<br />

atril presidencial, frecuentemente en cadenas nacionales, por críticas que estas personas<br />

hubiesen hecho al gobierno. Uso del organismo impositivo, AFIP, violando a veces el secreto<br />

fiscal para hostigar y perseguir a esas mismas personas en razón de sus ideas u opiniones 229 . Los<br />

ataques son muchas veces amplificados por los medios y periodistas del aparato oficial e incluso<br />

229<br />

Este tipo de ataques u hostigamientos, por el sólo hecho de hacer público algún cuestionamiento al gobierno (a veces<br />

simplemente a alguna medida) afectó a actores como Ricardo Darín, Alfredo Casero y Fabián Gianola; celebridades como Susana<br />

Giménez y Mirtha Legrand; directores de cine como Eliseo Subiela y Juan José Campanella; periodistas como Sergio Lapegüe,<br />

Nelson Castro, Jorge Lanata y Magdalena Ruiz Guiñazú; jueces de la Corte como Ricardo Lorenzetti y Carlos Fayt; empresarios y<br />

hombres de negocios como Alfredo Coto y Juan José Aranguren, así como a un agente inmobiliario, un abogado y hasta una<br />

pequña panadería de Tucumán, entre otras personas o entidades. (Si la AFIP interviene en esos hostigamientos, lo hace<br />

facilitando datos a funcionarios o bien realizando por sí misma operativos o investigaciones, a veces desproporcionados o<br />

extemporáneos, en forma inmediatamente posterior a las correspondientes críticas. Es interesante notar que nunca se ha sabido<br />

de operativos o investigaciones equiparables que afecten a partidarios del gobierno, ni siquiera en presuntas irregularidades de<br />

grandes dimensiones como los casos Ciccone, Lázaro Báez o la actuación de personajes de la llamada “ruta del dinero K”.)<br />

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