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MARÍA REIMÓNDEZ MEILÁN–LA TRADUCCIÓN DE “HEAR ME SANJAYA”
pero añadiendo la mayor información posible para que la lectora gallega sea capaz de
comprender a qué o a quién se refiere Kunti en su narrar. Sin embargo, en esta traducción
la voz de Kunti como reescritora de un canon no se puede oír con claridad ya que es ella
misma quien nos explica brevemente el propio relato canónico, y no hay espacio para ver
las contradicciones que existen entre el canon y la reescritura feminista.
3.3. TRADUCCIÓN 3
Esta reflexión fundamenta la tercera traducción, T3 en la que también se pretende
proporcionar a la lectora gallega un trasfondo para comprender el relato de Kunti, aunque
en este caso con más énfasis en intentar oír la voz de Kunti que contrasta con el relato
patriarcal. De ahí la estrategia adoptada para esta última traducción: por una parte he
dividido la página en dos columnas y he presentado, en la de la izquierda la traducción T1,
mientras que en la de la derecha me he apropiado el papel de narradora del Mahabharata. A
continuación explicaré los diferentes niveles de dificultad de esta traducción y cómo llevé a
cabo la organización del texto.
El primer nivel de dificultad tenía que ver con cómo narrar de una forma resumida
los episodios a los que se refiere Kunti en su narración. Además, yo no quería explicar el
Mahabharata sino presentar una referencia para que la lectora gallega pudiese entender la
reescritura de Kunti. También tenía claro que no quería que la columna de la derecha
sonase como una nota al pie de página sino como una historia paralela, ya que mi
interpretación es que el relato canónico está inscrito en el texto de Deshpande. Así, utilicé
un estilo narrativo que se asemejase al de un relato tradicional, al de un cuento.
Otra labor bastante complicado fue el vínculo entre la voz de Kunti y el canon.
Kunti se mueve en el tiempo de una manera intermitente y en mi particular narración del
Mahabharata me vi obligada a relacionar con gran profusión de vínculos temporales las
diferentes partes de mi relato. Además, también me percaté de que tal vez simplemente
rescribir el canon al lado de la narración de Kunti no era suficiente para que la lectora
relacionase ambos textos. Así, utilicé palabras clave en negrita de la narración de Kunti para
introducirlas también en la columna de la derecha, de manera que quedase clara la relación
entre las dos columnas. El canon, por otra parte, está redactado en cursiva, una convención
literaria muy extendida entre autoras postcoloniales.
Esta última traducción, por supuesto, implica tomar una postura clara ante el texto.
No sólo estoy haciendo visible la voz de Kunti sino la mía propia. Además, la segunda
columna también es parte del texto de Sashi Deshpande, sólo que la lectora gallega nunca
podría llegar a verla sin un pequeño empujón. Lo que implica esta estrategia, también, es
que la traducción no es una mera “recodificación” de un texto. Según mi interpretación del
texto, el hecho de que se oyese la voz de Kunti en su desafío al canon resultaba de total
relevancia. Esta estrategia, por lo tanto, me ha ayudado a conseguir mi objetivo de darle
una voz gallega a Kunti para que pueda llegar a nosotras su historia. Es sólo una de las
posibles, claro está, pero la que a mi entender cumplía mejor con mis objetivos.
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