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MARSHALL MORRIS–EMPATÍA IMAGINATIVA, VIDAS INTELIGIBLES
EMPATÍA IMAGINATIVA, VIDAS INTELIGIBLES:
LA COMPRENSIÓN Y EL ADIESTRAMIENTO
DE TRADUCTORES 1
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MARSHALL MORRIS 2
Universidad de Puerto Rico
Resulta peligroso para un traductor – trátese de un estudiante o de un profesional
avezado – presumir que el lenguaje con el cual trabaja es sencillamente arbitrario. Esto nos
induce a caer en el error de trabajar con el lenguaje de forma mecánica, sin tomar en
consideración la experiencia vivida por las personas que lo usan, de distintas maneras,
durante su vida. Tratar el lenguaje del texto original como arbitrario da pie a muchos de
esos absurdos que nos arrepentimos de haber plasmado en el papel. Por lo tanto, al enseñar
a los aspirantes a traductores, debemos encontrar maneras de ayudarles a comprender con
claridad que no deben asumir actitudes conducentes a traducciones arbitrarias.
No siempre he sabido cómo ayudar a los estudiantes a desarrollar el indefinible don
necesario para evitar errores o actitudes absurdas que redundan en traducciones
inadecuadas. Pienso que lo que está en juego es la empatía y ciertas destrezas complejas
que, en otros aspectos de nuestra vida, nos conducen al entendimiento; pero es raro
encontrar un profesor de traducción que piense que estas destrezas son tan importantes
como las destrezas de lenguaje.
Durante mis inquietas exploraciones y en mi esfuerzo por hallar una guía a este
respecto, he descubierto a ciertos escritores y pensadores que me han servido de ayuda –
Roy Harris, Jerome Bruner, Carlo Ginzberg, R.G. Collingwood, Marcel Mauss, y E.E.
Evans-Pritchard, en los campos de la lingüística, la psicología, la historia, la filosofía, la
sociología y la antropología, respectivamente. Entre las lecciones que aprendí de ellos –
cada uno de los cuales merece atención cuidadosa – se incluyen las siguientes: “La
comunicación precede a la capacidad de hablar”. Naturalmente “trascendemos la
información provista”. Las personas dejan pistas de sus hábitos racionales, sus
preocupaciones y sus intenciones en todo lo que hacen, incluidos los textos traducidos.
Nuestros textos son, en cierto sentido, respuestas a preguntas formuladas en el lenguaje de
otra persona, en otra sociedad, tal vez, en otra época. Los textos son parte de una relación
continua y recíproca, en la que hay un destinatario y otro – posiblemente un tercero – que
contesta o responde. Y nuestros textos fueron escritos por individuos fundamentalmente
iguales a nosotros, pero cuya experiencia de vida es diferente y cuyas experiencias y
recursos imaginativos para expresarse pueden ser diferentes 3 . Estas intuiciones, y los
muchos años dedicados a la enseñanza de la traducción, me prepararon para la siguiente
1 Ésta es una versión resumida del ensayo presentado en el congreso, “Últimas corrientes teóricas en los estudios
de traducción y sus aplicaciones”, celebrado en la Universidad de Salamanca en noviembre de 2000.
2 Marshall Morris (marshallmorris@worldnet.att.net), enseña en el Programa Graduado en Traducción de la
Universidad de Puerto Rico en Río Piedras. Agradezco la traducción de la Profesora Carmen Díaz Zayas, y la revisión de
la Dra. María C. Hernández, del Programa Graduado en Traducción, además de la dispensa académica concedida por el
Comité de Actividades Académicas de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Puerto Rico.
3 Estas ideas se reunieron en una ponencia, “With Translation in Mind”, presentada en el Primer simposio sobre la
traducción: panorama, realidad y perspectiva, en San Juan, Puerto Rico, en 1992, auspiciado por el Programa Graduado en
Traducción de la Universidad de Puerto Rico y la Asociación Profesional de Traductores e Intérpretes de Puerto Rico.