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RESTRICCIONES PARA TODOS

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Esta PARTE I expone una propuesta integral: 50 Puntos para una comunicación libre, plural e<br />

independiente y el acceso ciudadano a la información, la cual busca garantizar una completa libertad de<br />

expresión y un sistema de comunicaciones abierto, en un marco competitivo y de participantes múltiples y<br />

donde también existan medios de comunicación públicos dignos de ese nombre. La propuesta apunta<br />

asimismo a desmantelar el aparato de propaganda estatal, implantar un sistema permanente de acceso a la<br />

información y establecer mecanismos que impidan que el Estado espíe a los ciudadanos y sus<br />

comunicaciones.<br />

Existen muy buenos estudios y propuestas de organizaciones argentinas como ADC, Poder Ciudadano y<br />

CIPPEC. Hacemos nuestras la mayoría de las recomendaciones de estas entidades en los temas de acceso a<br />

la información y la publicidad oficial, con la salvedad que en el último caso propugnamos que los avisos del<br />

gobierno se incluyan gratuitamente y bajo estrictos límites en los medios gráficos y radiotelevisivos, para así<br />

acabar definitivamente con las manipulaciones y subvenciones discrecionales encubiertas. (Esto último,<br />

posiblemente, no será bien recibido por muchos medios que perderán el ingreso económico de un anunciante<br />

como el Estado, pero es la única manera que encontramos para evitar injusticias, subsidios selectivos<br />

encubiertos, ventajas anticompetitivas, sobredimensionamiento de medios sin audiencia y una tentación<br />

permanente de propaganda y restricciones expresivas indirectas. Sin embargo, podría crearse un mecanismo<br />

de subvención para ciertas categorías de medios basado en una asignación automática y universal, ver más<br />

adelante el punto 36.2).<br />

En cuanto a la organización de los servicios de comunicación audiovisual ofrecemos una propuesta de<br />

nuestra elaboración, que no descarta algunos aspectos positivos de la Ley de Medios kirchnerista, pero<br />

enfoca el tema de otra manera: elimina los criterios de “desinversión”, “escasez” y de cuotas de<br />

contenidos. Para nosotros se debe permitir la conformación de un segmento de medios grandes y poderosos<br />

divididos en unidades equiparables y haciéndolos competir fuertemente entre sí, que a la vez coexista con<br />

un sector de medios alternativos de dimensiones intermedias o menores (privados comerciales, comunitarios<br />

o de ONG) y otro sector de medios públicos de calidad, culturales y pluralistas.<br />

Estos segmentos deben a su vez ser flexibles. Se propone una reserva de un 20% de frecuencias para el<br />

sector sin fines de lucro pero a diferencia de la ley kirchnerista 233 , las entidades de ese tipo podrán aspirar a<br />

licencias para operar también en el 80% restante del espectro si se someten a un concurso público con<br />

entidades de todo tipo. Y esa flexibilidad se potencia si se permite la instalación continua y permanente de<br />

emisoras por parte de todos los interesados (por adjudicación directa si no hay frecuencias radioeléctricas<br />

involucradas, como los sistemas de cable, y por concurso público, para emisoras de AM, FM o TV abierta).<br />

En nuestra propuesta, las regulaciones sobre los contenidos, tanto las que se generan al momento de<br />

concederse las licencias (los compromisos en las propuestas de los concursos) como las “cuotas” (impuestas<br />

por ley), desaparecen por completo. Entendemos que estas regulaciones han fracasado y sólo han servido<br />

para que los distintos gobiernos beneficien a sus amigos (políticos, empresariales o artísticos) y para intentar<br />

controles editoriales. Los medios de comunicación argentinos generaron una de las mayores proporciones<br />

mundiales de programación nacional y en vivo, noticieros locales y espacios de debate de asuntos públicos<br />

hasta en los pueblos más recónditos; también protagonizaron en su momento un desarrollo sin igual del<br />

cable y dieron lugar a una multiplicidad única de señales de noticias, todo esto sin que ninguna ley se los<br />

haya requerido. La increíble pluralidad de Internet —un fenómeno mundial— tampoco es consecuencia de<br />

ninguna norma o disposición (aunque sí pueden instituirse controles legales, como en China o Cuba, o de<br />

facto, como en Venezuela, que lo conviertan en un medio censurado).<br />

Por estas razones, se propone el concepto de “neutralidad de los contenidos” del sistema de radio y TV,<br />

sin perjuicio de un sistema limitado de subsidios a programación local o cultural de ficción de TV, sólo en el<br />

interior del país y bajo ciertas condiciones.<br />

También favorecemos que el cine, como ocurre en casi todo el mundo, siga siendo subsidiado (de la<br />

misma forma que los museos, bibliotecas o las artes en general) pero con asignaciones racionales y<br />

razonamiento a otras regulaciones? Problemas como el de la minería o los mercados financieros no serían objeto de atención de<br />

geólogos o economistas, sino que habría que dejar que las empresas mineras (el equivalente a "la industria") o los bancos (que<br />

conocen "la realidad del sector") a través de sus cuadros técnicos se regulen”.<br />

Mastrini y Becerra plantean un punto muy válido. Sin embargo, sigue habiendo diferencias importantes entre un abogado<br />

especializado en comunicaciones que toda su vida presidió un centro de estudios y otro que alguna vez haya trabajado como<br />

periodista o que gestionado un organismo regulador. No son lo mismo un semiólogo y un productor de televisión y tampoco son lo<br />

mismo un economista de medios y un locutor. (Nótese que no estamos hablando de empresarios o directivos de medios.)<br />

Todos ellos —y no sólo el abogado mencionado en primer término— deberían aportar a la elaboración de la regulación del sector.<br />

La comunicación es un tema más multidisciplinario que la mayoría de las actividades y requiere de expertos con especialidades<br />

muy disímiles. No deja de ser cierto que en la ley predominó la visión de abogados y académicos obsesionados con la<br />

“concentración” de la propiedad, visión que estuvo muy poco contrabalanceada con enfoques que tuvieran en cuenta otros<br />

factores como la independencia periodística, las condiciones económicas, la influencia del poder político, etc. Además, los<br />

aportes de los académicos especialistas en la redacción de la ley se vieron condicionados por el interés predominante de los<br />

principales operadores del gobierno de desmantelar a Clarín, como lo demuestran los sucesivos borradores del proyecto.<br />

233 Una reserva para entidades sin fines de lucro, contrariamente a lo que se proclama desde el gobierno, no es un hallazgo<br />

kirchnerista ni una innovación mundial. En un país con una radiodifusión comercial tan desarrollada como en los Estados Unidos,<br />

por ejemplo, existe desde hace más de 50 años una porción destinada exclusivamente a entidades sin fines de lucro (banda de<br />

FM, de los 88 a 92 MHz), donde pueden funcionar 10 o 15 emisoras de ese tipo por ciudad.<br />

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