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R. DE PEDRO RICOY–SUBVERSIÓN O TRADICIÓN. EL POSTESTRUCTURALISMO DE SUZANNE J. LEVINE
¿SUBVERSIÓN O TRADICIÓN? EL POSTESTRUCTURALISMO DE SUZANNE JILL
LEVINE
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RAQUEL DE PEDRO RICOY
Heriot-Watt University
Una de las aportaciones claves de la filosofía desconstructivista, o
postestructuralista, a la teoría de la traducción 1 es el haber sugerido un cambio fundamental
en la concepción de la traducción misma, que dicha corriente ya no entiende como una
transmisión del significado original, cuya existencia se niega. En este marco, por tanto, las
interferencias de carácter ideológico con el texto de partida no se perciben como una
“traición”, sino como una forma de enriquecerlo. De este modo, los traductores no son
meros escribas, ni siquiera re-creadores, sino creadores por derecho propio:
if original meaning does not exist and if the work lives on in the endlessly
deferred meaning of the play of the signifier, then various forms of adaptation become
justified as the main translation technique. Gender politics lead to the same conclusion. In
these circumstances, translation becomes not a submission to otherness, but a performance
art… (Robinson 1998: 107)
Como indica Robinson, los presupuestos teóricos de la desconstrucción están
también presentes en la corriente feminista de la traducción. En este artículo se examinarán
de forma crítica las conexiones entre las teorías postestructuralistas y la obra de la feminista
americana Suzanne Jill Levine The Subversive Scribe (1991), en la que la autora plasma sus
experiencias como traductora de ficción latinoamericana. Aunque las raíces de la teoría
expuesta por Levine se encuentran en el postestructuralismo, el análisis de los ejemplos
propuestos por la propia autora revela una serie de aparentes inconsistencias entre tales
presupuestos teóricos y las estrategias prácticas mencionadas.
Levine es una de las más conocidas practicantes del enfoque feminista en la
traducción, que Lori Chamberlain resume diciendo: “Feminist translators have […]
advocated a translation of resistance that gives voice to the antagonist works but also
‘speak[s] with them and place[s] them in a larger context’” (1998: 96, citando a Maier). Por
su aspecto polémico y combativo, cabría esperar que la traducción feminista generara
críticas desde distintos frentes. Puede sorprender, sin embargo, que la que presenta
Rosemary Arrojo – la más lúcida, quizá – se hiciera desde la desconstrucción, es decir,
desde el punto de vista de unos fundamentos teóricos supuestamente compartidos 2 . Arrojo
apunta a una de las inconsistencias fundamentales de los presupuestos teóricos feministas
en traducción: resulta difícil justificar por qué las teóricas feministas (Levine entre ellas)
presentan sus modelos de interpretación y manipulación de un texto como algo positivo,
mientras que denostan el mismo proceso realizado desde un punto de vista masculino. En
su crítica de la interpretación que Susan Bassnett hace de la propuesta de traducción
feminista de Barbara Godard, Arrojo reseña:
1 Aunque los desconstructivistas no plantean una teoría de la traducción propiamente dicha, en su filosofía del
lenguaje con frecuencia hacen referencia a la traducción, ya que ésta presenta vínculos muy estrechos con la noción de
différance, en torno a la cual giran sus presupuestos teóricos.
2 Simon recoge una interesante elaboración de la crítica de Arrojo en su obra Gender in Translation (1996: 28-9).