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Junto a estos concursos debían además adjudicarse (en forma directa) las solicitudes revalidadas<br />

por Resolución 295-AFSCA en los casos de las correspondientes “zonas conflictivas” pero tampoco<br />

se tomó ninguna decisión (ver E.20.11.2011 - 2012).<br />

b. Concursos normales como consecuencia directa de la Ley de Medios (hasta el 31.12.2012):<br />

−<br />

−<br />

Para 220 canales de TV abierta (digital) en 30 ciudades (2011). Fue dejado sin efecto ante el<br />

escaso número de interesados (ver E.24.06.2011 y E.23.07.2012).<br />

Para 687 emisoras de radio FM de baja potencia en 381 poblaciones pequeñas y medianas de<br />

10 provincias (no incluyó “zonas conflictivas”) (2012) (ver E.15.05.2012).<br />

− Para 85 licencias de radio FM de baja potencia en la provincia de Mendoza en 21<br />

poblaciones, (no incluyó la “zona conflictiva” de la ciudad de Mendoza, ni la localidad de<br />

San Rafael) (2012) (ver E.22.10.2012).<br />

c. Por otra parte, en cumplimiento de la Ley de Medios, se instituyó también un mecanismo<br />

permanente para efectuar por adjudicación directa y a petición el otorgamiento de emisoras de<br />

“muy baja potencia” en comunidades de “alta vulnerabilidad”, sin definición de localización o<br />

frecuencias (2012) (ver E.20.04.2012).<br />

§<br />

Incumplimiento del concurso abierto y permanente. La Ley de Medios 26522 prevé que las<br />

frecuencias estén sujetas al régimen de concurso abierto y permanente, es decir, que puedan<br />

presentarse propuestas en todo momento para cada una de las frecuencias o canales disponibles para<br />

todas las localizaciones del país. Estos parámetros figuran en el documento llamado Plan Técnico. (La<br />

Ley admite además frecuencias que no estén en dicho plan pero que no causen interferencias a<br />

estaciones actuales o futuras).<br />

En cinco años de vigencia de la ley esta previsión no se cumplió. Para fines de 2014 no hay ningún<br />

Plan Técnico elaborado aún y no se ha aceptado ninguna petición particular para llamar a concursos.<br />

En realidad, los concursos se han convocado (o cancelado) a total discrecionalidad de AFSCA y<br />

solamente desde aquella fecha se han mantenido en concurso abierto y permanente a las frecuencias<br />

no adjudicadas por algunos concursos previos (2012-2013) que resultaron fracasados, todos en<br />

ciudades muy pequeñas. Sólo la convocatoria para emisoras de muy baja potencia en “zonas<br />

vulnerables” se parece al mecanismo del “concurso abierto y permanente”.<br />

Los concursos públicos para la instalación de emisoras de radio y TV abierta constituyen uno de los capítulos más <br />

vergonzosos de la historia de la radiodifusión en la Argentina. Sus marchas, contramarchas, demoras, aperturas, <br />

cancelaciones, cambios sorpresivos de criterios o reglas, manipulaciones, rehabilitaciones y adjudicaciones poco <br />

transparentes configuran un entramado doble de restricciones y privilegios. <br />

La burocracia, improvisación e irregularidades de estos concursos —y no tanto las leyes de radiodifusión u otros <br />

factores— son en gran parte responsables del caos jurídico, administrativo y radioeléctrico (interferencias, <br />

superposiciones, equipos deficientes) de la radiodifusión sonora y la televisión abierta argentinas. <br />

Aun en los casos donde no se verifica favoritismo o corrupción, el sistema somete a cualquier iniciativa a una <br />

burocracia imprevisible y caprichosa que puede demorar años, lustros o décadas. Sin entrar a considerar los numerosos <br />

casos de licencias adjudicadas a amigos políticos de los gobiernos y negadas a quienes se suponga adversarios o <br />

simplemente a quienes carezcan del suficiente poder de lobby, veamos dos casos ficticios (pero verosímiles) de patetismo <br />

burocrático.<br />

Imaginemos a Juan, un potencial radiodifusor interesado en instalar una emisora de FM de baja potencia en Buenos <br />

Aires, Córdoba, Rosario o aún Clorinda (provincia de Formosa), sin violar la ley y que haya tenido esa idea en 1984. En <br />

medio del “congelamiento” de concursos dispuesto en ese año no podría haber obtenido ninguna licencia durante el <br />

gobierno de Raúl Alfonsín. Para 1986-­‐1988, Juan fue testigo del establecimiento masivo de emisoras sin licencia en su <br />

propia localidad y en todo el país, proceso en el cual no quiso participar porque se negaba a hacer nada ilegal. <br />

Sin embargo, para 1989 se legalizó limitadamente a los que tuvieron la audacia de instalar tales emisoras <br />

“clandestinas” con los llamados PPP. Pero los que no ejercieron esa “audacia” siguieron sometidos, como Juan, al <br />

“congelamiento” de concursos y licencias. Continuó esperando durante toda la gestión de Carlos Menem y justo meses <br />

antes de terminar su mandato en 1999, participó en la primera convocatoria para otorgar licencias de radio en una <br />

década y media, la que incluía emisoras de FM de baja potencia por adjudicación directa. En efecto, hacía ya 15 años que <br />

Juan aguardaba una oportunidad. El día anterior a que asumiese Fernando de la Rúa, Juan consiguió la licencia. En el <br />

momento en que se aprestaba a transmitir, el gobierno de la Alianza canceló todas las licencias de FM de baja potencia <br />

otorgadas en las grandes ciudades (o en zonas cercanas a grandes ciudades), por haberse empleado una metodología <br />

fallida que llevó a “irregularidades”. Se estableció el concepto de “zonas conflictivas” (zona con mayor demanda de <br />

solicitudes que frecuencias disponibles), en las cuales se decidió mantener indefinidamente el “congelamiento” de 1984. <br />

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