últimas corrientes teóricas en los estudios de traducción - Gredos ...

MARSHALL MORRIS–EMPATÍA IMAGINATIVA, VIDAS INTELIGIBLES
figura importante que habría de conocer y que seguía esta misma línea de pensamiento. Esa
figura fue Isaiah Berlin.
En The Crooked Timber of Humanity, cuando habla del estudio histórico de otras
personas, Berlin expresa lo siguiente:
Si la búsqueda tiene éxito, descubriremos que los valores de estos seres remotos
son como los que las personas como nosotros – criaturas capaces de hacer distinciones
intelectuales y morales – podrían adoptar. Estos valores pueden atraernos o repelernos:
pero entender una cultura pasada significa entender cómo personas iguales a nosotros, en
un entorno particular, natural o construido por el hombre, pueden encarnarlos en sus
actividades y por qué; y a través de la investigación histórica y la empatía imaginativa,
descubrir cómo sería posible vivir como humanos (es decir, seres inteligibles) a la luz de
estos valores (1992: 82-83).
Dicho esto, con suficiente esfuerzo, los hombres y las mujeres pueden hoy
entender a los pueblos de otros tiempos y lugares, en su singularidad y complejidad, igual
que pueden comprender a aquéllos con quienes comparten el presente. Podemos
adentrarnos en la lógica de sus experiencias y entender su expresión comunicativa – sus
símbolos, lenguaje y textos – de manera muy similar a como deben haberlo hecho los
hablantes originales.
La perspectiva de Berlín resulta afín a los traductores ya que también ellos deben
esforzarse por lograr lo que Berlín llama “empatía imaginativa” con, y “apreciación
imaginativa” de, esa otra experiencia de la vida, esos otros propósitos e intenciones, a fin de
poder traducir éstos como las expresiones comprensibles – y no como absurdos ni formas
arbitrarias – de personas fundamentalmente iguales a nosotros. Puesto que la traducción es,
en el mejor de los casos, una expresión que surge de la comprensión, es difícil determinar
qué valor fundamental más importante podría haber para el adiestramiento de los
traductores, que ayudarles a procurar entender a, y a desarrollar una relación de empatía imaginativa
con, los hombres y las mujeres cuyos textos traducen; hombres y mujeres que quedarían
mal servidos si las voces que se les adjudican no son tan humanas ni tan comprensibles
como las suyas, o como las nuestras. Sin duda, traducir a la luz de tales valores constituye, en sí
misma, una disciplina que conduce al tipo de comprensión que Berlin promueve – una disciplina de
entendimiento humano.
Recientemente se ha publicado mucho sobre Isaiah Berlin, y su obra dispersa se ha
recopilado y vuelto a publicar en volúmenes útiles, temáticamente organizados, así como en
amplias antologías como The Proper Study of Mankind. John Grey publicó una biografía
intelectual, Isaiah Berlin (1996), y han aparecido innumerables artículos en el New York
Review of Books. Casi todos exploran la obra de Berlin desde una perspectiva diferente a la
que he procurado desarrollar. Lo examinan como filósofo, como estudioso de la historia de
las ideas, como figura intelectual del mundo de la diplomacia, mientras que mi interés
radica en estudiar cómo aborda las ideas de otros pensadores, con quienes puede haber estado, y
con frecuencia estuvo, en desacuerdo, lo que es indicativo – para quienes procuramos
desarrollar o cultivar en los estudiantes de traducción una actitud de empatía hacia los
autores que traducen – de una ética del entendimiento.
Michael Ignatieff también ha publicado una nueva biografía de Berlin, Isaiah Berlin,
A Life (1998), que es particularmente útil para entender el trasfondo personal y empírico de
las ideas, posturas y prácticas que Berlin reflejó en su obra escrita y en su conversación, por
la que era famoso. Para nuestros fines, éstas pueden resumirse en una afinidad excepcional
con, y la aptitud para, leer y pensar en términos no sólo de los autores de otros tiempos y
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